viernes, 23 de noviembre de 2012

La Rosa Del Desierto


 -No es por criticar, pero esos poemas de amor que os bajáis con el móvil para enviárselos a las chicas, son un poco simples y un poco tontorrones, además no son nada originales.

 -Ya, pero a las tías les gusta. Les mandas un mensaje con la poesía y quedas bien.

 -Lo encuentro, no sé, poco personal. Si escribes tú el poema, es mucho mejor. Más auténtico. Mira, en mis tiempos jóvenes escribí y mandé alguno, a ver si lo encuentro. –Revuelvo en unas carpetas, saco una hoja amarillenta y se la doy.-Aquí lo tienes, este mismo…

Lee distraídamente y dice: -Es como antiguo. Si lo mandara yo, quedaría como un rancio. Además hay cosas que no se entienden.

-Justamente: la poesía trata de expresar las cosas que no se entienden, con palabras que no son para ser comprendidas en el sentido habitual, sino en otro nivel.

 -Bah, no te enrolles. A mí no me sale eso de escribir versos y además me parece una cursilada. Y ese tuyo no lo mandaba ni loco. Esas frases me suenan a cuando los dinosaurios dominaban la Tierra.

Aquí concluí el intento de educación sentimental de mi joven colega. Por si queréis darle o quitarle la razón, he decidido colgar el poema en el blog. Ahí va:


LA ROSA DEL DESIERTO

 Advierto en tu mirada clavelinas,
promesas de aguardiente atemperadas,
caracolas sedientas y nimbadas
lunas tibias, cual frutas cristalinas.

 Percibo que respiras bocanadas
de espliego, que en las brisas adivinas;
tres náyades te imitan y combinas
aire, fuego y la paz de las nevadas.

 Con estas y otras prendas te acreditas,
te adornas de amapolas y levitas,
rompes la claraboya y te agigantas,

 transfigurada en rosa del desierto,
alimentas pasión y desconcierto
y un ruiseñor te ronda hasta las tantas.


 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Esos Simpáticos Inmigrantes


Casi se nos ha olvidado, pero hemos sido siempre un país de emigrantes: la vendimia francesa, el “Vente a Alemania, Pepe” con Alfredo Landa y José Sacristán, el exilio de la posguerra, el hacer las Américas, en fin, que hemos dado montones de tumbos por el mundo.

A principios de los noventa, reciente aún el ingreso en la Comunidad Económica Europea, con el “boom” de la construcción y la proliferación de los más variados “pelotazos”, nos convertimos de la noche a la mañana en una especie de ostentosos nuevos ricos, con el adosado, el todo terreno y las vacaciones en Cancún, o eso quisieron hacernos creer, con aquel “España va bien”.

Los ricos somos poco dados a picar y preferimos que lo haga otro y contra menos tengamos que pagarle, mejor, ¿quién no ha oído: “aquí la gente joven no quiere trabajar en esto ni en aquello” o “no encuentras gente para atender esto o lo otro”? Bueno, pues aprovechando lo cerca que está África o lo chunga que estaba la situación en Latinoamérica… ¡Premio! “Vente Paspaña” Gladys, Mohamed, veníos todos los que podáis, que en este país hay trabajo poco cualificado y mal remunerado para todo el que llegue. No habrá control, chicos, no somos esos norteamericanos racistas que tienen un Departamento de Inmigración quisquilloso e insolidario.

Durante quince años o más, todo iba de perlas, llegaron Irina, Dembo y Amaury y se integraron, mal que bien como los nuevos españoles, haciendo la faena que los viejos españoles no queríamos hacer, porque éramos todos arquitectos, psicólogos, diseñadores o artistas y trabajábamos en el “manager consulting” como mínimo. Y bien que mal, así íbamos tirando, con una cariñosa condescendencia, disimulábamos nuestros prejuicios: los menos impresentables sólo los expresábamos de puertas para adentro.

Prejuicios, palabra clave. Siempre ha habido prejuicios contra los inmigrantes, en todas partes. Soy nieto de exiliados españoles de la guerra civil. Mis abuelos eran del bando perdedor doblemente: eran “rojos” y no eran Jorge Semprún. Vivieron en Francia, que tiene fama (merecida) de ser un país de acogida presentable, residieron allí durante más tiempo que los célebres cuarenta años, y les fue bien. Pero sufrieron los prejuicios, la discriminación y la insolidaridad de muchísima gente, al menos hasta que consiguieron competencia en el idioma, estabilidad en el trabajo y veteranía en todos los demás frentes. “Íbamos a las tiendas y, como no sabíamos pedir en francés, nos teníamos que ir sin que nos sirvieran”. Y así.

Pero esto no es Francia, es peor, en más de un sentido: no somos un país rico y no tenemos tanta tolerancia como nos imaginamos.

Respecto a la tolerancia, somos unos recién llegados. Tras 40 años de dictadura, la hemos ejercitado poco y aún no nos sale natural. En Cataluña, que es la parte adelantada de España para todo, lo bueno y lo malo, ya ha surgido algún partido de corte xenófobo, la “Plataforma x Catalunya” empieza a dejar oír su voz en muchos concejos: nos quitan el trabajo, las plazas de los colegios a nuestros hijos, sobrecargan la Sanidad Pública, se llevan todas las subvenciones y estribillos por el estilo.

Tampoco somos un país rico. Esto, desde que se ha desatado la crisis, es una obviedad, pero debió serlo mucho antes. Aquí no fabricamos nada más complejo que la cerámica tradicional, apenas hay grandes firmas industriales, no exportamos tecnología punta, ni nada por el estilo, vamos trampeando el día a día y viviendo del cuento. Sin embargo nos hemos pasado veintitantos años importando pobreza y ahora tenemos toda la que queremos. Respecto a la inmigración, entre la alegría pasada y la actual aspereza, debió de haber algún término medio, algún mecanismo de regulación, que nuestros dirigentes políticos, ahítos de optimismo, olvidaron desarrollar.

Dejémoslo estar, no somos gente juiciosa, sino prejuiciosa. Y pese a que tenemos un grave problema con ese 25% de desempleo, tampoco podemos dejarnos arrastrar por la demagogia más burda. No han sido los inmigrantes los que han gestionado desastrosamente la economía.

Me viene al pelo este vídeo, que emitieron en “La Sexta”, donde unos bienhumorados inmigrantes se apropian de los tópicos y prejuicios más comunes de que son objeto y les dan la vuelta. Por un lado, es descacharrante y por otro, te hace pensar. Aunque no nos podemos fiar de que esto de pensar acabe ocurriendo, porque cuando lo vi en YouTube había comentarios del estilo: “Fíjate cómo se burlan de los españoles”, “nos insultan y encima se ríen de nosotros” y otros del mismo talante. No te lo pierdas. Vivir para ver.
 
 

  

martes, 20 de noviembre de 2012

La Chopera De Monzón En Otoño


El buen tiempo prolonga el otoño en este paisaje. Ha llovido en abundancia y aún no ha hecho frío. La chopera luce sus mejores galas y se llena de paseantes agradecidos, porque aquí donde la veis es un regalo para el amante de una caminata larga y relajada.
 

El pueblo no la ha conquistado aún por entero, pero se afianza como zona de recreo, donde algunos deambulan con sus perros sueltos, otros andan conversando en animados grupos y hay quien se sienta en un recodo donde da el sol.

 
Actualmente su explotación maderera está detenida y queda como singular y extenso parque.

Hay bastantes atletas corriendo por aquí, es casi lo que predomina, y algunos ciclistas. De tarde en tarde, un motorista tan atronador como molesto o un grupo a caballo, con algún jinete que habla por el teléfono móvil. Ocasionalmente el coche de un cazador, un pescador o un buscador de setas. Sospecho que es buen sitio para coger caracoles, hay mucha humedad y hace algunos años la pista de tierra estaba llena de babosas.
 
 
Ya no se oyen las aves que en verano arman una algarabía de mil lenguajes, tan sólo algún cuervo o alguna urraca graznan en la tarde aún apacible. Pronto vendrán las nieblas.



lunes, 19 de noviembre de 2012

La Capilla Sixtina Del Expresionismo Abstracto


Un artista prácticamente desconocido en Occidente es el kazajo Gennady Artayev nacido en 1937 en Kurchatov en la República Socialista Soviética de Kazajstán, su padre fue Nikolai, amigo de juventud de Stalin y deportado por éste a la remota república esteparia al descubrir que intentaba hacerle trampas al ajedrez. El joven Gennady dio, a muy temprana edad, pruebas de unas impresionantes aptitudes plásticas. En una ocasión, habiendo ido de excursión con los pioneros rojos a Moscú, fue capaz, a su vuelta, de dibujar las cúpulas del Kremlin, con tantísima precisión, que se hizo necesario corregir los errores de unas fotografías que adornaban los centros oficiales de su ciudad natal. A los quince años pretendió ingresar en la escuela de Artes de Karaganda, pero el hecho de que su padre fuera un desafecto al régimen, que además había tenido el atrevimiento de ganar el XVII Campeonato de Ajedrez de Kazajstán, se lo impidió (además el padre fue desposeído del título, acusado de hacer trampas con los caballos).

Entre 1950 y 1955 trabaja de chico de los recados en el Centro de Pruebas Nucleares de Semipalatinsk, cercano a su ciudad natal, pero el 12 de agosto de 1953, cuando se produjo un gran cráter con una fuerte contaminación radiactiva, que imposibilitó seguir usando gran parte de la zona, nuestro joven artista, deseando congraciarse con el régimen y creyendo abrazar la causa del Realismo Socialista, pintó su obra “Oda a la Devastación Nuclear II”, que le ocasionó un sinfín de problemas y la prohibición expresa de seguir pintando emanada de la Secretaría General del Partido Comunista de Kazajstán. Además Artayev se estaba quedando sordo debido al estruendo de las bombas atómicas que probaban en Semipalatinsk y solicitó le fuera concedido un audífono, petición que no prosperó en las instancias oficiales. Algunos dicen que estas desgraciadas experiencias fueron el motivo de su adicción al vodka.
Oda A La Devastación Nuclear II

A partir de aquí, nuestro hombre comienza una obra ingente de pintor clandestino, dificultada por la imposibilidad práctica de encontrar y adquirir lienzos y pinturas. Desconectado por completo de las corrientes artísticas de la época, hallamos su pintura seriamente influida por el expresionismo abstracto de artistas como Jackson Pollock (como éste, se dedica al “action painting” y al alcoholismo) y Mark Tobey (como éste, inventa una sutil y complicada caligrafía espiritual). Es sorprendente cómo pudieron influir tanto en su pintura estos y otros maestros a los que ni siquiera conoció jamás.
La Escritura Del Alma
 
De su época de “action painting” es “Huellas”, una obra magna realizada impregnando los neumáticos de una vieja motocicleta de la Segunda Guerra Mundial con pintura, y haciéndola derrapar sobre un lienzo de ocho metros cuadrados, oculto en un cobertizo. Esta obra ha llegado hasta nosotros después de servir de toldo protector a once cosechas de cereales
Huellas
 
En el techo de la habitación de matrimonio de la dacha de su amigo y protector Ilya Kolbin, Artayev pintó entre 1962 y 1963 su fresco de cuatro por tres metros titulado “Oleoducto”, probablemente su obra más conocida. Un visitante californiano que accedió en 1975 a la casa donde se hallaba la pintura, la fotografió, y tuvo ocasión de mostrarla a Mark Tobey quien, poco antes de su muerte, declaró que se trataba de “La Capilla Sixtina Del Expresionismo Abstracto”. A partir de aquí surge un cierto interés entre los expertos por las obras de Artayev, pero éste ya no pinta. Ni siquiera se ha conservado “Oleoducto” en su lugar original. La dacha a orillas del mar Caspio había sido derribada y sustituida por apartamentos sociales para turistas moscovitas.
Oleoducto
 
Artayev, soltero, sin hijos y ya convertido en una ruina humana, sale de su país en 1988, decidido a instalarse en Estados Unidos, dejar el vodka, comprarse un audífono y volver a pintar con la ayuda de algunos admiradores. No consigue ninguno de sus objetivos. Vaga por Nueva York con los sin techo, conoce a su compatriota Borat, y muere allí en 2008, en un portal de la calle Franklin, apaleado por unos jovenzuelos que ni siquiera nos han legado su imagen grabando la paliza con el teléfono móvil. No guardamos ninguna fotografía del genial artista, aunque conservamos el testimonio de un admirador sevillano de Artayev, de que tenía un aire a Felipe González.

En 2010, la universidad de Ohio hizo una exposición retrospectiva, consiguiendo reunir nueve de las doce obras que se conservan, una de ellas un boceto de “Oleoducto”. Tuvo un moderado éxito, pero, hoy por hoy, el interés por este singular artista sigue creciendo entre los amantes de la pintura abstracta.



domingo, 18 de noviembre de 2012

La Derrota Del Pensamiento - Alain Finkielkraut


He tenido la suerte de releer hace unos días este breve libro de filosofía del autor francés Alain Finkielkraut. “La derrota del pensamiento” fue publicado en Francia en 1987. Editorial  Anagrama nos obsequió en 2004 con una versión española y es que, claro, un ensayo filosófico no es un best-seller, aunque, en este caso, se trate de un libro ameno, muy asequible y, sobre todo, muy iluminador de la época que nos ha tocado vivir, a la que el autor denomina como “posmoderna”.

Finkielkraut es, en Francia, un intelectual muy controvertido que, además, aparece en los medios de comunicación diciendo cosas a contracorriente, denunciando “la barbarie del mundo moderno” y mostrando su escepticismo frente al progreso, un poco en la línea de Houellebecq.
 
El librito que comento y que no dudaría en recomendar a cualquier lector mínimamente interesado en las obras de ensayo, plantea la siguiente cuestión: la Revolución Francesa, como culminación del Siglo de las Luces, despierta y trata de dar vida a un nuevo concepto de hombre, en la libertad y el igualitarismo, un ser humano que alcanza su individualidad y su autonomía y se hace sujeto de derechos a través de la cultura, la instrucción y el pensamiento reflexivo. La cultura, el pensamiento y el arte proceden de un tronco común y son universales.

Frente a esta concepción, intelectual y abstracta, los filósofos del nacionalismo romántico alemán, oponen el espíritu de un pueblo (Volkgeist), la pertenencia obligada, desde la infancia a una comunidad que ha modelado totalmente nuestro ser, comenzando por el lenguaje y, más adelante las costumbres, las formas de pensar y los prejuicios, “la verdad de la que somos, pese a nosotros mismos, titulares, es la que descalifica nuestro deseo consciente” de ser individuos libres. A lo largo de los siglos XIX y XX, los antropólogos, sociólogos y demás estudiosos de los colectivos humanos, consagran esta segunda opción: no existe un sujeto humano fuera del marco cultural que lo conforma. Las diferencias culturales hacen que no exista un pensamiento ni un arte universales. Ya no podemos hablar de cultura, en singular, sino de múltiples culturas irreductibles.

Cada cultura genera una concepción del mundo que vale tanto como la de cualquier otra. “Ya no se trata de abrir a los demás a la razón, sino de abrirse uno mismo a la razón de los demás”. ”Nosotros, europeos de la segunda mitad del siglo XX, no somos la civilización sino una cultura especial, una variedad de lo humano fugitiva y perecedera”. Esta noción se ha impuesto ya de modo absoluto en nuestros días, configurando el mundo multicultural y posmoderno en el que nos movemos, donde se han borrado las diferencias de valor y escala, y Shakespeare es lo mismo que un cómic, un tema rock de éxito en la radio es equivalente a una Sinfonía de Mozart, un eslogan publicitario tiene el mismo rango que un poema de Petrarca y un futbolista puede ser genial.

Finkielkraut, algo despechado por el abandono del espíritu humano como un concepto universal, no ahorra sarcasmos:  cuando uno es multicultural y posmoderno, “le gusta poder pasar sin trabas de un restaurante chino a un club antillano, del cuscús a la fabada, del jogging a la religión, o de la literatura al ala delta.” El autor habla de “la industria del ocio, esta creación de la era técnica que reduce a pacotilla las obras del espíritu” y habla de “este triunfo de la memez sobre el pensamiento” que “vacía las cabezas para poder llenar mejor los ojos”. Y remata: “Cuando el odio a la cultura pasa a ser a su vez cultural, la vida guiada por el intelecto pierde toda significación.”

Según Finkielkraut y, en esto, mi experiencia me hace estar totalmente de acuerdo, el primer damnificado por la derrota del pensamiento y la sustitución de la cultura en singular por el conglomerado pluricultural, es la escuela. “La escuela es la última excepción al self-service generalizado. Así pues, el malentendido que separa esta institución de sus usuarios va en aumento: la escuela es moderna, los alumnos son posmodernos; ella tiene por objeto formar los espíritus, ellos le oponen la atención flotante del joven telespectador… Retraducen el objetivo emancipador (de la escuela) en programa arcaico de sujeción y confunden, en un mismo rechazo de la autoridad, la disciplina y la transmisión, el maestro que instruye y el amo que domina.” ”Del tren eléctrico a la informática, de la diversión a la comprensión, el proceso debe realizarse suavemente y, si es posible, sin que se enteren sus propios beneficiarios. Poco importa que la comprensión así desarrollada por el juego con la máquina sea del tipo de la manipulación y no del razonamiento: entre unas técnicas cada vez más avanzadas y un consumo cada vez más variado, la forma de discernimiento que hace falta para pensar el mundo, carece de uso e incluso de palabra para nombrarse, pues la de cultura le ha sido definitivamente confiscada”.

 
Muchos otros temas son breve pero cegadoramente iluminados por el foco de Finkielkraut. La mala conciencia de Europa que ha generado la Filosofía de la Descolonización, el por qué la izquierda ha pasado del internacionalismo proletario al nacionalismo político, el cómo la UNESCO acaba sirviendo para lo contrario de para lo que se creó… Si las grandes cuestiones que subyacen en el pensamiento político actual te suscitan alguna curiosidad, este es tu libro.

jueves, 15 de noviembre de 2012

La Soprano De Otro Mundo


Es música hecha con ordenador, pero no la hace el ordenador. Tengo que decirle al programa (Reason) que quiero un violín, un chelo, una trompeta; que quiero que toque estas notas, esta melodía, estos acordes; de este modo, durante estos compases… Me hace caso, cosa que no haría un instrumentista de verdad, aunque, claro, no pone el mismo sentimiento ni la misma destreza. Luego hay que combinar pistas y las pistas de tipo orquestal son endemoniadamente difíciles de mezclar sin que pierdan definición, nitidez, detalles… Es tan complicado como divertido: sobre todo si encuentras un sonido de cantante alienígena, para rematar el final del tema, con un toque misterioso, como aquella diva interplanetaria que salía en la película “El Quinto Elemento”.

Conecta el ordenador a un buen par de altavoces y ponlos a tope, a ver si contactas en la Tercera Fase.

 

martes, 13 de noviembre de 2012

Un Nuevo Estado Pide Paso En Europa 3

Me gustaría dejar claro, por si alguien todavía lo ignora, que lo dudo, que el tema de la emancipación catalana es, al cien por cien, un tema económico, que se plantea en unos términos muy burdos de la siguiente manera: un pariente rico está harto de que sus allegados le den sablazos y decide establecerse en el extranjero y olvidarse de su familia. Este es el punto de vista que, tarde o temprano hará realidad una Cataluña independiente. El sentir de un “poble” tan autocomplaciente no se ve mermado por la incomprensión del resto del Estado, pero las arcas, sí. A día de hoy, nadie les impide ser lo que son, sentir lo que sienten, hablar lo que hablan y silbar a las banderas e himnos que les desagradan… Pero han de pagar, como todos, la cuota de una comunidad de vecinos a la que no quieren pertenecer y han decidido mudarse a un chalet.
Curioso razonamiento el de nuestros forzados compatriotas, que viven en un fragmento territorial con una renta media más alta que el resto y que no se preguntan de dónde ha salido esa renta, qué trabajadores la engendraron y qué privilegios la incrementaron. Los ricos son, hasta donde yo sé, poco dados a compartir y, en un Estado moderno, hay que tirar de las herramientas fiscales para redistribuir la renta. En ese Estado, el sujeto fiscal, o sea el pagano, es la persona, física o jurídica, que tributa en función de lo que ingresa. No tributan los pueblos: no se exige un impuesto más elevado por ser catalán, sino por tener mayores ingresos. Un colectivo que tiene ingresos más elevados que la media, pongamos por caso, los dentistas, siguiendo el ejemplo catalán, podrían pedir un pacto fiscal y, de serles denegado, un estado propio: Endodoncia.
En cuanto a la citada redistribución de los ingresos fiscales, es decir a en qué se gasta el dinero de la comunidad, nuestros vecinos se sienten estafados: será que su trozo de escalera está más sucio y peor iluminado. Lo han repetido tantas veces que allí todos lo asumen así, pero creedme yo estuve casi diez años trabajando en Cataluña y no me apercibí de que las carreteras fueran peores, las escuelas más ruinosas, los hospitales más desastrados y, concretando, hay pocas ciudades en España que brillen con un nivel de inversión pública semejante al de Barcelona. Por cierto, para los de mi gremio, la emancipación se produjo hace más de 20 años: si ya no podemos ir a trabajar allí, el hecho de la independencia política es irrelevante.
Un amigo catalán me decía este verano: “Bueno, si Cataluña se independiza, lo que queda de España será una cosa así, como Rumanía.” “Ya es como Rumanía”, le tranquilicé, guardándome, perversamente, que una Cataluña independiente no será como Holanda, como ellos creen, sino, con un poco de suerte, como Moldavia. Me refiero a que los perjuicios se repartirán de forma inexorable y equitativa. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que el impacto económico negativo será importante, tanto en España como en Cataluña. Yo lo veo así: ¿cuántas marcas empresariales, de prestigio e implantación internacional, puedo decir de Holanda, Francia, Italia, Suiza o Alemania? Unas cuantas de cada sitio, desde maquinaria industrial, coches, pasando por relojes, hasta chocolatinas. Ahora preguntémosles a ellos, cuántas marcas de productos catalanes, españoles o kosovares conocen. Por favor, seamos serios, el peso económico de España en Europa es irrelevante, el de Cataluña sería inexistente. El señor Mas, que a mí se me figura como el rey del cuento “L’espardenyeta”, puede ir por ahí diciendo que una Catalunya independiente vencerá al cáncer y al fracaso escolar, doblará la esperanza de vida y las pensiones de sus ciudadanos y poblará sus costas de yates hasta que no quepan en el Mediterráneo sostenible. Pero, o él sabe que miente y, por tanto, es un mal sujeto; o no sabe que miente y entonces debería trocar la barretina de su tocado por un embudo. Bruselas ya ha dicho que el ingreso en la “Comunidad del Eurillo” no será automático para Cataluña, por lo tanto su mercado interior se va a contraer de 47 millones de consumidores, a tan sólo siete millones. Su liga no será tan competitiva (en el doble sentido). No es que vaya a haber un boicot a los productos catalanes, es que tras la independencia, carecerán de las parcelas de mercado donde sus opciones eran ventajosas o preferentes, como hasta ahora. Todos seremos más pobres (aún), pero desde su punto de vista, sarna con gusto no pica.
El tema se me antoja muy similar al de la Liga Norte italiana, o a la extrema derecha finlandesa: “somos más ricos, más cultos y olemos mejor que los del sur, así que no tenemos por qué soportar su presencia ni, mucho menos aún, mantenerlos”. Un punto que a mí me ha sorprendido siempre una barbaridad es, cómo este razonamiento burgués y ultraconservador, en España ha sido santificado y asumido por la izquierda, que ha tratado siempre a los nacionalismos periféricos, como si fueran los depositarios del Antiguo Testamento, de Marx y Lenin, y del Nuevo Testamento, de la solidaridad antisistema y ecosostenible. No podemos tener aquí un debate entre centralización y descentralización política, económica y administrativa. Centralización es, debido al anterior régimen, una palabra tabú, está totalmente deslegitimada. . . La izquierda mayoritaria habla de un federalismo asimétrico, con reparación histórica del fusilamiento de Lluis Companys, que nadie parece comprender ni apreciar y yo, para desenrarecer, acabaré poniendo un vídeo de la campaña política de un partido que no se va a comer nada, pero que ha hecho un sketch, sainete en español, muy gracioso, basado en “La vida de Brian”, película esta de visión imprescindible antes de ir a votar el próximo 25 de noviembre (fun, fun, fun, o sea que es muy divertida).