lunes, 3 de febrero de 2020

El Lector Que Ignoraba a Pearl S. Buck

Cuando yo era jovencito, los libros de Pearl S. Buck atestaban los expositores de la librería Abad, en la calle mayor de mi pueblo. El viejo librero era un hombre bastante cascarrabias y eso que ETA (que aún no era el sostén de gobiernos de progreso) aún no había asesinado a su hijo... Los libros del expositor eran de la colección Reno, o de la editorial Plaza y Janés, yo qué sé, el caso es que ni me los miraba, sumido en la concepción de que eran libros de chicas, o de chinos, cosas ambas igualmente incomprensibles. 

Más tarde me hice un joven progre y, me avergüenza confesarlo, teñido de la ubicua ideología marxista que impregnó, como un efluvio mefítico a toda la juventud antifranquista de los años 70. En semejante contexto, los libros de Pearl S. Buck representaban el escapismo pequeñoburgués y el exotismo insultante con que era descrito el auténtico pueblo chino. De nada servía que a la autora le hubieran dado el premio Nobel de Literatura: sus novelas eran evasión sensiblera de la peor especie ¡y la juzgaba sin haberla leído! Ah, el poder de las consignas. 

Un amigo lector me ayudó, con su mesurado consejo a eliminar esta carencia, esta mutilación autoinfligida del gusto. "Empieza por La Madre o por Viento del Este, Viento del Oeste", me aconsejó. Hace unos días empecé con ésta segunda y la sorpresa, como no podía ser menos, fue muy grata. 

Es uno de estos libros en los que no miras por qué página vas, salvo por el temor de que se acabe demasiado pronto. Lo que primero me asaltó fue la sensación de que está escrito con una enorme sagacidad psicológica: yo no soy una mujer y menos china y con los pies vendados, no estoy educada en tradiciones milenarias de sumisión y, sin embargo, durante un buen rato fui eso mismo. ¿Cómo me puedo identificar con semejante protagonista? ¿Qué inaudita perspicacia utiliza la escritora para manipularme? 

 Despaché la lectura en dos sentadas y comencé con "La madre", una historia desdichada y lacrimógena... Si no fuera por la entereza de la protagonista; además, con la historia de la pobre gente sin poder y sin patrimonio, me resulta fácil identificarme y me consuela que sus sufrimientos sean siempre peores que los que yo he padecido. 

Ahora estoy acabando "Las tres hijas de madame Liang y, bueno, ha hecho su aparición la política, la revolución y la complejidad de un mundo que llegaré a atisbar un poco cuando me haya leído unos quince títulos más. Dame tiempo.

viernes, 31 de enero de 2020

Cartas Desde Mi Celda 1

Estimado Himphame: 

He leído con disgusto las entradas donde pones en duda la insoportable opresión que sufre mi pueblo, de la que creo que hasta te chuflas un poco. 

 Los que, como tú y toda tu ralea mesetaria, sois descendientes directos de los sanguinarios jerarcas franquistas que mandaban aquellos tabores de regulares, sois responsables de violar milicianas, asesinar sindicalistas, condenar al hambre y a la tiña a la chiquillería, fusilar y sepultar en zanjas al campesinado y cientos de otros desmanes incalificables contra nuestra lengua, nuestra cultura y nuestro modo de estar presentes entre las naciones más avanzadas e indómitas.

Crímenes estos imprescriptibles, de los que ni nuestros mejores priores os podrían jamás exonerar, aunque os arrepintierais de ellos con la encomiable plenitud de que han hecho gala, en los últimos tiempos, una pléyade de etarras, esos que están diciendo que “tal vez nos pasamos un pelín en la socialización del sufrimiento, aunque el sacrificio valió la pena". 

He ido a ver al presidente del gobierno de tu abominable estado, que es un buen chico, del cual me enternece contemplar la veneración con que succiona mi bálano. Como hablo muy bien la lengua de las bestias, con una articulación lenta y reiterativa, apta para la comprensión por vacuos de su talla, le he notificado que no pararemos, no ya hasta ser independientes, sino de todo punto indeterminados. 

Y le he participado nuestro dialogante anhelo de alcanzar a ver que, en la vecina autocracia donde le hemos prestado la batuta, los hijos de los fachas tengan que irse a trabajar a Rumanía, los fachas propiamente dichos se aguanten sin las pensiones que nuestra riqueza y laboriosidad propician, y el resto de sus habitantes, ayunos de una dirección política que los coordine, encaje e ilusione, sean presa fácil de los otomanos o de cualquier otro infortunio despótico. Pues les enseñará a percatarse del horror que para nosotros han supuesto las horcas caudinas castellanas de las que vamos a desprendernos a la voz de ¡ya! 

Paz y democracia, hermano, pero cesa en tus intoxicaciones etílicas y políticas.

                 Uriel Proxeneta i Romaní 

PD. Te mando los enlaces de las entradas que me han parecido más ofensivas e inadmisibles para esta nueva etapa de diálogo que hemos iniciado:

https://entusiasco.blogspot.com/2012/10/un-nuevo-estado-pide-paso-en-europa-1.html

https://entusiasco.blogspot.com/2012/10/un-nuevo-estado-pide-paso-en-europa-2.html

https://entusiasco.blogspot.com/2012/11/un-nuevo-estado-pide-paso-en-europa-3.html

lunes, 13 de enero de 2020

La Mayoría Te Guía En Tu Día A Día

Entre las costumbres inexplicables de mi familia, hay una que data de hace más de 30 años y que consiste en que, los domingos por la mañana después de desayunar, uno de nosotros se echa a la calle, va hasta el quiosco y adquiere la edición del domingo del diario EL PAÍS. Yo, como ya no puedo leer más allá de la letra gorda, echo un vistazo a los titulares y me ahorro el resto, lo que, a la vista de los mismos, no deja de ser una fortuita e inmerecida fortuna. 

El de este domingo me obsequia con la siguiente patada a mis neuronas: “La mayoría cuestiona la cohesión del Gobierno pero apoya sus planes”, titular aderezado a continuación con estas tres perlas: “Más del 60% es favorable a la eutanasia y a subir los impuestos a los más ricos”. “La mesa para el conflicto catalán es bien vista por el 45% y rechazada por el 32%”. “Más de la mitad considera que el Ejecutivo será breve y nace dividido”. La redacción de estos encabezamientos me deja tan desconcertado que tiro el periódico sobre la mesa de la cocina y lo olvido hasta esta mañana, en que me pregunto qué clase de público pastorean estos redactores, sin duda mal pagados, pues si cobraran un salario digno, tratarían de poner un átomo de inteligencia en las cuatro muestras de vacuidad informativa por ellos brindadas. 

En la primera destella con luz propia el sujeto: “la mayoría”, ¿la mayoría de los pacientes del frenopático? ¿la mayoría de los fans de Rosalía? Se sobreentiende que es la mayoría de una muestra de ciudadanos encuestados por encargo del diario, pero estos sujetos abstractos y categóricos son especialidad de EL PAÍS, que lo mismo podía haber empezado con “España cuestiona...” “La ciudadanía cuestiona...” o cualquier sandez por el estilo. Sin olvidar que los encuestados pertenecen, al parecer, a la minoría que conoce los planes del Gobierno neonato. 

Me pregunto también si el 60% favorable a la eutanasia y a subir los impuestos a los más ricos van en el mismo pack, es decir, si son o no las mismas personas, lo cual podría llevarles a simplificar y pedir la eutanasia de los más ricos. 

El 45% que ven bien la mesa para el conflicto catalán, ya es la hostia: no me queda claro si los que la ven mal están cegatos como un servidor o es que preferirían, en lugar de una mesa, una otomana, o un bidet. 

Por último, los encuestados se ponen en contacto con Rappel y auguran corta vida al Gobierno socialcomunista, porque breve en otro sentido no puede ser con dos docenas de ministros. 

En fin, si esto refleja nuestra época, como los Anales de Tácito reflejaron la suya, me temo que seguiremos sufriendo tácitamente los entrecomillados enemas de la prensa gubernativa.

jueves, 9 de enero de 2020

El Día Más Feliz De Mi Vida

Acabo de leer que en nuestras sociedades hiperencuestadas, por distintos motivos, las personas viejas se sienten más felices que las personas jóvenes. 

En lo que concierne a mi caso particular esto es palmariamente cierto, tanto si me comparo con algunos jóvenes que conozco, como si me comparo conmigo mismo cuando era un quinceañero muy desdichado. Y en mi caso particular, no deja de tener cierto mérito, habida cuenta de que me hallo medio ciego, medio viejo y medio inepto para casi cualquier desempeño. 

Me recuerdo hace cincuenta años en Francia, en casa de mis abuelos paternos. Pese a que me querían bien, pese a que era Navidad y pese a que había ostras para cenar, lo cual era un lujo asiático para los estándares de vida que llevábamos en la subdesarrollada España, nada de esto me servía de consuelo en aquél momento y estaba, huido de la celebración familiar, a solas en un dormitorio de la planta superior, reconcomido de aflicción y llorando como una sabandija, sin más motivo que una oleada de autocompasión de dimensiones siderales (¿u hormonales?) 

Recuerdo que todo en mi vida se me presentaba en contra: mis preocupados parientes no me comprendían, el defecto visual, ya entonces muy acusado, era de los que acarreaban unas gafas "de culo de vaso", los dientes se me habían desarrollado cariados e irregulares, el pelo me crecía lacio y grasiento, todo lo cual me hacía inepto para ostentar atractivo de cara a las chicas que, para más inri, en aquella época me gustaban prácticamente todas. 

En fin, un puto desgraciado adolescente de corte clásico, que hoy recuerdo con lástima y ternura, pobrecillo, aún no sabía en realidad lo putas que las iba a pasar. 

Ni tampoco que iba a sobrevivir el jodido y que a los 66 años, tras una sosegada jornada dedicada a los placeres de la literatura, de la música, de la soledad aceptada y de otras contemplatividades de carácter quizá poco significativo, le diría a su mujer al acostarse, sin más motivo aparente que la alcanzada simpleza de espíritu: "hoy ha vuelto a ser el día más feliz de mi vida".

martes, 7 de enero de 2020

Hosanna En El Hemiciclo

Socialismo es libertad: 
Ávidas huestes agrestes 
Nunca dejan de echar pestes 
Contra esta llana verdad. 
Hermanados en su rabia 
Ensayan su acometida 
Zarrapastrosa y sin vida, 
Mintiendo tercos y en Babia. 
Adorna a España en gran racha,
Mezcla de esperanza y gloria, 
Óbolo de la victoria, 
Nuevo Gobierno sin tacha.

domingo, 5 de enero de 2020

Zoología Recreativa I

El ecozoólogo Filamberto Cocciambre, en su investigación sobre las plataformas litorales del Atlántico Occidental, taxonomiza y describe al almejaruco (merops tapester); este singular pájaro submarino representa una adaptación especialmente anómala al medio acuático. 

El almejaruco sobrevuela, planeando elegantemente, los fondos marinos donde habitan las veloces almejas que le sirven de alimento, y decimos veloces, no por que se desplacen con efectiva locomoción huyendo de esta voraz ave, sino porque ante la amenaza del depredador infatigable cierran las valvas en una fracción de segundo, burlando el apetito de nuestro pájaro que, incluso, corre el peligro de quedar atrapado sin remisión entre ellas, con lo cual le aguardaría un espantoso final. 

Para el almejaruco, lo más seguro es esperar el acoplamiento de dos de estas almejas sexualmente insaciables; así, espiará con paciencia sus complejas danzas nupciales, atento al delirio y al hervor de la cópula misma, en la cual los nervios de ambos partícipes se estremecen al unísono, permitiendo al astuto pájaro comérselas de dos en dos. 

El profesor Cocciambre se pregunta cómo una criatura con plumas ha sido capaz de adaptarse al medio acuático marino y la clave de la respuesta está en los frecuentes vertidos de chapapote procedentes de los gigantescos petroleros averiados, crujidos y descascarillados en todas las alturas del mar a estas alturas. El chapapote provee de una sólida capa de impermeabilidad al plumaje del almejaruco, lo lubrica y protege del frío. De otro modo, su presencia en el mar sería incongruente, incluso la inmersión de las gaviotas y los pelícanos es relativamente breve, si los comparamos con un pájaro que solo sale del agua brevísimos aunque muy frecuentes periodos, para respirar, broncearse el pico y las patas y defecar sobre los turistas. 

 Incluso el apareamiento de los almejarucos se produce debajo del agua. La hembra pone de tres a diecinueve huevos que incuba, defendiéndolos con audacia del frío y de los tiburones, durante once semanas, mientras el macho le lleva almejas, berberechos, zamburiñas y navajas. 

Para proveer al apetito suplementario de la hembra y su prole, el macho puede llegar a verse obligado a robar raciones de los chiringuitos de la playa.

viernes, 3 de enero de 2020

Al Fin Llegó El Día Soñado

Mi amigo Olegario me ha prometido que mañana, a partir de las nueve, va a aprovechar la disponibilidad que le otorga su jubilación para estar pegado al televisor durante varias horas, absorbiendo la tan postergada oportunidad histórica de que este país, por fin, vaya a echarse a andar como Lázaro, en manos de un gobierno progresista, feminista, ecologista y reconocedor de la pluralidad armoniosa y enriquecedora de sus tierras y de sus gentes.

De este modo se pondrá fin, como muy tarde el martes, al larguísimo periodo godofascista que culminó en el abyecto régimen de Rajoy y su corrupta camarilla que hicieron a los ricos más ricos, a los pobres más pobres, a los parados más parados, a los violadores más violadores, a los diésel más contaminantes y a todos y todas más infelices e infelizas. 

Bajo la férula de la respetada y ecuánime Meritxell Batet, se abrirá la sesión parlamentaria en la que se consagrará el giro copernicano de nuestro estéril régimen anterior, hacia unas formas más democráticas, más abiertas, más plurales, más empáticas y más saneadas que las que venían imperando hasta la fecha. 

Mi amigo Olegario espera arrobado el discurso programático de Sánchez que, como sabemos, su acrisolada decencia y honradez le llevaron a decir aquella frase histórica de “yo no voy a ser Presidente a cualquier precio.” Yo le comento a Olegario, si esto no querría decir que tiene planeado subirse el sueldo para, de este modo, compensar sus venideros insomnios en la Moncloa, pero él me contesta que yo soy un malpensado y me promete regalarme una copia manuscrita que ha hecho del “Manual de Resistencia”, con la ilusión de aprenderlo de memoria y recitarlo a sus nietos. Le he dicho que prefiero leer ciencia ficción, pero insiste. 

Bueno, él confía en que algunos de los partidos más responsabilizados con mejorar el futuro de nuestra sociedad, como ERC, Bildu, PNV, Más País y otros de signo progresista, se solidaricen con el magno proyecto renovador y socialista de este admirado prohombre. 

Sin olvidar que Olegario confía ciegamente en que le van a subir la pensión. Yo le sigo la corriente y añado que, hasta es posible que a Greta Thunberg se le pase un rato el cabreo. “Hombre, ahí te has pasao,” me contesta, “tampoco es verosímil que un país como España vaya a arreglar el planeta.”