martes, 30 de enero de 2018

Arte Efímero

Este tramo del invierno, en el que el frío no está apretando, nos provee de mañanas variadas (niebla, lluvia, sol...) no del todo desagradables. Las aprovecho para pasear un par de horas con otro jubilado que en su vida laboral fue pintor, de los llamados entonces "de brocha gorda"; de aquel desempeño le ha quedado una afición hacia los grafitis no exenta de cierta ambivalencia: tachando los más de vandálicas guarradas, mientras otros le producen admiración y arrobamiento y me lleva, de propio, a verlos.


No sé si he dicho alguna vez que la localidad por donde deambulan nuestros vacilantes pasos, Monzón, no es ni un pueblo ni una ciudad: es como un suburbio de una capital grande, solo que no hay ninguna al lado; el descuido desmañado del reducido centro y el pasado industrial, consiguen este efecto como de barrio periférico de una gran ciudad inexistente.



Cualquiera de mis paisanos (que, por fortuna, no me van a leer) pensaría que esto es un agravio o una desconsideración a la población que me ha acogido para los restos. Todo lo contrario, es la particularidad que me resulta más atractiva y confortable, la influencia de la "gente bien" y de "los de aquí de toda la vida" es menos sofocante que en otros lugares que he conocido y permite una vida urbana y anónima en un núcleo de tamaño manejable.



Bueno, pues como decía, fuimos a instancia de mi colega pintor a ver los muros donde los grafiteros se han explayado, según él, con gracia y acierto, e hice estas fotos como testimonio de pleitesía a un arte tan efímero que, apenas acaba el artista del aerosol de concluir su obra, ya viene otro a garabatear encima, ¿cooperación o destrozo? Ni idea, nunca he entendido ni gota del ángel fugaz de estos intrincados trabajos murales: llaman mi atención, pero no comprendo sus motivaciones, mensajes si los hay, o códigos estéticos. Qué le voy a hacer: es un asunto generacional, los aerosoles en mis tiempos se empleaban para otro tipo de pintura en los muros urbanos: "12 de Noviembre, Contra el Ajuste Laboral, Huelga General" (la frase es auténtica, yo la escribí la tapia de un solar en 1976, qué tiempos).



Vale, por eso comparto hoy estas fotos, a ver si un entendido en grafitis sabe tasarlos y vienen, no será la primera vez, a arrancarlos y llevárselos a un museo.







miércoles, 24 de enero de 2018

Sepa Si Es Usted Amorfo O Apático

No pinta nada mal la posibilidad de clasificar a las personas, por sus rasgos de personalidad o carácter, en unos pocos tipos, cuyo conocimiento nos hiciera al prójimo más previsible, más manejable o, bueno, nos diera una herramienta de conocimiento y de poder sobre los demás, herramienta que facilitaría el cumplimiento de nuestros propósitos, tanto los más aviesos como los más bienintencionados.

Me apasionaba en otro tiempo con los manuales de Grafología, Astrología y otras peripecias de la pretensión de conocer el carácter o la personalidad de alguien, tan sólo viendo un texto de su puño y letra, o sabiendo el día y la hora en que su madre lo arrojó a este mundo traidor (donde nada es verdad ni es mentira y todo es según el color del cristal con que se mira).


Claro, el chiste está en que si conocemos o nos relacionamos con un par de centenares de personas, resulta muy desorientadora una tipología con doscientas personalidades diversas, que es lo que nos ofrece el mundo real, donde aunque todos somos muy parecidos, todos somos muy distintos.



Reducir semejante tropel a unos cuantos tipos básicos es lo que los psicólogos han intentado desde que los conozco y, de un manual de Psicología General que estudiaba de joven, procede este peculiar delirio, avalado por una escuela francesa de esta clase de cotilleos, iniciada por un tal Heymans.


Debo confesar que soy muy aficionado a las lucubraciones de todo tipo de charlatanes, cuando de niño iba a las ferias, se me caía la baba ante el rollo de cualquier vendedor de linternas, grageas curativas, paraguas o crecepelo, por lo tanto, la promesa de conocerme a mí mismo y a mis semejantes, con un patrón sencillo que da lugar a una tipología con tan sólo ocho caracteres principales, es muy atractiva (el popular horóscopo tiene doce).



Dicen los referidos psicólogos franceses que los rasgos esenciales del carácter son sólamente tres:


1. La emotividad: será emotivo aquél en el que los acontecimientos externos desaten reacciones emocionales intensas y será no emotivo aquel en el que la repercusión emocional de lo que le acontece sea más débil o controlable. No consigues un ascenso que esperabas, si eres emotivo, te hundes en la depresión, te emborrachas, no pegas ojo o rompes objetos de cerámica, si no lo eres, piensas, ellos se lo pierden, que les den... Un dueño poco escrupuloso le da una patada a su perrito porque se ha puesto muy pesado: al emotivo el espectáculo del maltrato le parte el corazón y su día se echa a perder, el no emotivo piensa "bah, no es mío".



2. La actividad: será activo el que reaccione ante los deseos y frustraciones poniéndose en marcha y no activo quien confía en que el destino está de su lado (o en su contra) y todo se resolverá esperando a ver qué pasa. Una persona activa trata, eso, de actuar para definir y alcanzar sus propósitos, mientras la persona no activa piensa que su esfuerzo es inútil y vale más combatir el aburrimiento en el sofá, viendo la tele, que hacer réplicas con palillos de la torre Eiffel (no olvidemos que los teóricos de este asunto son franceses).



3. La resonancia o repercusión, según la cual será primaria la persona de reacciones inmediatas, intuitivas y rápidas, la que responde a bote pronto y en el presente y secundaria aquélla que tiende a reaccionar de modo sosegado, reflexivo y más lento, con mayor peso de la experiencia pasada y las consecuencias futuras. Si a un tipo primario le cae una colleja, protestará de viva voz y tratará de devolverla en el acto, con lo que se quedará tan ancho; uno secundario puede encajarla sin reaccionar en apariencia y urdir una rencorosa venganza, durante semanas o meses, hasta que consiga arruinar la vida de su agresor.



Estas tres características dan 2x2x2 = 8 tipos psicológicos distintos, según las vayamos combinando de todos los modos posibles:


Emotivo. Activo. Primario = Colérico.
Emotivo. Activo. Secundario = Apasionado.
Emotivo. No Activo. Primario = Nervioso.
Emotivo. No Activo. Secundario = Sentimental.
No Emotivo. Activo. Primario = Sanguíneo.
No Emotivo. Activo. Secundario = Flemático.
No Emotivo. No Activo. Primario = Amorfo.
No Emotivo. No Activo. Secundario = Apático.



Mas allá de que los ilustres galos que parieron la idea se extiendan lo suyo con la explicación de los caracteres, y lo hacen, Napoleón y Miguel Ángel eran apasionados, la mayoría de los artistas son nerviosos, los buenos comerciantes y hombres de negocios suelen ser sanguíneos, Hitler era colérico y cientos de páginas por el estilo, yo, a esto, le doy un valor sólo ligeramente por encima del del horóscopo, para mí decir que alguien es sentimental, significa y me revela poco más que decir que es Piscis.



Por otra parte están la variabilidad y los estados intermedios. Te invito a que pienses que cada rasgo puro ocupa un eje de un sistema de coordenadas XYZ, en el que el grado de emotividad, actividad y resonancia te situarían en un punto en el espacio, siendo el problema real (y muy gordo) establecer una escala o medida de las tres variables. Por ejemplo, emotividad: una persona puede responder de modo muy emocional a un estímulo y quedarse tranquilamente sentada en su terraza ante otro de muy similar carga emotiva. Y en ese mismo sujeto habrá variaciones, según el día, la ocasión, el humor y otros mil imponderables.



Además, a mí el asunto me acaba pareciendo más una tipología moral que una tipología psicológica: emotivo es lo contrario de insensible y activo lo contrario de vago, el primario es más tarambana y el secundario tiene la capacidad de pensárselo mejor... Por no hablar de la nula aplicación del patrón en el ámbito educativo o de recursos humanos: oiga, ¿por qué ha suspendido mi hijo? Es que es un poco amorfo. ¿Y por qué no me han dado el trabajo? Es que hemos detectado que es usted un tipo apático... Pues no se hable más, oiga.




martes, 16 de enero de 2018

La Televisión. Láminas De Rayos Catódicos

Hace cinco años, yo era un bloguero novato y lleno de entusiasco que, cada dos o tres días, encontraba un pretexto para hacer una apasionada deposición en la red internáutica, con la infundada esperanza de encontrar algún alma gemela despistada que me leyera, me comentara, me diera ánimos o, yo qué sé que cojones esperaba, pero la cruda realidad se impuso y, ahora, casi me alegro de no poder asumir esta tarea.

Cuando publicaba a ese ritmo disparatado departiendo, sobre todo conmigo mismo, de todo lo humano y lo divino, siempre desde un enfoque superficial muy riguroso, me encontraba a menudo sin ideas para una nueva entrada, no como ahora, que me encuentro sin ideas a secas. Uno de mis lectores habituales de entonces, el bajito, no, el otro, me decía:


-Se nota cuando no se te ocurre nada, entonces vas y publicas una entrada de láminas.


Pues así, es amigos, hoy copio de mi entrañable enciclopedia dos láminas, encaminadas a explicar al profano los entresijos técnicos de la televisión. De la televisión de hace medio siglo.


La televisión molaba más cuando era en blanco y negro y había dos cadenas: entonces todos nos tragábamos buena parte de la programación de la 1. Y algunos excéntricos veían la segunda cadena, que entonces se llamaba el UHF, que me cocinen los demonios del infierno si supe nunca el significado de esas siglas. Mientras vivió el Caudillo de los Ejércitos de la Guerra de Liberación Nacional no permitió que hubiera más oferta, en lo que hoy me parece uno de los pocos rasgos acertados de su siniestra férula: como todos veíamos la misma programación, al día siguiente habia tema de conversación en el trabajo, en el instituto, en el vecindario, o donde fuera la tertulia:


-¿Visteis ayer "Misión Imposible"? ¿Cuando rescatan a la chica? Yo pensé que esta vez no iban a poder escapar.


-Pedazo de zoquete, si sabes que va a acabar bien, sabes que, por supuesto se van a escapar; esta semana, la que viene y todas, ¿no ves que los malos son tan tontos que barren las escaleras hacia arriba?


Qué tiempos aquellos en los que los malos eran tontos, Locomotoro te hacía reir todas las tardes, el hombre de los pájaros sabía todas las respuestas y los Thunderbirds se escogían siempre con buen criterio, para la misión propuesta en cada episodio.



Todos, menos cuatro "progres" ceñudos y contraculturales que la llamaban "la caja tonta", nos nutríamos de la televisión, era nuestra ventana al mundo y, cuando fue en color, ya fue el acabose, el Aleph, la moderna revelación de los  mundos de Yupi... En aquella edad de la inocencia, todavía no se estilaba la palabra telebasura.


Recuerdo la primera vez que vi la televisión en color, cuyo fundamento técnico explican mis obsoletas láminas. Fue en Francia, donde estaban exiliados mis abuelos paternos y donde nos llevaban una ventaja de diez años en lo tecnológico y doscientos en lo demás: me quedé estupefacto, qué bonitos y limpios eran los colores, aquello era el invento del siglo.


Pero ya estamos en otro siglo y la televisión sólo la vemos los viejos y no todos. Confieso con toda sinceridad que, desde que me tomé las uvas en Nochevieja y vi el revival entre setentero y ochentero de la 2, no he vuelto a ver ningún programa más. Si entraran unos cacos en casa y se llevaran el aparato, no me daría cuenta por lo menos hasta el primer partido de Champions que den en abierto...



No puedo terminar sin mencionar que, algunos jóvenes, no saben o no recuerdan que un televisor era antes una caja culona, con un tubo combado donde unos revoltosos electrones hacían de las suyas rebotando tras la pantalla y formando, mediante luminosos destellos, el egregio rostro de don Alejandro Rodríguez de Valcárcel, olvidado Presidente de las Cortes Españolas. Ah, y el trasto en cuestión, costaba el sueldo de cuatro meses, había que comprarlo a plazos.

viernes, 12 de enero de 2018

Progreso: 10 Razones Para Mirar El Futuro Con Optimismo - Johan Norberg

“Escribir un libro con un mensaje positivo sobre el mundo supone predicar algo distinto a lo que la mayoría quisiera escuchar.”

Estas palabras son de Johan Norberg (n. 1973), un joven, animoso y  polémico escritor sueco, ensayista del que yo ignoraba absolutamente todo.


Y adquirí y leí este libro por varios motivos: la recomendación del suplemento “El Cultural” (del diario “El Mundo”), que suelo hojear los viernes y rara vez me defrauda; mi incurable afición a los ensayos divulgativos, con la que siempre aspiro a paliar mis lagunas formativas sin, loado sea dios, acabar de conseguirlo nunca, y los razonables precios de los libros en formato ebook (que pienso que aún podrían reducirse pues, ¿donde están los costes de producción?) por no hablar de la fácil y rápida disponibilidad de los títulos, además ahora casi todo se publica también en este formato, el único que puedo leer ya, pues me permite poner el tipo de letra del tamaño de una cucaracha y así, pese a mi defectuosa visión, aún me es permitida la lectura.



Johan Norberg

El caso es que el libro me ha sorprendido por su coherencia, su sencillez, su anunciado optimismo y, sobre todo, su preciso y sorprendente cierre, con un Epílogo que me ha parecido de una extrema perspicacia. Tengo que decir que no me fío en exceso de las proposiciones neoliberales en economía y política, pero sinceramente a este libro no he sido capaz de verle el truco: lejos de las insinceras y manidas perspectivas y consideraciones de los neocon y los neocom, aquí me parece que se hace un ejercicio de interpretación de lo social en el mundo globalizado, optimista sí, pero mucho más honesta de la que acostumbro a encontrar por ahí en gacetilleros tendenciosos, activistas de escenario, mercaderes del miedo y cenizos profesionales.


Recuerdo que se trata de un ensayo sencillito, nada denso, muy bien documentado a nivel de estadísticas, gráficos y notas y, que en el cada vez más improbable supuesto de que creas en una realidad objetiva, sobre la que es posible alcanzar algún grado de conocimientos contrastables, no te va a dejar del todo indiferente, siempre y cuando te atraiga la temática del estado de las necesidades más comunes en el mundo en el que vives.



Portada español

El libro se estructura en 10 capítulos no demasiado extensos, consagrados cada uno de ellos a un tema clave en las preocupaciones de la sociedad actual (¡y pretérita!): 1.Alimentación, 2.Saneamiento, 3.Esperanza de vida, 4.Pobreza, 5.Violencia, 6.Medio Ambiente, 7.Alfabetización, 8.Libertad, 9.Igualdad y 10.La próxima generación, seguidos de un brillante y lúcido epílogo que me ha parecido lo mejor del ensayo.


Todos los capítulos tienen una tesis similar: estamos mejor que hace 20 años, mucho mejor que hace 50 e incomparablemente mejor que hace 200, en todos los indicadores relevantes para la especie humana y considerando el mundo en su conjunto. Abunda en consideraciones históricas, investigaciones de carácter empírico y datos pertinentes y termina cada tema desgranando los logros de la situación actual, los problemas pendientes y los peligros de reversibilidad del progreso alcanzado hasta la fecha. Establece una y otra vez que los mayores tesoros son el conocimiento y la cooperación, y masajea tus neuronas con buenas noticias, sin parecer nunca empalagoso. Mejor que un libro de autoayuda.



Portada inglés

Sorprendente y hasta chocante, con los cánones culturales en vigor, es su punto de vista, rabiosamente liberal en lo político y en lo económico, con una consideración muy positiva de la globalización, enamorado de la innovación y del progreso tecnológico y carente de tentaciones visibles de dogmatismo salvamentista.


Como para muestra basta un botón, te pongo un fragmento que me ha parecido muy conmovedor, acerca de dos investigadores sociales que visitaron la India en dos ocasiones, separadas por un lapso de veinte años:


 “Cuando visitaron la localidad de Sajani por primera vez, Berg y Karlsson conocieron a Sattos, una niña de doce años que trabajaba largas horas en el hogar y en el campo cuidando animales. Por aquel entonces tomaron una foto de sus manos, ya arrugadas y gastadas, prematuramente envejecidas por años de trabajo duro. Cuando Berg y Karlsson regresaron a visitar a la siguiente generación, tomaron una fotografía de las manos de su hija de trece años, Seema. Ambas tenían prácticamente la misma edad cuando fueron inmortalizadas, pero sus manos no podían ser más distintas. Las de Seema eran suaves y juveniles, como correspondía con la historia de una niña que sí pudo estudiar y jugar. La miseria no le robó su niñez y, por tanto, su preparación para la vida adulta había sido muy distinta. Y la diferencia entre ambas imágenes representa el cambio que ha vivido el mundo en las últimas décadas. Porque Seema no es un caso aislado. Hay cientos de millones de niños y niñas como ella. Han recibido más educación y vivirán vidas más largas que nunca, gozando además de mayor libertad. Poco a poco, están dando sus primeros pasos en este nuevo mundo. Y nuestro futuro está ahora en sus manos.”



Óleo 1 Víctor Landa

Y ahora, como contrapunto, un texto que te reto a que adivines su procedencia. Como no va a ser así, la pondré en los comentarios dentro de una semana:


“Corren malos tiempos y el mundo se está volviendo viejo y malvado. La política es cada vez más corrupta. Los niños ya no son respetuosos con sus padres.”



Óleo 2 Víctor Landa

viernes, 5 de enero de 2018

Crónicas De Un Pueblo 3. Cabalgata De Reyes En Gurguzcullar Del Purejón

La comunidad del municipio virtual de Gurguzcullar del Purejón parece vivir sumida en un permanente enfrentamiento. El grado de consenso entre el vecindario de la red municipal es tan bajo que estamos perdiendo población a pasos agigantados. Muchos internautas se han censado en los vecinos municipios digitales de Grantajada y Cebollón en busca de mayor tranquilidad, porque en el nuestro salimos a polémica diaria. La cabalgata de Reyes, sin ir más lejos, ha sido este año motivo de una disparidad de criterios que ha derivado en reyerta internáutica. 

Era costumbre entre los usuarios con hijos pequeños, favorecer la publicación de una galería anual donde la secuencia fotográfica plasmaba a Melchor, Gaspar y Baltasar llegando con pompa y boato a Gurguzcullar, acompañados de sus cabalgaduras y pajes, portadores de varios gigabytes de regalos para los niños: videojuegos, películas de Pixar, canciones infantiles de reggaeton para los más calentorrillos, mandalas y dibujos para colorear... cosas así.


Hace ya unas cuantas temporadas que el aspecto reivindicativo y las apetencias por dotar de visibilidad a diversos colectivos han irrumpido en escena, tildándose la tradicional movida con camellos, reyes y pajes de constituir una comitiva retrógrada, trasnochada, casposa, carpetovetónica y facha.


Por supuesto, los tiempos evolucionan y la conciencia machista y patriarcal que puso en marcha esta ridícula y rimbombante parada, fue denunciada por el colectivo feminista en su artículo “Los tres Reyes Machos”. Así que se puso en marcha el cambio y, como es sabido, hace dos años, Melchora, Gaspara y Baltasara se pasearon en sus  airosos ponis. 



El año pasado, los Reyes de Oriente, fueron sustituidos por tres presidentes de Repúblicas Islámicas, para poner de relieve el imparable descrédito de la monarquía y la necesaria multiculturalidad de cualquier celebración no imperialista.

Este año, sin embargo, no ha sido  posible el acuerdo y cada una de las agrupaciones enfrentadas  ha decidido celebrar su propia cabalgata:


1.El colectivo antirracista ha puesto en marcha la suya, con los reyes blancos vetados: un esquimal y un indigena de la Amazonia han acompañado a Baltasar en su ronda vespertina de música étnica y regalos artesanales.


2.El comité antirrepresivo por la integración de todas las preferencias sexuales ha dotado a su cabalgata de la presencia de un exhibicionista (de descomunales atributos, por cierto), un necrófilo que aportaba un cadáver con el consentimiento de los deudos del finado y una dominatrix sadomasoquista vestida de cuero negro con tachuelas y provista de un látigo despellejador de siete colas.



3.Los de la asociación para la defensa de las tradiciones del occidente cristiano, montaban en tres alazanes blancos con sus impolutos uniformes del Ku klux klan de inmaculado Tergal y su llameante cruz en la que se leía “Powered by Repsol”.


4.Y, por último, los representantes de los partidos animalistas, para desagraviar a los otrora esclavizados mamíferos, cargaban en sus lomos unos orondos camellos de pelo tan brillante y sedoso que parecían gigantescos peluches, eso sí, dotados de la facultad de derramar ecológicas bostas (utilizables como calefacción no contaminante para niños desfavorecidos) y recibiendo, por tal motivo, el nombre de Cagalgata.


Cuatro cabalgatas, ¡cuatro! ¡Qué despilfarro! Pero, claro, tienen que estar representadas todas las sensibilidades contestatarias, ¿verdad?