Ayer, las declaraciones de una eximia líder política, me trajeron a la memoria este bello poema de Alberti:
LA NIÑA ROSA, SENTADA
La niña rosa, sentada.
Sobre su falda,
como una flor,
abierto, un atlas.
¡Cómo la miraba yo
viajar, desde mi balcón!
Su dedo, blanco velero,
desde las islas Canarias
iba a morir al mar Negro.
¡Cómo la miraba yo
morir, desde mi balcón!.
La niña, rosa sentada.
Sobre su falda,
como una flor,
cerrado, un atlas.
Por el mar de la tarde
van las nubes llorando
rojas islas de sangre.
Transcribo las declaraciones de la muy relevante política para pasmo del lector. Son literales, según las recoge Onda Cero:
“Yo no me había dado cuenta nunca, la verdad es que a veces los mapas los tiene uno en la cabeza y los tiene mal. Yo no me había dado cuenta nunca en que, que Nueva York, Madrid, Teherán y Pekín están casi en línea recta, no exactamente pero casi en línea recta, en horizontal, que son TRES de las grandes ciudades donde se ha dado un problemón del demonio. El otro día leyendo, porque decían parece que tiene que ver con un determinado... con unas determinadas temperaturas que no son ni muy frías ni muy cálidas. Habían acabado dándose cuenta, a base de darle muchas vueltas, de cómo esto afecta, a diferencia de otros países que están, o por arriba o por abajo de ese... de ese tramo, ¿no?”
Sublime, ¿no? Basta con ver dos minutos del vídeo. Si además, la deposición hubiera sido, que no lo sé, en sede parlamentaria, tendríamos ameritada una nueva Castelara.
Parece que la número dos del gobierno fue una niña que se quedó sin atlas y no pudo completar un bachiller digno, donde pudiera aprender la palabra latitud y le enseñaran a contar hasta cuatro.
Uno de mi pueblo, uno de estos malvados insolidarios que deambulan todas las tardes con la cacerola y el palo de golf, tiene otra teoría, una de carácter conspirativo, según la cual, los miembros del actual gobierno serían prófugos de un colegio de educación especial, a los que la ingesta masiva de plastilina les habría concedido un maravilloso superpoder, que les permitiría hipnotizar amplias masas de bajo nivel cultural o intelectual y así ganar las elecciones... Le he dicho que lo dudo, pero el sigue erre que erre.
LA NIÑA ROSA, SENTADA
La niña rosa, sentada.
Sobre su falda,
como una flor,
abierto, un atlas.
¡Cómo la miraba yo
viajar, desde mi balcón!
Su dedo, blanco velero,
desde las islas Canarias
iba a morir al mar Negro.
¡Cómo la miraba yo
morir, desde mi balcón!.
La niña, rosa sentada.
Sobre su falda,
como una flor,
cerrado, un atlas.
Por el mar de la tarde
van las nubes llorando
rojas islas de sangre.
Transcribo las declaraciones de la muy relevante política para pasmo del lector. Son literales, según las recoge Onda Cero:
“Yo no me había dado cuenta nunca, la verdad es que a veces los mapas los tiene uno en la cabeza y los tiene mal. Yo no me había dado cuenta nunca en que, que Nueva York, Madrid, Teherán y Pekín están casi en línea recta, no exactamente pero casi en línea recta, en horizontal, que son TRES de las grandes ciudades donde se ha dado un problemón del demonio. El otro día leyendo, porque decían parece que tiene que ver con un determinado... con unas determinadas temperaturas que no son ni muy frías ni muy cálidas. Habían acabado dándose cuenta, a base de darle muchas vueltas, de cómo esto afecta, a diferencia de otros países que están, o por arriba o por abajo de ese... de ese tramo, ¿no?”
Sublime, ¿no? Basta con ver dos minutos del vídeo. Si además, la deposición hubiera sido, que no lo sé, en sede parlamentaria, tendríamos ameritada una nueva Castelara.
Parece que la número dos del gobierno fue una niña que se quedó sin atlas y no pudo completar un bachiller digno, donde pudiera aprender la palabra latitud y le enseñaran a contar hasta cuatro.
Uno de mi pueblo, uno de estos malvados insolidarios que deambulan todas las tardes con la cacerola y el palo de golf, tiene otra teoría, una de carácter conspirativo, según la cual, los miembros del actual gobierno serían prófugos de un colegio de educación especial, a los que la ingesta masiva de plastilina les habría concedido un maravilloso superpoder, que les permitiría hipnotizar amplias masas de bajo nivel cultural o intelectual y así ganar las elecciones... Le he dicho que lo dudo, pero el sigue erre que erre.