Van cuatro líderes de nuestra crepuscular partitocracia, paseando por el abrasado campo de España y vigilándose mutuamente en el apasionante juego del bloqueo político. Los llamaremos Rajoy, Iglesias, Sánchez y Rivera. Uno de ellos, el denominado Rajoy, al haber ganado las elecciones, se considera acreedor a la presidencia del gobierno y pastorea y supervisa a los otros tres, de los que recela en extremo y que, a su vez, no le hacen objeto de la menor consideración.
En éstas llegan al río Acuerdo, que tienen que cruzar, para proseguir su intrascendente andadura hacia su destino en Futuro Crudo. El río tiene un fondeadero con una ridícula barquichuela, que evidencia la incuria de los servicios públicos de transporte: sólo caben dos por viaje y además Rajoy se empeña en llevar el timón, porque no se fía de ninguno de los otros. Hay un problema añadido: no se pueden quedar juntos a solas en una orilla Sánchez con Rivera, porque pactarían un gobierno de cambio; ni Sánchez con Iglesias, porque pactarían un gobierno de progreso, martirizando, en ambos casos, al porfiado Rajoy. ¿Cómo harán para cruzar el río a salvo de semejante trastorno?
Este acertijo es un descarado plagio del conocido “El pastor, el lobo, la oveja y la berza”, que mis fuentes, poco fiables como de costumbre, atribuyen al sabio monje Alcuino de York, consejero de Carlomagno allá por el siglo VIII. No parece cierto que el eclesiástico dijera del emperador, al no conseguir que este aprendiera a leer: “Es más corto que las mangas de un chaleco”, ya que ésta no era una prenda usual en época tan remota. Ni tampoco que, cuando el jerarca de los francos no supo resolver aquel sencillo pasatiempo, exclamara: “es más corto que la escalera de coger setas”.
Mientras Rajoy desentraña el enigma, los otros tres piensan para sí: “es más corto que la picha de un virus”, “es más corto que la antena del botijo”, “es más corto que las alas de una rata”… Pero al final, ay, el aspirante al sillón monclovita da con la salida al acertijo, ¿te la cuento? Vale, pero antes te doy un poco de tiempo:
Sí. Rajoy se lleva en el primer viaje a Sánchez, dejando juntos a Rivera e Iglesias que no pactarían ni tras sobrevivir a un accidente aéreo en los Andes. Regresa sólo y se lleva, en un segundo viaje, a Iglesias. Cuando regresa de este segundo viaje, lo hace en compañía de Sánchez. En éste momento en la orilla izquierda se ha quedado sólo Iglesias, mientras Rivera ha permanecido, también sólo, en la orilla derecha. Descarga a Sánchez y se lleva a Rivera. Y, de este tercer viaje, regresa sólo para recoger a Sánchez y completar así, en una cuarta ida, el tránsito hasta la otra orilla. Creo que no es en exceso complicado. Y, una vez todos en la orilla izquierda, continúan su jacarandoso periplo hacia las cuartas elecciones.
Enhorabuena, muchachos.
En éstas llegan al río Acuerdo, que tienen que cruzar, para proseguir su intrascendente andadura hacia su destino en Futuro Crudo. El río tiene un fondeadero con una ridícula barquichuela, que evidencia la incuria de los servicios públicos de transporte: sólo caben dos por viaje y además Rajoy se empeña en llevar el timón, porque no se fía de ninguno de los otros. Hay un problema añadido: no se pueden quedar juntos a solas en una orilla Sánchez con Rivera, porque pactarían un gobierno de cambio; ni Sánchez con Iglesias, porque pactarían un gobierno de progreso, martirizando, en ambos casos, al porfiado Rajoy. ¿Cómo harán para cruzar el río a salvo de semejante trastorno?
Este acertijo es un descarado plagio del conocido “El pastor, el lobo, la oveja y la berza”, que mis fuentes, poco fiables como de costumbre, atribuyen al sabio monje Alcuino de York, consejero de Carlomagno allá por el siglo VIII. No parece cierto que el eclesiástico dijera del emperador, al no conseguir que este aprendiera a leer: “Es más corto que las mangas de un chaleco”, ya que ésta no era una prenda usual en época tan remota. Ni tampoco que, cuando el jerarca de los francos no supo resolver aquel sencillo pasatiempo, exclamara: “es más corto que la escalera de coger setas”.
Mientras Rajoy desentraña el enigma, los otros tres piensan para sí: “es más corto que la picha de un virus”, “es más corto que la antena del botijo”, “es más corto que las alas de una rata”… Pero al final, ay, el aspirante al sillón monclovita da con la salida al acertijo, ¿te la cuento? Vale, pero antes te doy un poco de tiempo:
Sí. Rajoy se lleva en el primer viaje a Sánchez, dejando juntos a Rivera e Iglesias que no pactarían ni tras sobrevivir a un accidente aéreo en los Andes. Regresa sólo y se lleva, en un segundo viaje, a Iglesias. Cuando regresa de este segundo viaje, lo hace en compañía de Sánchez. En éste momento en la orilla izquierda se ha quedado sólo Iglesias, mientras Rivera ha permanecido, también sólo, en la orilla derecha. Descarga a Sánchez y se lleva a Rivera. Y, de este tercer viaje, regresa sólo para recoger a Sánchez y completar así, en una cuarta ida, el tránsito hasta la otra orilla. Creo que no es en exceso complicado. Y, una vez todos en la orilla izquierda, continúan su jacarandoso periplo hacia las cuartas elecciones.
Enhorabuena, muchachos.
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