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domingo, 1 de octubre de 2017

Spanish Insanity

¡El “piro papero”! ¡Ponnos el “piro papero”!

Vaya, pues sí, esto es lo más parecido a un “éxito” que tuve en mi breve, intensa, esforzada y desacertada carrera de músico electrónico amateur. La mayoría de las personas a las que comentaba mi afición compositora daban en pensar que estaba mal de la cabeza, claro que yo contaba entonces la nada juvenil cifra de años próxima a la cincuentena y carecía de estudios musicales y de capacidad de sonrojo. Los amigos, ya se sabe cómo son, se burlaban amistosamente y, cuando intentaba enseñarles algún tema que había concluido con mi ordenador y su inseparable tarjeta de sonido Yamaha SW1000 XG me decían «¡El “piro papero”! ¡Ponnos el “piro papero”!»


Piro papero pipiro piro pá... o sea, "Spanish Insanity" para el mercado internacional, es un pasodoble bacaladero, festivo y pachanguero, desenvuelto y sarcástico, con el que pretendía, qué se yo lo que pretendía y, como lo sigo ignorando, hoy lo prostituyo alegremente para amenizar esta fecha tan triste, en la que siento un corte, un sonrojo y un embarazo que intentaré ahuyentar bailando (en la oscuridad).


La madre que nos parió a todos.


La que bailaba pasodobles en las verbenas prepostfranquistas, con su permanente y su dignidad, ahora por muchos motivos, inalcanzable.


Lo dicho, un pasodoble cañero y mordaz.



En el “widget” de la derecha, en Soundcloud, lo podrás escuchar mejor y durante más tiempo, mientras que el vídeo de YouTube es un poco premioso, fugaz e inoportuno. Y se oye peor.

viernes, 12 de febrero de 2016

Jirafas

Harto de no hacer nada, o sea, eso que llaman ocio creativo, retomo la osadía inaudita de publicar un tema musical, de esa música “que no tiene ningún mérito porque lo hace todo el ordenador” (sic). He entrecomillado la opinión de un amigo porque es representativa del estado de la cuestión (musical). El ordenador me brindó los instrumentos, las ideas, las armonías, un batería que no cobra ni el sueldo base, los efectos sonoros, las pistas y el mezclador… Hasta un compresor multibanda que no sé lo que es, pero lo he empleado por si acaso.

Luego el ordenador me sugirió un título, extraído de una base de datos con 6.935.000 canciones, “Jirafas” puso, y se quedó tan ancho. A mí me pareció un título un poco estúpido y que no venía a cuento de nada, aunque pensando que se trata de una de mis mamíferas favoritas, le di al “Aceptar” y listo. Luego he pensado que, entre los del PACMA y los ubicuos concejales de “Ahora Mi Pueblo” van a cerrar todos los zoológicos, con lo cual estos animales tan altos sólo podrán ser avistados por los que tengan suficiente cash-flow como para sobornar a los codiciosos gobernantes de los países de la sabana y desplazarse hasta allí en camello u otro medio más rápido. En cualquier caso, el visionado de estas simpáticas bestias quedará fuera de mis posibilidades y de las de todos los que no hemos ostentado una concejalía corrupta en una capital rica como Valencia, así que no me parece mal dedicarles una canción, aunque sea mala.
 

Si la reproduces en Soundcloud (aquí, al lado derecho) el sonido mejora un poco.
  

miércoles, 19 de agosto de 2015

Teléfono Móvil

Me he movido siempre en el ámbito tecnológico (y en muchos otros) con una falta de perspicacia, con una carencia de olfato que nunca deja de asombrarme.

Corría el mes de abril de 1991, en plena época, ya olvidada, de “el cambio del cambio” y la SER difundió una ridícula conversación telefónica entre “el número tres” del PSOE, por aquel entonces Txiki Benegas, y algún otro figurón de su calaña. En ella se deslizaban perlas como “Aquí el problema es el one, no Solchaga” (el “one”, también llamado “dios” en la conversación, era Felipe González) y “oye, ¿te funciona la Motorola?”…

 
El incidente y la filtración, muy chuscos ambos, me parecieron divertidos de la muerte, pero lo que se me representaba como especialmente grotesco era el artefacto mediante el cual los fulanos lanzaban sus ocurrencias al éter: una especie de carísimo y extravagante maletoncio (“la Motorola”) que era el prototipo de un “teléfono móvil” de entonces, dispositivo que, en mi palurdicie, me parecía, no sólo innecesario y ostentoso, sino primordialmente irrisorio y esperpéntico, un gadget mostrenco, como de nuevos ricos sin un ápice de clase.

 
Ya lo ves, soy un visionario: veinticinco años después, el aparatito de marras es más numeroso que los ciudadanos en este país y, a mayor abundamiento, es el regalo de primera comunión preferido por los más pequeños. ¿Quién lo iba a adivinar?

Enardecido por los ecos de aquella necia anécdota (se filtraba una conversación de “alta política” y era una insustancial chirigota), me puse a componer (a secuenciar) un numerito tecno, brioso y alegre hasta lo espasmódico, con toques retro y humorísticos (sale hasta el hombre de Marlboro)… Y hoy, que ni es oportuno ni viene a cuento de nada, lo he recuperado, remezclado y regrabado y me atrevo a compartirlo. Paciencia hermanos.
 
 

jueves, 14 de agosto de 2014

Hard Bach

Me prometí que no haría más entradas con videos musicales albergados en YouTube. En parte, porque colgar mis devaneos con la filarmónica de mi habitación en la citada página me daba mucho trabajo y, en parte, porque no conseguía dotarlos de un sonido satisfactorio. Probé con SoundCloud que es el gadget que se me abre aquí a la derecha en la página del blog. El sonido es, aprecio, mucho mejor, aunque el éxito ha sido parecido: más o menos el que tiene la delegación de “Jamón Guijuelo” en La Meca. Un despistado o dos le dieron al “play” y les debió sonar en los altavoces de la tablet o del portátil una tonadilla como de videojuego antiguo que soportaron durante once segundos. Ése es mi genio musical. Pero yo insisto. Y como dijo Groucho Marx: “estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros.” Así que vuelvo a YouTube con un tema que, más vale que lo confiese, no es música propia.

En el libro “Teclado para torpes aquejados de artritis” venía una partitura, convenientemente simplificada, del Aria de la Suite para Orquesta nº 3 de Johann Sebastian Bach, a cuyo espíritu decidí gastarle una broma. Abrí un secuenciador MIDI, empecé a cacharrear y este es el reverente resultado de mis esfuerzos y desvelos.

 
Creo recordar que, en la carpeta del “Ziggy Stardust” de David Bowie, aparece la siguiente advertencia: “Para ser tocado a un volumen máximo”. Pues eso: si no, aquí, no se sufre lo suficiente con el martillo pilón del bajo y los leñazos de la batería. Sigue tocando, me digo, lo importante es que a ti te guste. Y qué bien me lo pasé versioneando al alemán de la peluca, colegas.
 
 
   

lunes, 24 de marzo de 2014

All You Need Is Loop

Otra de esas inefables cancioncillas que escribo e interpreto en el ordenador en mis ratos libres que, en estos momentos, son casi todos. Ésta, posiblemente, sea la última que protagoniza una entrada, porque me he abierto una cuenta en SoundCloud, con el alias de Víctor Landa Galindo y con la intención de colgar allí todas las elucubraciones sonoras mediante las que intento, sin el menor resultado por ahora, castigar los oídos de algún incauto navegante. La idea es, confiando en la inestimable ayuda ofrecida por un amigo muy mañoso en estos menesteres, insertar en la página principal del blog que tienes ante tus ojos, un gadget que permita al lector desprevenido enlazar con los temas, previamente almacenados por mí, en el citado SoundCloud. Así la lectura de cualquier entrada podrá ser amenizada por una preciosa música de fondo, siempre que no disfrutes de la compañía de un perro (tengo observado que se ponen a aullar o a gemir cuando suena alguno de mis temas).


Bueno, hoy he querido sumarme a la inminente celebración del Día Internacional del Engranaje, que este año está dedicada a honrar la memoria del inventor del cojinete de bolas. Comoquiera que coincide también con la conmemoración institucional, en distintas Comunidades, del trigésimo siglo de la llegada de la rueda a la Península Ibérica, he pensado que, con tales fuentes de inspiración, me saldría un tema redondo. Lo he titulado “All You Need Is Loop” y, sí, admito cierto grado de plagio en el título, que traducido al español vendría a ser algo así como “Todo lo que necesitas es hacer bucles, serpentear, girar sin fin”, como si fueras un derviche de las creencias místicas sufíes por las que, para variar, siento mucho respeto.

El soplo de las musas me vino en un sueño bastante cargado de alguna sustancia moderadamente tóxica, en el que asistía a una suerte de verbenas que se celebraban en otra dimensión, más allá de la conciencia habitual. En ellas bailaban sin descanso seres de otra especie, casi tan inteligente como la nuestra pero mucho más feliz. Recuerdo que tenían rodamientos en lugar de articulaciones y su aspecto era muy armonioso sin llegar a ser light. Las hembras, provistas de dos, tres y hasta cuatro ruedas de gran atractivo, entraban en un celo extático al sonar una música parecida a ésta que acompaña al vídeo aunque, no sé, me parece que, una vez despierto, no la supe reproducir del todo bien. 

  

lunes, 16 de diciembre de 2013

Imaginación Versus Conocimiento

Hace días que no obsequio al desierto auditorio con una de mis composiciones y hoy es el día señalado para enmendar semejante acierto. El tema que desprivatizo, lo compuse (o perpetré) con ayuda de un Korg Tritón, hará unos ocho años. No se me da bien tocar y el costoso teclado está hoy cogiendo polvo. Si supiera cómo, intentaría subastarlo en eBay, pero el riesgo de que me den ocho por lo que a mí me costó dos mil, me retiene. Bueno, pues un día, hace ocho años, le puse las manos encima y, utilizando un preset de guitarras acústicas, improvisé una tupida maraña de melodías. Después hice un volcado a secuenciador y, abusando del cortar y pegar, monté la cancioncilla que me ocupa. Más tarde, la grabé en un disco que regalé a cuantos amigos no salieron corriendo al verme llegar con él (la amistad está sobrevaluada). Sólo uno tuvo a bien hacerme algún elogio del tema y, claro, a él le dedico hoy esta entrada, con la canción remasterizada y retocada en Reason.
 

Es una guitarra acústica (virtual, por supuesto), fuertemente desdoblada en estéreo y con un fondo de vientos suaves (trompas) y percusión. La escucha mi mujer y dice que parece que tocan unos principiantes, demasiado “pegados” al compás, supongo que sin querer ha dado en el quid de la cuestión, a saber, es muy difícil que la ejecución virtual de sonidos acústicos, recreada por un secuenciador, “engañe” al oído y parezca que músicos de carne y hueso estén rasgueando cuerdas y soplando tubos. A cambio, me divierto y no tengo que convencer a nadie para la ejecución, (sigue tocando, dicen, lo importante es que a ti te guste).

Esto me trae a la mente un chiste: un niño toca el clarinete y su padre, embobado, le pregunta a otro oyente: “¿qué le parece la ejecución?” A lo que el otro contesta: “hombre, yo creo que sería exagerar… Bastaría con un buen par de bofetadas”.

Lo dicho. A disfrutar del tema. Y si no, los huevos y los tomates podridos, me los mandáis por correo electrónico. 
 
  

viernes, 8 de noviembre de 2013

En El Bando Perdedor

Esta es, según los que han tenido la paciencia de escuchar mis escarceos musicales, mi mejor canción. O la menos mala, si quieres. De este modo, tienes una buena pista: si la oyes y no te gusta, podrías prescindir sin remordimientos de todas las demás.

La compuse y secuencié hace más de quince años en un apreciable programa de aquella época que se llamaba XGWorks y funcionaba muy bien con tarjetas de sonido de Yamaha. Esta semana me ha dado por retomarlo y lo he vuelto a masterizar, aprovechando las capacidades de audio del programa Reason. Me ha gustado cómo ha quedado pero, claro, soy el padre de la criatura y qué voy a decir. Un soporte rítmico y armónico de guitarra, bajo y batería, con un colchón de cuerdas, todo emulado, sostiene una melodía bastante pegadiza en tres partes, que hacen de estrofas y estribillo.

Aquellos que se chuflan, sin acritud, de mis esfuerzos musicales, me proponen que escriba la letra de la canción y la cante, sin embargo saben que una almeja tartamuda tendría mejores posibilidades que yo para entonar armoniosamente. No obstante, por si alguien quiere hacer karaoke, esta vez he escrito el texto, “uno que más o menos vaya bien con la música, la música es lo primero”, como dice con toda frescura Jeff Lynne, el líder de Electric Light Orchestra. Acertaste. Otro de mis referentes.
 
 

sábado, 14 de septiembre de 2013

Arrogancia

Una buena dosis de arrogancia se necesita si, como es mi caso, uno pone su empeño en perpetrar composiciones musicales y pretende darlas a conocer, aunque sea en un círculo muy reducido. Es sabido que los amigos se esfuman cuando vas a decirles que necesitas dinero, o que estás deprimido y te hace falta apoyo moral, pero mi experiencia asegura que la acción de esfumarse es más rápida y perentoria, cuando les comentas que tienes un nuevo tema musical acabado y quieres que lo escuchen. Uno de ellos me dijo: ¿eres famoso? Pues cuando seas famoso, me lo dices y ya lo escucharé en la radio. Cuando le dije a mi amigo el Resentido que me dedicaba a “componer temas musicales”, me contestó: “en mi pueblo también hay un chalao, el que vende los periódicos, que le dice al personal que él ha compuesto todas las canciones de Michael Jackson y que se las copiaron sin darle nada…”

Así que me dedicaría a otra cosa, pero está la arrogancia de por medio, que no me deja, y hoy aparezco con una especie de experimento fallido: es muy difícil imitar con un secuenciador (el programa Reason) a un conjunto de Rock, pero yo lo intento por enésima vez: dos guitarras, un órgano, un bajo y una batería, todo emulado, claro. Y como no me acaba de salir, plancho el estribillo con una secuencia electrónica, proponiendo una inarmónica e imposible fusión, un mestizaje disparatado. No sé qué significa, pero lo pasé muy bien. Eso sí, con arrogancia.

En el vídeo se ven algunos espacios de trabajo de Reason, durante la elaboración del tema. Otro día os contaré como funciona: es decir, cómo hacemos para tocar los que no sabemos tocar.
 
 
 
 

martes, 6 de agosto de 2013

Al Primer Toque

Hace algunas decenas de años, el Tour de Francia acompasaba las tres primeras semanas de Julio, era el acontecimiento inaugural del verano: presidía nuestras siestas, animaba nuestras discusiones y tenía una omnipresencia en los medios, tranquilizadora y relajante, pero a la vez emocionante e intensa. Era como un paréntesis: los demás acontecimientos quedaban en suspenso. Este peso tan destacado, lo recoge magistralmente Eduardo Mendoza en una de sus novelas: “Al manicomio sólo llegaban números sueltos e indefectiblemente atrasados de algunos diarios, y aun éstos eran objeto de pillaje, trifulca y altercado, porque nada despertaba tanto interés, entusiasmo y agresividad entre los internos como las noticias y comentarios sobre el Tour de Francia, que todos se empeñaban en suponer perpetuo y no, como en rigor es, limitado a unas pocas semanas de julio, de resultas de lo cual el contenido íntegro del periódico era interpretado como alusivo al Tour de Francia y de ello se seguían, como es obligado cuando prevalece la obcecación sobre la cordura, vivas discusiones hermenéuticas, agresiones de palabra y obra y a la postre la decidida intervención de nuestros cuidadores y sus cimbreantes estacas. Y allí era entonces el salir todos en pelotón, pedaleando sin bicicleta, quién a la manera de Alex Zulle, quién a la de Indurain, quién, más modestamente, a la de Blijevens o a la de Bertoletti, y quién, por razón de su edad, a la de Martín Bahamontes o a la de Louison Bobet. Y ésta no es forma de leer el periódico con aprovechamiento.” Antológico, ¿verdad?

Tour de Francia 1920, ¿un cigarrito?
El ciclismo ya no es lo que era. Pocas semanas después de acabar el Tour y pocas semanas antes de comenzar la Vuelta a España, reflexiono amargamente acerca del interés popular por estas pruebas: se ha evaporado. Ha pasado del infinito al cero. Del entusiasmo a la más absoluta indiferencia. En el ámbito de lo deportivo, me tendría que esforzar para recordar una desgracia que, personalmente, me cause más tristeza. La temporada pasada, los medios catalanes ni siquiera cubrieron la Vuelta a España ¡Y eso que pasaba por Barcelona! Han criminalizado y marginado a los más grandes ciclistas, los que mandan sabrán por qué motivo. Las sustancias dopantes… me reiría si no se me fueran a soltar los puntos: en las canchas de la NBA se recauchuta a los gigantes del básquet, convirtiéndolos en superhombres y nadie pone un pero: son profesionales, son gladiadores… Un conocido futbolista da positivo… y juega toda la temporada. La sospecha, el mero indicio, bastan para desposeer a un ciclista de la victoria en el Tour. Habrá que esperar ¿veinte años? para saber quién ha ganado este último Tour. Amstrong ha confesado, luego todos son culpables. No puedes ni creer a tus propios ojos: yo vi cómo ganaba siete Tours de Francia. Siete veces fue el más grande con trampas y sin trampas y si no que prueben aquellos que, al final, consiguieron despellejarlo, a ponerse todo lo que quieran y veremos cuántos Tours ganan. Incluyo en este homenaje a Pantani, a Virenque, al Chava Jiménez, a Heras y… a todos los que aún no han pillado, pero les guardan la orina para cuidar de su salud, porque lo primero es la salud de los deportistas… Aunque esto es otra falacia, porque nadie habla de prohibir la Fórmula 1, quizá sea que la salud de Ayrton Senna ya no peligra.

Tampoco es que yo sea partidario de que todos corran hasta las cejas, solo quería rendir un molesto (perdón, modesto) tributo a este vilipendiado deporte en trance de extinción y confesar, de paso, que me hubiera gustado soñar en componer el tema musical de alguna de las tres grandes pruebas: en lugar de una melodía animada y rítmica al uso (recuerdo a mis admirados Kraftwerk de “Tour de France”), ensayaría una de corte más épico y solemne, para expresar un esfuerzo continuado y sostenido al límite. He hecho una prueba rápida y la he llamado “Al Primer Toque”. Si colara, aunque fuera en un critérium de pueblo, estoy dispuesto a renunciar a cualquier derecho de autor.
 


lunes, 10 de junio de 2013

Para Mis Películas

Hoy abro mi programa favorito (Reason), resuelto al intento de componer un tema de banda sonora, para una imprecisa película que se proyecta algunas madrugadas de insomnio en la pantalla de mi imaginación. Sería una película con mucho amor, un poco de acción, unos malos un punto risibles y por tanto, ficticios. a los que liquidar y, sobre todo, unas actrices muy guapas de mirada soñadora y sugerente. Qué mas puedo pedir. La música la pongo yo.

Y para acentuar la ensoñación cinematográfica, me he divertido de lo lindo montando un desmañado vídeo (no soy capaz de un amago de sincronización con la música), con quince fotogramas de otras tantas películas, de las que se cuentan en mi culto personal… El reto es adivinar las quince, difícil porque son muy variadas y, desde luego, no pienso incrementar la motivación con ninguna clase de premio, pero avísame si las has adivinado todas. Una pista: aparecen por orden alfabético y sus títulos, en español, comienzan por “a”, “b” o “c”.
 

Viene a casa mi amigo el Resentido y adivina ocho a la primera que, tomando en consideración su nivel de garrulería, se lo contaré como un exitazo. Respecto a la música, me achicharra con una de sus contundentes aseveraciones:

-Bueno, no está mal, pero no le veo el mérito: lo hace todo el ordenador.

Esto me encabrona un poco y le contesto:

-Ah sí, listo, pues toma, siéntate un rato en el ordenador y a ver la música que eres capaz de hacer tú.

El tío no se corta un pelo. Se sienta al ordenador, abre Spotify y en pocos segundos, la armoniosa voz de Julio Iglesias canta “hey, no vayas presumiendo por ahí…”

-Toma - me dice el Resentido muy ufano - y mejor que la tuya… Cuando seas así de famoso, me vuelves a poner tus musiquitas.
 
 

domingo, 14 de abril de 2013

Hula

(Pulsa play si vas a leer esta entrada, para tener música de fondo.)


El hula hoop es un entretenimiento sinuoso aunque inocente. También, para el mantenimiento de la forma física, es una actividad que, ignoro por qué motivo, siempre me ha parecido tan simpática como fuera de mi alcance, dadas mis habilidades. Así que, sin meditarlo mucho, de una forma gratuita y un poco arbitraria, he decidido dedicarle una de mis canciones-hechas-por-ordenador, a modo de pleitesía y homenaje, un himno a una actividad que me parece, a la vez, trivial y apasionante.

Los padres del invento, en su versión moderna, son los californianos Arthur K. Melin y Richard Knerr que, en 1958, idearon un aro de plástico hueco, para cuyo uso y manejo se inspiraron en unos rituales de los nativos americanos, tomando por otra parte su nombre de una danza hawaiana del siglo XVIII. El aro fabricado masivamente, a partir de 1958, fue un éxito comercial que desató una especie de fiebre, primero en Norteamérica y luego en todo el planeta. En cuatro meses, se vendieron en Estados Unidos 25 millones de aros, poniendo en marcha concursos, bailes, récords y toda una subcultura del llamado hooping que llega hasta nuestros días, en los que incluso ha conocido cierta revitalización.

El aro creado por Melin y Knerr medía 1’06 metros de diámetro. El hecho de que sea hueco, permite contrapesarlo, poniendo en su interior, bien agua, bien unas piedrecitas, para favorecer su inercia y hacerlo girar con más facilidad. Un aro de circunferencia más larga y más pesado, favorecerá a personas más gruesas, lentas o torpes, mientras que el usuario avanzado preferirá aros más cortos y ligeros, que permiten una mayor rapidez en las danzas y ejercicios. El último grito consiste en sustituir el plástico colorido por un material transparente, conteniendo en su interior leds y un generador que los alimenta con la energía obtenida a partir del propio giro, de este modo dan una preciosa y espectacular luz y no son tan peligrosos como aquellos en que se trenzaban mechas para iluminarlos mediante las llamas del fuego.


El asunto del hula hoop tiene su parte mística: una vez que se regulariza el movimiento, la mente se desprende del control del mismo y también de otro tipo de preocupaciones, alcanzándose un estado de conciencia gozosa. Se llega así a lo que se denomina una experiencia de flujo, consistente en auto-olvido y comunicación con el Uno o con el Todo, característica de otras místicas como la sufí, aunque también te puedes fastidiar las vértebras.

Siendo un invento norteamericano, se irrumpe con toda naturalidad en el ámbito de los records, desgranaré algunos:

El poseedor del récord de duración verificado es Aaron Hibbs de Columbus, Ohio, que estuvo 74 horas y 54 minutos, meneando la cadera sin que se le cayera el aro, entre el 22 y el 25 de octubre de 2009. En un concurso, la mayor resistencia la detenta la niña de 8 años Mary Jane Freeze que ganó el 19 de agosto de 1976, sin que el aro fuera al suelo, tras 10 horas y 47 minutos.

Las gemelas Ingrid Söderblom y Erika Zetterkvist, nacidas en Göteborg en 1997, son las poseedoras de la marca por parejas, que exige no sólo resistencia, sino coordinación extrema, ya que ambas bailaron en el interior del mismo aro durante algo más de 23 horas.

El mayor número de aros girados al mismo tiempo por una sola persona es de 132, establecido por Paul "Dizzy Hips" Blair.

El aro más grande que se ha conseguido hacer girar con éxito, medía 13’88 metros de circunferencia.

Y por último, el mayor número de participantes que simultáneamente han estado bailando con su aro (durante 7 minutos), se vio en Tailandia en 2013. Se juntaron 4.483 personas.

martes, 12 de marzo de 2013

Ameno. Un Apunte Orquestal

Esto es un conato de banda sonora en busca de película. Una inofensiva pieza musical de tipo orquestal de torpe pureza, de ingenua perversidad. Son sólo dos minutos, apenas un apunte de un canto fúnebre de amor por la vida. Esta vez las secuencias me salieron de un tirón, en una sola sesión, y decidí no retocarlo, ya que no sabía cómo conseguir una mezcla más pulida ni un desarrollo más completo y acabado. Si la música hecha por ordenador puede ser espontánea, ésta lo es.

Para hacer su escucha más llevadera lo he insertado en un  vídeo hecho con fotos de almendros en flor. Por aquí abundan y se hallan en la parte final de su floreciente temporada. Se sugiere imaginar al lento compás de la música la caída de los blancos pétalos marchitados como si se tratara de los copos de una mansa y tibia nevada.
 

martes, 12 de febrero de 2013

Divertimento Para Orquesta

Esta probatina musical me llevó por caminos que transito poco. Y se nota. Me resultó verdaderamente laborioso y difícil (pero bastante divertido) sacar incluso este poco convincente ensayo de música de carácter orquestal. Cuando programo secuencias de estilo electrónico me consuelo pensando que todo vale y cualquier cosa da el pego. Siempre puedo decir las simplezas de costumbre sobre la creatividad personal y, como decía la canción, lo de “así me gusta a mí”, pero si me pongo a emular con muestras el sonido de un violín, tiene que parecer un violín y, si “canta”, no hay excusas que valgan.
 
Bueno, pues lo he intentado.
Otra cosa que no sabía es que, con instrumentos “acústicos” (violines, chelos, vientos… ), la mezcla se enturbia rápidamente y es muy difícil conseguir que suene nítida y dinámica. Así me explico cómo muchos discos de música clásica, que son un prodigio de interpretación, como grabaciones son una chufa. Los instrumentos se oyen “empastados” y confusos y, lo que en un auditorio era magnífico, en el disco queda pálidamente reflejado. Hay grabaciones recientes, no obstante, que una esmerada producción ha convertido en una delicia y una maravilla. No sé si aprenderé.
En el vídeo adjunto al tema, he puesto catorce relajantes fotos de montaña, para ayudar a pasar el trago (y ver si cuela). Como dice un amigo mío, “better with headphones”.
 

jueves, 24 de enero de 2013

Breve Despiste

Este tema musical me salió inusualmente breve. Primero puse una batería convencional, reforzada con un petardeo de bajo. Rellené el espacio sonoro con un acompañamiento de cuerdas y piano, este último con una frase de adorno.

Después puse a trabajar inciertos timbres de órgano y vientos al estilo pop, en una melodía que se pretende fácil y agradable. Cuando llevaba construido poco más de un minuto, me cansé y lo dejé, porque me pareció que no llegaba a ninguna parte.
Oyéndolo más tarde, lo encontré resultón y hoy me animo a colgarlo. Una ilustración temática: la canción está referida a que cada paso que damos, nos salva la vida, y cada movimiento que hacemos, restaura nuestro equilibrio. El más breve despiste nos lleva al fondo del pozo.

lunes, 7 de enero de 2013

Cabalgata Invernal


Otra cancioncilla. Y van ocho.

La verdad es que cada vez disfruto menos con el mainstream musical. Será debido a la edad, supongo. Mis padres, en línea con lo que afirmo, nunca apreciaron a los Beatles, así que con Led Zeppelin ni siquiera probé. En realidad no es que me desagraden las canciones que se ponen de moda, sólo es que me parecen cada vez más irrelevantes. Imagino que además los productores se siguen esforzando en obtener un buen sonido, contundente, pleno, con pegada… pero la mayoría de los temas se escuchan en dispositivos móviles: portátiles, tablets o teléfonos que no hacen justicia a ningún tema, por malo que sea. Veo a menudo a grupos de jóvenes sentados en portales, en bancos de plazas y parques o caminando por la acera, embelesados alrededor del móvil de uno de ellos escuchando un tema de moda. El aparatito emite un crujido continuado, como el que haría una brigada de gnomos cascando pistachos, pero esto no parece importar a nadie, todos disfrutan de semejante experiencia musical.

Así que yo voy a pedir que, si tienes la paciencia de escuchar este tema, lo hagas con auriculares, o conectando el ordenador a un buen altavoz. Así la pena o el goce serán mayores.

Como todos los temas que compongo, éste también carece de voces y palabras. Si hay algún atrevido letrista por ahí, le puedo sugerir que se inspire en el siguiente disparate: nos hallamos en el año 2613, el colapso climático, debido a las emisiones de dióxido de carbono, se ha resuelto en un invierno global y perpetuo. Unos hombres de mediana edad, calefactores acomodados, salen a dar una vuelta a caballo. No es que haya caballos, es decir, se han extinguido, pero unas réplicas robóticas cumplen muy bien su papel, articulados y forrados de skay (un cuero sintético del siglo XX). Trotan suavemente y de manera bastante realista por las nieves perpetuas, doblemente silenciosas debido a la despoblación gradual que sufre el planeta. Los jinetes disfrutan del paseo y uno de ellos asegura haber visto un zorro ártico. Por este motivo, acuerdan salir de cacería el siguiente fin de semana, que será dentro de 90 días, debido al empeoramiento de las condiciones laborales…

Por si te lo preguntas, es, ni más ni menos, lo que esta música pretendía describir.

martes, 18 de diciembre de 2012

Tomando Precauciones


Dentro de tres días se acaba el mundo. De acuerdo con unas predicciones atribuidas a los mayas, el solsticio de invierno del año 2012, es el último de los días. Pobres mayas, su mundo hace centenares de años que se ha acabado, el fin de su civilización se adelantó a sus propias profecías. No cabe duda de que nuestra civilización se extinguirá, o ya lo está haciendo. La fecha de su definitivo colapso puede ser dentro de tres días, o mañana, o dentro de trescientos años.

Compuse el tema “Tomando Precauciones” con la mente en la fecha del 21 de diciembre de 2012. Es una canción que comienza superponiendo tres líneas de bajo, algo siniestras, con la idea de crear una tensión, más o menos oscura, que luego se fractura y estalla en motivos melódicos muy alegres, riffs sintéticos cantarines, espaciosos y con mucho eco.

El balance, netamente feliz, del himno electrónico en su conjunto, viene a ser de carácter pragmático: sirve tanto para esperar el fin de los días con confianza y humor, como, si este no se produce, celebrar la prórroga obtenida con el más desacomplejado optimismo. Dale al “play” y lleva con el pie el compás del Armageddon.
 

viernes, 30 de noviembre de 2012

We Are The (Happy) Robots


Kraftwerk. Los indiscutibles maestros de la música hecha con máquinas. Ésta es la referencia cuando me pongo a fabricar música con el ordenador. Ellos, en su momento de mayor esplendor, allá a finales de los años 70, no tenían los medios de los que cualquier aficionado a los ruidos electrónicos dispone hoy en día para programar secuencias. Claro que tenían buenas (y caras) máquinas analógicas y lo demás lo suplían con creatividad, inspiración, talento, imaginación y una enorme facilidad para los motivos musicales simples y efectivos. De Bob Dylan se cuenta que decía “me gustaría escribir una canción tan sencilla que te volviera loco”. Bueno, pues para mí Kraftwerk lo consiguieron. Con dos motivos de cuatro notas, se apoderan de tu cerebro en “The Robots” y te abducen, convirtiéndote en un autómata obediente y feliz:
“We are programmed just to do
anything you want us to,
we are the robots,
we are the robots,
we are the robots,
we are the robots”.
Vaya desde aquí este tributo, homenaje o lo que sea que me haya salido.
 
 

 

 

jueves, 15 de noviembre de 2012

La Soprano De Otro Mundo


Es música hecha con ordenador, pero no la hace el ordenador. Tengo que decirle al programa (Reason) que quiero un violín, un chelo, una trompeta; que quiero que toque estas notas, esta melodía, estos acordes; de este modo, durante estos compases… Me hace caso, cosa que no haría un instrumentista de verdad, aunque, claro, no pone el mismo sentimiento ni la misma destreza. Luego hay que combinar pistas y las pistas de tipo orquestal son endemoniadamente difíciles de mezclar sin que pierdan definición, nitidez, detalles… Es tan complicado como divertido: sobre todo si encuentras un sonido de cantante alienígena, para rematar el final del tema, con un toque misterioso, como aquella diva interplanetaria que salía en la película “El Quinto Elemento”.

Conecta el ordenador a un buen par de altavoces y ponlos a tope, a ver si contactas en la Tercera Fase.

 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Ríndete

Ríndete. Es lo que toda canción aspira a decir a nuestro oído. Ríndete a las percepciones de compás, armonía, ritmo, cadencia, timbre… La canción pide doblegarnos, filtrar su melodía como un sedante, un hipnótico o un estimulante, asaltando nuestras redes de pensamientos, nuestros estratos sentimentales. Una canción pide abanderar nuestra fantasía, guiar nuestro ensueño, infiltrarse en el mapa de los sonidos de nuestra memoria.
Esta canción que me ha venido de la mano de “Reason”, solo quería infectarme un poco con su mezcla de optimismo y melancolía. Le he dado forma y la he puesto aquí para que pueda contagiar a alguien más su ritmo ingenuo y festivo. Pura nostalgia de un pasado inventado más que vivido.

 
 


lunes, 22 de octubre de 2012

Nana Para Marcos

Cada niño anhelado, querido o, tan sólo, aceptado, que es alumbrado sin mayores tropiezos, es un homenaje, una pleitesía que la vida se rinde a sí misma, en su irresistible designio de perpetuarse.

Las víctimas, sacrificadas en honor y provecho de lo que anhela vivir y crecer, son los venturosos padres, pero ellos no lo saben.

O sí, lo saben, y aceptan su sacrificio, sumisos y avasallados por la armonía del universo.

Enhorabuena, valientes, y cuidad de mi sobrino. Por si no se os duerme, le he compuesto una nana electrónica. No tiene probada su eficacia, pero podría valer.