Hoy, primero de Julio, concluye la
Operación Salida de la Dirección General de Tráfico que, al parecer con éxito,
ha puesto un momentáneo fin a varios meses de indesmayable agitación social.
Las revoluciones son más propias de octubre, porque en verano todo dios se toma
sus días de asueto y hace mucho calor en las barricadas, a menos que las
hubiera con aire acondicionado.
Los indignados, los enfurecidos, los insatisfechos,
los irritados, los sulfurados y los ceñudos nos vamos a acampar a las playas, a
montar nuestros campamentos a orillas del Mediterráneo, a gritarle consignas,
improperios y denuestos al mar tibio, confiando en que sus oídos estén menos taponados
que los del Gobierno. Momentáneamente, sólo le arrebataremos a la burguesía las
tablas de windsurf y las pistas de tenis, aunque esto es sólo el comienzo de
reivindicaciones más sustanciosas por la gratuidad del esparcimiento veraniego.
El presidente del Comité de Acción
Ciudadana Asamblearia (no quiere denominar mediante siglas su organización) nos ha hecho saber que, a la
vuelta del crucero que ha emprendido por el mar de los Sargazos, con escala en
los vértices del triángulo de las Bermudas, estudiará nuevos llamamientos por
las redes sociales, destinados a promover la ocupación del Camp Nou, para
cantar nuevamente a la libertad, con actuaciones de Paco Ibáñez y el Dúo
Dinámico. No se descarta ocupar también el palacio de la Zarzuela, el teatro de
la Ópera y el descampado de la Yenka.
En cuanto al secretario general de la
Confederación de Actuaciones Básicas para el Reconocimiento de las Opciones
Nacionalistas (que tampoco es partidario de las siglas), don Bixintxo Santacreu
i Santarratlla, ha manifestado que en el próximo curso político reclamarán ante
Naciones Unidas que el derecho a decidir sea incluido en la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, para que cada ser humano
pueda elegir su nacionalidad independientemente del suceso accidental determinado por el lugar donde ha sido dado a luz. Esto, reconoce, puede dar origen al
advenimiento de nuevas e insospechadas nacionalidades, dada la especificidad,
por ejemplo, de los colectivos homosexuales, celiacos, tartamudos, drogodependientes
o alopécicos, que ya se están organizando. Por otro lado, los Hermanos Islámicos de las
Juventudes Obreras y Populares Unidas por la Temible Amenaza de Satán, han
hecho público un comunicado en el que manifiestan su apoyo a los Reyes
Católicos y sus sucesores, por su acertada medida de expulsar a los judíos de la Península,
amenazándoles no obstante con la madre de todas las represalias por otros actos
de gobierno contrarios a la tolerancia, a la solidaridad y a la Alianza de las
Civilizaciones, cuyo explosivo relanzamiento se plantean apoyar. En fin, si no
me he “colau”, habrá un buen cacao.
Pero mientras tanto aparquemos la lucha
de clases hasta la Operación Retorno y templemos nuestros nervios con el pádel,
el cinquillo y las paellas de los chiringuitos playeros, alcanzando una
serenidad que nos permita afrontar preparados el “piedra, papel o tijera” que
propone el cartel que engalanaba el muro: contra la tijera de los recortes, las
piedras que arrojan nuestras manos (aunque, claro, podemos ser empapelados por
esto… ¿lo pillas?)
Bueno, después de esta sarta de
gamberradas, acrósticos y humor chabacano y pueril, procuraré retornar al buen
gusto y la decencia mediante un tinto de verano.
Por cierto, en una campaña publicitaria,
han rescatado como opción para canción verbenera y veraniega, una mítica canción
de Bonet De San Pedro, versionada, entre otros, por Alaska en Fangoria, que ya
movió a bailar a algunos de mis mayores. Dado que me encanta su humor rancio y es
depositaria de un misterio que mosqueó a la censura de entonces (la franquista),
voy a transcribirla por dos motivos: primero porque dentro de dos meses la
odiaré por saturación y segundo porque
así la pongo a salvo de mixtificaciones.
RASCAYÚ
Estribillo: Rascayú, cuando mueras, ¿qué harás tú?
Rascayú, cuando mueras, ¿qué harás tú?
Tú serás un cadáver nada más.
Rascayú, cuando mueras, ¿qué harás tú?
Oigan la historia que contóme un día
El
viejo enterrador de la comarca; Era un viejo a quien la suerte un día
Su único bien le arrebató la Parca.
Todas las noches iba al cementerio
A visitar la tumba de su hermosa
Y la gente murmuraba con misterio
“es un muerto escapado de la fosa”
Al estribillo
Y mezclando sus voces de ultratumba
Con el croado de alguna rana
Los pobrecitos iban mal vestidos
Con sábanas que “ad hoc” habían robado
Y el guardián se decía con recelo:
“estos muertos se me han revolucionado”.
Al estribillo
armando con sus luces tenebrosas
un cacao de padre y muy señor mío.
Al
estribillo
Felices vacaciones.
Le ha encantado a mi chaval Oscar la versión original de Rascayú - como no podía ser menos.
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