Mi amigo Olegario me ha prometido que mañana, a partir de las nueve, va a aprovechar la disponibilidad que le otorga su jubilación para estar pegado al televisor durante varias horas, absorbiendo la tan postergada oportunidad histórica de que este país, por fin, vaya a echarse a andar como Lázaro, en manos de un gobierno progresista, feminista, ecologista y reconocedor de la pluralidad armoniosa y enriquecedora de sus tierras y de sus gentes.
De este modo se pondrá fin, como muy tarde el martes, al larguísimo periodo godofascista que culminó en el abyecto régimen de Rajoy y su corrupta camarilla que hicieron a los ricos más ricos, a los pobres más pobres, a los parados más parados, a los violadores más violadores, a los diésel más contaminantes y a todos y todas más infelices e infelizas.
Bajo la férula de la respetada y ecuánime Meritxell Batet, se abrirá la sesión parlamentaria en la que se consagrará el giro copernicano de nuestro estéril régimen anterior, hacia unas formas más democráticas, más abiertas, más plurales, más empáticas y más saneadas que las que venían imperando hasta la fecha.
Mi amigo Olegario espera arrobado el discurso programático de Sánchez que, como sabemos, su acrisolada decencia y honradez le llevaron a decir aquella frase histórica de “yo no voy a ser Presidente a cualquier precio.” Yo le comento a Olegario, si esto no querría decir que tiene planeado subirse el sueldo para, de este modo, compensar sus venideros insomnios en la Moncloa, pero él me contesta que yo soy un malpensado y me promete regalarme una copia manuscrita que ha hecho del “Manual de Resistencia”, con la ilusión de aprenderlo de memoria y recitarlo a sus nietos. Le he dicho que prefiero leer ciencia ficción, pero insiste.
Bueno, él confía en que algunos de los partidos más responsabilizados con mejorar el futuro de nuestra sociedad, como ERC, Bildu, PNV, Más País y otros de signo progresista, se solidaricen con el magno proyecto renovador y socialista de este admirado prohombre.
Sin olvidar que Olegario confía ciegamente en que le van a subir la pensión. Yo le sigo la corriente y añado que, hasta es posible que a Greta Thunberg se le pase un rato el cabreo. “Hombre, ahí te has pasao,” me contesta, “tampoco es verosímil que un país como España vaya a arreglar el planeta.”
De este modo se pondrá fin, como muy tarde el martes, al larguísimo periodo godofascista que culminó en el abyecto régimen de Rajoy y su corrupta camarilla que hicieron a los ricos más ricos, a los pobres más pobres, a los parados más parados, a los violadores más violadores, a los diésel más contaminantes y a todos y todas más infelices e infelizas.
Bajo la férula de la respetada y ecuánime Meritxell Batet, se abrirá la sesión parlamentaria en la que se consagrará el giro copernicano de nuestro estéril régimen anterior, hacia unas formas más democráticas, más abiertas, más plurales, más empáticas y más saneadas que las que venían imperando hasta la fecha.
Mi amigo Olegario espera arrobado el discurso programático de Sánchez que, como sabemos, su acrisolada decencia y honradez le llevaron a decir aquella frase histórica de “yo no voy a ser Presidente a cualquier precio.” Yo le comento a Olegario, si esto no querría decir que tiene planeado subirse el sueldo para, de este modo, compensar sus venideros insomnios en la Moncloa, pero él me contesta que yo soy un malpensado y me promete regalarme una copia manuscrita que ha hecho del “Manual de Resistencia”, con la ilusión de aprenderlo de memoria y recitarlo a sus nietos. Le he dicho que prefiero leer ciencia ficción, pero insiste.
Bueno, él confía en que algunos de los partidos más responsabilizados con mejorar el futuro de nuestra sociedad, como ERC, Bildu, PNV, Más País y otros de signo progresista, se solidaricen con el magno proyecto renovador y socialista de este admirado prohombre.
Sin olvidar que Olegario confía ciegamente en que le van a subir la pensión. Yo le sigo la corriente y añado que, hasta es posible que a Greta Thunberg se le pase un rato el cabreo. “Hombre, ahí te has pasao,” me contesta, “tampoco es verosímil que un país como España vaya a arreglar el planeta.”
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