Entre las costumbres inexplicables de mi familia, hay una que data de hace más de 30 años y que consiste en que, los domingos por la mañana después de desayunar, uno de nosotros se echa a la calle, va hasta el quiosco y adquiere la edición del domingo del diario EL PAÍS. Yo, como ya no puedo leer más allá de la letra gorda, echo un vistazo a los titulares y me ahorro el resto, lo que, a la vista de los mismos, no deja de ser una fortuita e inmerecida fortuna.
El de este domingo me obsequia con la siguiente patada a mis neuronas: “La mayoría cuestiona la cohesión del Gobierno pero apoya sus planes”, titular aderezado a continuación con estas tres perlas: “Más del 60% es favorable a la eutanasia y a subir los impuestos a los más ricos”. “La mesa para el conflicto catalán es bien vista por el 45% y rechazada por el 32%”. “Más de la mitad considera que el Ejecutivo será breve y nace dividido”. La redacción de estos encabezamientos me deja tan desconcertado que tiro el periódico sobre la mesa de la cocina y lo olvido hasta esta mañana, en que me pregunto qué clase de público pastorean estos redactores, sin duda mal pagados, pues si cobraran un salario digno, tratarían de poner un átomo de inteligencia en las cuatro muestras de vacuidad informativa por ellos brindadas.
En la primera destella con luz propia el sujeto: “la mayoría”, ¿la mayoría de los pacientes del frenopático? ¿la mayoría de los fans de Rosalía? Se sobreentiende que es la mayoría de una muestra de ciudadanos encuestados por encargo del diario, pero estos sujetos abstractos y categóricos son especialidad de EL PAÍS, que lo mismo podía haber empezado con “España cuestiona...” “La ciudadanía cuestiona...” o cualquier sandez por el estilo. Sin olvidar que los encuestados pertenecen, al parecer, a la minoría que conoce los planes del Gobierno neonato.
Me pregunto también si el 60% favorable a la eutanasia y a subir los impuestos a los más ricos van en el mismo pack, es decir, si son o no las mismas personas, lo cual podría llevarles a simplificar y pedir la eutanasia de los más ricos.
El 45% que ven bien la mesa para el conflicto catalán, ya es la hostia: no me queda claro si los que la ven mal están cegatos como un servidor o es que preferirían, en lugar de una mesa, una otomana, o un bidet.
Por último, los encuestados se ponen en contacto con Rappel y auguran corta vida al Gobierno socialcomunista, porque breve en otro sentido no puede ser con dos docenas de ministros.
En fin, si esto refleja nuestra época, como los Anales de Tácito reflejaron la suya, me temo que seguiremos sufriendo tácitamente los entrecomillados enemas de la prensa gubernativa.
El de este domingo me obsequia con la siguiente patada a mis neuronas: “La mayoría cuestiona la cohesión del Gobierno pero apoya sus planes”, titular aderezado a continuación con estas tres perlas: “Más del 60% es favorable a la eutanasia y a subir los impuestos a los más ricos”. “La mesa para el conflicto catalán es bien vista por el 45% y rechazada por el 32%”. “Más de la mitad considera que el Ejecutivo será breve y nace dividido”. La redacción de estos encabezamientos me deja tan desconcertado que tiro el periódico sobre la mesa de la cocina y lo olvido hasta esta mañana, en que me pregunto qué clase de público pastorean estos redactores, sin duda mal pagados, pues si cobraran un salario digno, tratarían de poner un átomo de inteligencia en las cuatro muestras de vacuidad informativa por ellos brindadas.
En la primera destella con luz propia el sujeto: “la mayoría”, ¿la mayoría de los pacientes del frenopático? ¿la mayoría de los fans de Rosalía? Se sobreentiende que es la mayoría de una muestra de ciudadanos encuestados por encargo del diario, pero estos sujetos abstractos y categóricos son especialidad de EL PAÍS, que lo mismo podía haber empezado con “España cuestiona...” “La ciudadanía cuestiona...” o cualquier sandez por el estilo. Sin olvidar que los encuestados pertenecen, al parecer, a la minoría que conoce los planes del Gobierno neonato.
Me pregunto también si el 60% favorable a la eutanasia y a subir los impuestos a los más ricos van en el mismo pack, es decir, si son o no las mismas personas, lo cual podría llevarles a simplificar y pedir la eutanasia de los más ricos.
El 45% que ven bien la mesa para el conflicto catalán, ya es la hostia: no me queda claro si los que la ven mal están cegatos como un servidor o es que preferirían, en lugar de una mesa, una otomana, o un bidet.
Por último, los encuestados se ponen en contacto con Rappel y auguran corta vida al Gobierno socialcomunista, porque breve en otro sentido no puede ser con dos docenas de ministros.
En fin, si esto refleja nuestra época, como los Anales de Tácito reflejaron la suya, me temo que seguiremos sufriendo tácitamente los entrecomillados enemas de la prensa gubernativa.
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