Tengo, en general, muy buenos recuerdos
de mis compañeros de trabajo en las labores docentes que dejé hace pocos años.
Y hoy, en una entrada muy breve, quiero testimoniarles mi conmiseración, mi
solidaria compasión con un deje de piedad, por lo crudo que se les va a poner
el panorama: no es que el neozapaterismo les vaya a volver a bajar el sueldo o
a impostar una remozada “Educación para la Ciudadanía”, donde se enseñe que
“también las personas gays son seres vivos”, o que los neoconservadores les
vayan a endiñar otros recortes, merced a los cuales tengan que poner las tizas
de su bolsillo, no, es algo peor: se trata del clima de zafiedad que,
habiéndose apoderado en las últimas décadas del ámbito social, ahora se
recrudece con giros inesperados, por ejemplo en el circo político.
Porque, después del “cara a cara” de
ayer, ¿cómo van a decirles hoy a los muchachos que deben respetar al
adversario, escucharle, no interrumpirle, tratar de comprender sus argumentos y
rebatirlos con argumentos y no con descalificaciones e insultos? ¿Cómo
animarles a combatir el error con reflexión, tolerancia y paciencia? ¿Les
diremos que la democracia consiste en sumar voluntades, respetando al que
discrepa? ¿Cómo venderles que los conflictos enriquecen, si se sabe ponerse en
el lugar del otro? Si se van a mear de risa… Y ojo, que van a salpicar.
Este, llamémosle, debate, donde apenas se
debatieron ideas, propuestas o hechos, fue una película muy mala, muy
recurrente, muy previsible, muy aburrida, de escasísimo interés. La serie
“Borgen” era muy estimulante y civilizada, pero como la política aquí es un
estercolero, se me ocurren unos cuántos títulos, no sé con cuál quedarme:
“Duelo de gañanes”, “El retorno del Julay”, “Los caballeros las prefieren
rucias”, “Irrational men” o “No me chilles, que no te veo”. En todo caso, un
flaco servicio a la Educación, de la que tanto dicen preocuparse los partidos
de estos dos marrulleros caballeros… En fin, qué le vamos a hacer, cada
sociedad encumbra a los políticos que puede comprender y, por tanto, merece. Yo,
por mi parte, pienso dar mi voto a Podadanos (se me ha ocurrido que es una
buena idea para el voto nulo de estos comicios. Y añado el eslogan electoral, “España
de cachondeo”, ¿o “Un futuro para la María”? Vaya dilema).
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