Iba a titular esta entrada “La Madre de todas las Puertas” o “La Puerta del Reino”, pero he decidido a tiempo recuperar parte de la seriedad y explicar de dónde he sacado la imagen de este inmenso portón tachonado que, esta vez sí, me vedó la entrada a los misterios que se almacenan en el interior del recinto que, según tengo entendido, no son desdeñables.
Había ido con mi esposa a visitar la localidad de Olsón, en el Sobrarbe, sabedores de que atesora una relevante joya arquitectónica (Monumento Nacional). Se trata de una inmensa iglesia que corona un promontorio a los pies del cual se extiende, iba a decir un pueblo perdido, más he caído en la cuenta de que, habiéndolo encontrado, por un ramal asfaltado a nueve kilómetros de la carretera que sube de Barbastro a Aínsa, no podremos darlo del todo por perdido. Ahora, eso sí, población no hallamos, aparte de un rebaño de ovejas, con varios corderillos y un perro pastor que apenas mostró interés por nosotros.
Llegábamos con la ilusión, propia de turistas curiosos, de pedir la llave en el pueblo y visitar la enorme iglesia, aunque no topamos con nadie y nos quedamos con las ganas. El grandioso templo, consagrado a santa Eulalia y denominado como “la catedral del Sobrarbe”, procede del siglo XVI y es una bella pieza renacentista que ha sido recientemente restaurada (estuvimos hace unos años y estaba la fachada enteramente cubierta de andamios).
Sobrecoge por lo desmesurado de su tamaño, ¿de dónde sacarían fieles para cubrir mínimamente su aforo en un núcleo tan pequeño? Misterio. Igual el obispo mandó traer maniquíes de fieltro para presenciar la transubstanciación…
Al fotografiar el templo, me encontré con un curioso problema: el contrapicado debido a que está “bastante en alto” y el gran angular necesario para que “quepa todo”, hacen que la imagen resultante pierda grandiosidad y no acabe de dar una idea del impacto que el ojo recibe frente a la poderosa fachada principal y el atrio… Así que he hecho trampas. He deformado la imagen y con esto he creído conseguir dos cosas: restablecer la impresión de magnitud que da la iglesia y fastidiar a los puristas que vean la foto, ahí es nada.
Había ido con mi esposa a visitar la localidad de Olsón, en el Sobrarbe, sabedores de que atesora una relevante joya arquitectónica (Monumento Nacional). Se trata de una inmensa iglesia que corona un promontorio a los pies del cual se extiende, iba a decir un pueblo perdido, más he caído en la cuenta de que, habiéndolo encontrado, por un ramal asfaltado a nueve kilómetros de la carretera que sube de Barbastro a Aínsa, no podremos darlo del todo por perdido. Ahora, eso sí, población no hallamos, aparte de un rebaño de ovejas, con varios corderillos y un perro pastor que apenas mostró interés por nosotros.
Llegábamos con la ilusión, propia de turistas curiosos, de pedir la llave en el pueblo y visitar la enorme iglesia, aunque no topamos con nadie y nos quedamos con las ganas. El grandioso templo, consagrado a santa Eulalia y denominado como “la catedral del Sobrarbe”, procede del siglo XVI y es una bella pieza renacentista que ha sido recientemente restaurada (estuvimos hace unos años y estaba la fachada enteramente cubierta de andamios).
Sobrecoge por lo desmesurado de su tamaño, ¿de dónde sacarían fieles para cubrir mínimamente su aforo en un núcleo tan pequeño? Misterio. Igual el obispo mandó traer maniquíes de fieltro para presenciar la transubstanciación…
Al fotografiar el templo, me encontré con un curioso problema: el contrapicado debido a que está “bastante en alto” y el gran angular necesario para que “quepa todo”, hacen que la imagen resultante pierda grandiosidad y no acabe de dar una idea del impacto que el ojo recibe frente a la poderosa fachada principal y el atrio… Así que he hecho trampas. He deformado la imagen y con esto he creído conseguir dos cosas: restablecer la impresión de magnitud que da la iglesia y fastidiar a los puristas que vean la foto, ahí es nada.
Oye ¿y tú por qué tienes que fastidiar a los que fuman puros?
ResponderEliminar¿Qué es que solo te van los del etilo o qué?
Que te la pique un pollo.