Apasionante fenómeno, éste del dimorfismo
sexual, que se da cuando, en una especie animal determinada, la hembra y el
macho tienen un aspecto exterior muy diferenciado. Puede ser distinto tamaño,
diferente color, presencia o ausencia de apéndices, órganos o caracteres en
marcada disimilitud, excluyendo, claro está, los del aparato reproductor, cuya
desigualdad puede ser más o menos patente, pero siempre estará allí.
En esto, como en todo, hay grados: la
cornamenta distingue exteriormente a machos y hembras de diferentes ungulados,
en muchos casos los ciervos se suelen distinguir así de las ciervas. Otro
ejemplo cercano: entre los patos salvajes, suele darse un leve dimorfismo
basado en el color del plumaje, que es pardo terroso en las hembras y con algún
color más vivo, verde brillante en el cuello y la cabeza, en los machos. Aquí
se nos ilustra el “interés” de la naturaleza por la preservación de la especie
y no del individuo: como la hembra es la que cría, se facilita su camuflaje. El
presumido macho es más prescindible, aquí ser “bonito” no es ningún privilegio, pues te hace más visible para los cazadores y otras bestias dispuestas a darte matarile.
En ocasiones, el dimorfismo sexual es tan
acentuado, que a los ojos de un ignorante como yo, el macho y la hembra parecen
dos bichos diferentes, de tal modo que si me fuera dado contemplar su
apareamiento, creería estar asistiendo a un episodio depredatorio o a una
inimaginable perversión.
Entre las láminas de mi vieja
enciclopedia, que consulto las tardes en las que no tengo nada mejor que hacer,
he hallado ésta que me parece muy atractiva y oportuna para ilustrar la
festividad de san Valentín, si no fuera porque ya ha pasado. En el punto del
dimorfismo sexual, adolezco de un sesgo que no soy capaz de esquivar: hay uno
que me parece interesante en extremo y los demás, simplemente curiosos. Me
refiero, claro está, al que se da en la especie que los zoólogos especializados
en taxonomía denominan “homo sapiens”. Los caracteres sexuales secundarios de
la hembra de esa especie son de sumo interés incluso para algunos profanos
entre los que me cuento. En internet, de todos modos, se encuentran infinidad
de láminas monográficas sobre el tema, de modo que no creo necesario ahondar
aquí en ello.
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