Azuzado por algunas malas influencias, me
veo recientemente llevando a cabo acciones en las que ni creo, ni confío en que
sirvan para nada beneficioso. Me veo, como digo, reciclando papel y cartón,
plástico, vidrio y otras basuras de las que quizá algún consistorio sepa
extraer algún tipo de rendimiento que revierta (y esto ya lo dudo muchísimo) en
prestaciones a los ciudadanos.
He sido empujado a enfrentar las diversas
formas y variados colores de los contenedores que mi ayuntamiento ha sembrado
por doquier, nombrando a los todos los vecinos basureros honorarios de la villa.
En particular, hay uno de estos “containers” cuya tecnológica malevolencia
atrapa y magulla mis torpes dedos con una frecuencia desesperanzadora… Sí, lo
has adivinado, es el grandote azul para papel y cartón, ése donde pone, para
realzar la sorna, “tu papel es importante” y que exhibe una pesada tapa
abatible de fierro, más peligrosa que Espinete en una fábrica de condones. La
estrecha ranura y su denostada tapa prensadedos tienen, supongo, una finalidad:
evitar que, en los días de lluvia, el papel y el cartón absorban agua y el
contenedor se vuelva pesado en exceso y su contenido, por tanto, inservible.
Cuidado con lo que echas |
Recuerdo hace una decena (o tal vez una
docena) de años, cuando semejantes mamotretos azules empezaban a orillarse en
las calzadas, ver desde mi ventana llegar a un camión con una pequeña grúa y
una carrucha: baja un operario, engancha el contenedor y se vuelve a subir a la
cabina. Arranca el motor y la enorme caja azul se alza, gira, se despanzurra y
esparce de modo majestuoso su contenido por medio de la calle, mientras el
camión sigue su marcha ajeno al espectáculo y las ratas brincan alegremente en
torno al festín (esto último tal vez lo esté rememorando mal, puede que me haya
dejado llevar por la sordidez del relato).
El casting para Reciclator 2 |
Pero a donde yo quería llegar es a lo
siguiente: se nota que el sistema está diseñado para los ciudadanos, si se destinara a los consumidores, no habría tapa asesina, ni serían necesarias tres
manos para introducir papeles y cartones por la estrecha, desafiante y
pertinazmente obstruida ranura, sino que habría un sistema simple y cómodo para
depositar un fajo de papel o unas cajas de cartón en un compartimento lo
bastante estanco y transportable.
Desde hoy los ciudadanos podrán cambiar este horrible azul por rojo, malva o morado |
¿Es que no me crees? ¿Te parece paranoia?
Te pondré otro ejemplo, este decisivo: entra en una web para consumidores, por ejemplo Amazon o
Redcoon. Allí todo es claro y lógico, la información es excelente,
identificarse está chupado… Claro. Porque vas a pagar.
Ahora entra en una web pública: uso de la
tecnología para ciudadanos, me da
igual la Agencia Tributaria o cualquier otro organismo público, ya quieras
consultar, reclamar, pagar, opositar, pedir hora, lo que sea… La información es
confusa y opaca, la estructura es enrevesada, todo parece escondido y los
términos son sólo aptos para un especialista en la administración pública… Sin
contar con que además, identificarse puede ser un desafío.
Hasta aquí (abajo) llegaron los recortes |
A mí, el motivo no me lo preguntes. Eso
sí, estoy seguro de que las nuevas administraciones harán de la tecnología en
el espacio de lo público una cosa mucho más llevadera. Por algo son JASP
(Jóvenes, Aunque Sobradamente… ¿Presuntuosos? ¿Petulantes? ¿Patanes?... ¿Cómo era?)
No hay comentarios:
Publicar un comentario