Tres semanas de ciclismo como el de
antes, o casi. En esta humilde página perdida de la blogosfera, queremos
testimoniar un íntimo homenaje al brillantísimo ganador, Fabio Aru, a sus dos
meritorios acompañantes en el podio, Joaquim Rodríguez y Rafal Majka y a los
158 héroes que lograron completar esta exigente ronda.
Para mí, un tipo que
soporta cerca de noventa horas, pedaleando en una bici, chupándose casi 3400
kilómetros y soportando las caídas, el calor horroroso, la lluvia y el viento,
las pendientes demenciales, los continuos traslados, la deficiente
organización, las acometidas de las motos, los análisis de sangre y orina a las
horas más intempestivas, el abandono del público en la mayoría de los tramos y
sus irresponsables achuchones cuando la subida aprieta… Un tipo que aguanta
semejante carga de esfuerzo, haciendo malabares con los bidones, culebreando
entre coches y motos, habiendo entrenado en la tantas veces mortal carretera, esprintando
con doscientos kilómetros en las piernas, sonriendo a los volubles reporteros y
ganando muchísimo dinero menos que Messi, Cristiano, Nadal o Fernando Alonso,
para mí, un tipo así no es un deportista, es un héroe: si yo fuera el alcalde
de x pueblo o ciudad, con cargo a mi salario (o a alguna comisión del 3 %),
mandaría erigir una estatua de acero y hormigón “al ciclista desconocido”.
Y digo al ciclista desconocido, porque
con la escasísima atención que vienen prestando los medios de este motorizado
país al ciclismo, pronto lo serán todos.
Y no vale que justifiquen que tal
desinterés radica en la categoría deportiva de la prueba: este año estaban
todos los grandes, menos Contador.
Estaba el podio del Tour al completo: el
Tour, oh la la! El Tour es otra cosa, dicen los periodistas, tirando del
diccionario de lugares comunes del que se nutren. Y tal vez tengan razón, salvo
en un punto: el interés deportivo de la prueba ha sido superior este año en la
Vuelta. Podríamos retar al Tour a que exhiba una etapa como la del pasado
sábado: yo hacía muchos, muchos años que no veía ciclismo de ese calibre… Qué
grande el que ganó (Aru) y qué grande el que perdió (Dumoulin)…
«Dios, qué buen vasallo si oviesse buen señor»
¿No presumía don Mariano Rajoy de su afición al ciclismo? Pues ni se acercó al
podio: todos los que estuvieron allí obedecían a obligaciones de protocolo, les
importa la suerte del ciclismo como a mí la protección del mejillón cebra…
En
eso sí es superior el Tour: mejor organización (en la Vuelta, la primera etapa
fue de Pepe Gotera y Otilio), mucho más público (aquí, en la mayoría de las
etapas, había menos gente que en las playas de Groenlandia), un tratamiento más
serio a todos los niveles (recorrido menos fragmentado, más presencia en prensa, más acogida a su paso,
mejor retransmisión…)
La retransmisión, ahí pensaba explayarme.
No diré que fue catastrófica porque es un elogio que no merece. ¿Qué les ha
hecho el ciclismo a los prebostes de los medios? ¿Por qué tanta inquina? TVE 1
se cubrió de estiércol fresco 19 de los 21 días (hubo dos días de descanso en
la carrera). Salvaré la locución de Perico Delgado y Carlos de Andrés. Los
comentarios de ambos denotan conocimiento y amor por este maltratado deporte,
pero lo demás… Primero se retransmite rebotándolo entre dos cadenas: TVE 1 y
Teledeporte, habiendo días en que la cosa empieza en Teledeporte, continúa en
la 1 y finaliza en Teledeporte, un mareo. Segundo, ¿no habían quitado la
publicidad de la 1? Hubo sesiones en las que el bombardeo publicitario era,
literalmente insufrible, con la machacona repetición de los mismos anuncios,
cuatro, cinco veces, los mismos, día tras día… Anuncios innecesarios de
programas que venían a continuación, diez minutos de la cadena publicitándose a
sí misma, ante los envilecidos ojos y las turulatas orejas de los pringaos que
asistíamos a semejante suplicio. Además, interrumpían el seguimiento de la
carrera con la más certera inoportunidad, ¿te gusta el ciclismo? Pues te jodes.
Tercero, la calidad de las imágenes, nefasta. Las etapas del comienzo, desde el
sur, pixelándose continuamente; luego fue mejorando hasta llegar a Madrid,
donde no se servían imágenes en directo. Fin.
Y bueno, aunque no sólo los ciclistas han
sufrido esta vez los rigores del más duro de los deportes, reitero mi más
rendida admiración y enhorabuena a todos ellos. Seguiría la próxima Vuelta,
aunque la retransmitieran con un tam tam (y ya les falta poco).
Y vuelvo a enlazar una “sintonía” que
compuse para ella hace veinte años (o más).
Adiós, majos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario