“La violencia nunca ha solucionado nada.”
Osama Bin Laden.
“Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen.” Mateo 5 - 44. Palabras de Jesús,
que el Santo Oficio hacía grabar siempre en alguno de los leños con los que se
quemaba vivos a herejes, apóstatas, brujas, blasfemos y algún que otro
endemoniado.
Nunca deja de sorprenderme la poca huella
que cincuenta siglos de religiones monoteístas han dejado en la conciencia de
los descendientes de Lucy (el homínido más antiguo conocido, de cuyo
descubrimiento se cumplían ayer 41 años, felicidades yaya).
No es que otras religiones (incluyendo el
positivismo) hayan tenido más éxito en adecentar este error evolutivo que es el
ser humano, pero bueno, si tienes un dios que te exige poner en su altar el corazón
palpitante de los enemigos recién degollados, debe estar dando saltos de
contento, mientras que si tu dios es Amor, es llamado el Misericordioso y te ha
hecho a su imagen y semejanza, un calabacín sería adorado con mayor merecimiento.
Así que, a lo que parece, se avecina otra
guerra, ¿o es la misma? Como decía el gran Gila, “Óigame, ¿la guerra del
catorce? No, ésta es la del dieciséis, la del catorce es más abajo”.
¿Ayudaremos a los franceses o a los
yihadistas? Según los que han convocado la manifestación del próximo sábado en
la plaza del Museo Reina Sofía, “a ninguno y que gane el mejor”. A esta manifa
madrileña estamos invitados todos los demócratas (incluido el señor Mas) y los
islamistas de buena voluntad. La foto de las Antiazores se la harán, cual nuevo
triunvirato de un tiempo nuevo, don Kichi, Colau y Santisteve, bajo las
pancartas de “No A La Guerra” y “No En Mi Nombre” (un consejo, sería práctico
traducirlas al árabe, digo, y tampoco estaría mal "Molan Los Que Se Inmolan") y luego los pacifiestas se irán a tomar unos callos y a cercar unas
sedes del pepé o, mejor aún, de upeydé, que estarán más desguarnecidas.
¿Cómo vamos a ayudar a los franceses –
quizá diga la señora Colau - si ellos nos trajeron los Borbones, contra quienes
aún estamos embarcados en nuestra guerra, uy perdón, lucha popular de
liberación nacional?
Pero la más expresiva ha sido esta vez la
alcaldesa de Madrid que, a mí, me recuerda a la tía Leo de los antiguos
anuncios de Avecrem, cuando ha manifestado: "Para evitar este terrorismo y
cualquiera es fundamental trabajar muchísimo en lo que siempre se debe
trabajar, para la paz, y es en el diálogo y en buscar alternativas para hacer
posible que haya una empatía, para intentar ver en el otro a un ser humano, y
hacer lo imposible para lo que lo llamo la educación para la paz". Me
conmueve: la imagino sentada en una terraza, tomando una zarzaparrilla y
espetándole este discursito al tío del Kaláshnikov… Cuando el intérprete del
ayuntamiento de Madrid, le traduce estas bellas palabras al supuesto
terrorista, al hombre, al ex agresor, se le humedecen los ojos y de ellos se
desprende la venda que le ofuscaba al infeliz, en ese momento, aunque es un
pobre marginado, decide sentarse y pagar él la ronda.
Claro que esto puede ocurrir un viernes
por la noche y hallarse el intérprete disfrutando de su asueto, de weekend en Túnez. Entonces esa
víctima de la exclusión social que empuña el AK-47, no se entera de nada,
suelta la ráfaga justiciera y nuestra incomprendida regidora queda hecha un
colador o mejor, dada su jerarquía, una inoxidable escurridera. Qué desastre,
qué barbaridad, qué horror como dijo el bueno de François, no quiero ni pensarlo.
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