Otra de esas inefables cancioncillas que
escribo e interpreto en el ordenador en mis ratos libres que, en estos momentos,
son casi todos. Ésta, posiblemente, sea la última que protagoniza una entrada,
porque me he abierto una cuenta en SoundCloud, con el alias de Víctor Landa
Galindo y con la intención de colgar allí todas las elucubraciones sonoras mediante
las que intento, sin el menor resultado por ahora, castigar los oídos de algún
incauto navegante. La idea es, confiando en la inestimable ayuda ofrecida por un
amigo muy mañoso en estos menesteres, insertar en la página principal del blog
que tienes ante tus ojos, un gadget que permita al lector desprevenido enlazar
con los temas, previamente almacenados por mí, en el citado SoundCloud. Así la
lectura de cualquier entrada podrá ser amenizada por una preciosa música de
fondo, siempre que no disfrutes de la compañía de un perro (tengo observado que se
ponen a aullar o a gemir cuando suena alguno de mis temas).
Bueno, hoy he querido sumarme a la
inminente celebración del Día Internacional del Engranaje, que este año está
dedicada a honrar la memoria del inventor del cojinete de bolas. Comoquiera que
coincide también con la conmemoración institucional, en distintas Comunidades,
del trigésimo siglo de la llegada de la rueda a la Península Ibérica, he
pensado que, con tales fuentes de inspiración, me saldría un tema redondo. Lo
he titulado “All You Need Is Loop” y, sí, admito cierto grado de plagio en el
título, que traducido al español vendría a ser algo así como “Todo lo que
necesitas es hacer bucles, serpentear, girar sin fin”, como si fueras un
derviche de las creencias místicas sufíes por las que, para variar, siento
mucho respeto.
El soplo de las musas me vino en un sueño
bastante cargado de alguna sustancia moderadamente tóxica, en el que asistía a
una suerte de verbenas que se celebraban en otra dimensión, más allá de la
conciencia habitual. En ellas bailaban sin descanso seres de otra especie, casi
tan inteligente como la nuestra pero mucho más feliz. Recuerdo que tenían
rodamientos en lugar de articulaciones y su aspecto era muy armonioso sin
llegar a ser light. Las hembras, provistas de dos, tres y hasta cuatro ruedas
de gran atractivo, entraban en un celo extático al sonar una música parecida a
ésta que acompaña al vídeo aunque, no sé, me parece que, una vez despierto, no
la supe reproducir del todo bien.
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