martes, 5 de mayo de 2015

Chopera 2

Salgo, siempre que puedo, a pasear por la chopera de mi pueblo y, claro, tampoco es un jardín inglés que esté cuidando, para mi disfrute y el de otros usuarios, un solícito jardinero a sueldo de los poderes públicos, esos que aquí miran tanto por nuestro bienestar que nos confunden con sus interesados y onerosos agasajos. Esta chopera ribereña es un cultivo y, ahora que aparece un lánguido declive de la crisis, han talado algunas parcelas.

Una vez vino al colegio a dar una charla, un erudito de los asuntos relativos a estos humildes árboles y consiguió interesar a mis alumnos en la plantación, riego, tala y fabricación de palés con su madera de escasa calidad. Yo no salía de mi asombro y estuve a punto de pedirle un autógrafo.

En octubre de 2012, cuando el latazo de este blog era todavía incipiente, publiqué una entrada con el título de “Chopera 1”. En ella incluía una única foto de lo que asemejaba a un umbrío y tupido bosque. Hoy comparto una foto del mismo paraje: no está tan inhóspito como los mares de la luna y, aunque apenas se aprecia, se han plantado diminutos esquejes que dentro de quince años serán esbeltos chopos.

 
Los que había estuvieron apilados en ordenados montones de troncos hasta que se los llevaron.
 
 
“Sic transit gloria mundi”. Pese a todo es lo más parecido a un gran parque que hay en los alrededores de Monzón. Hasta unos bancos podían mandar poner los electos del próximo consistorio o, ya puestos, un acceso peatonal al otro gran espacio natural ribereño, el soto de la Pinzana, al que sólo pueden acudir los automovilistas, pues no hay otro acceso que una tumultuosa carretera con su muy transitado puente, qué ingenioso y ecológico, a pasear por el parque y la escollera en coche. “Yo, es que sin el coche, no sé dar un paso”, oyes decir en mi pueblo y así somos: una localidad con quince mil vecinos y veinte mil vehículos. Un visionario que tuvimos de alcalde quería convertir la carretera que atraviesa el pueblo en un “boulevard”. Claro que el pragmatismo político se impuso y, en lugar de eso, se quitaron los semáforos de los pasos de peatones y así los conductores no se impacientan tanto. Pues bien, ni aun así le reeligieron, los muy desagradecidos.


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