Ah, el humor viejuno, basado en la falta
de respeto al prójimo y sus problemas… Me encanta. Advierto de paso lo mucho
que ha cambiado este país, gracias al pensamiento único y a la corrección
política: tan sólo algunos concejales y algunos descerebrados nos atrevemos a
sacar estos tabúes de donde deben estar: frente a la barra de un bar, donde
antaño se contaban los chistes de Franco… Ahora ya no cumplen la función de aliviarle
a uno de sus represiones, los chistes políticos. Más bien todo lo que dice la
clase política en los medios es un chiste, sea casposo o surrealista. Y los de
estos últimos días, todos de humor negro, ya no nos hacen reír: son
verdaderamente malos. Tomen nota sus señorías de estos seis que he extraído de
la “Antología Del Chiste Popular”, publicada por El Jueves en 1979; tomen nota,
a ver si aprenden. Entonces a la revista de humor gráfico le quedaba aún algo
de chispa: nos proponía la risa insana a costa de los ciudadanos con
determinadas discapacidades, después los políticos acapararon los chistes para
reírse de los ciudadanos todos. Por mamones.
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Van dos locos por medio de la vía del tren
y dice uno:
-
Joder, qué escaleras tan largas.- Sí. Y aún se lleva peor con estas barandillas tan bajas.
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Un hombre va al médico y le cuenta:
-
Tengo un problema terrible: mi hija mayor se cree que es una gallina.- ¿Y por qué no la lleva al manicomio?
- Hombre, porque necesito los huevos.
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Va un jorobado a un estanco y compra un
paquete de Camel. Al salir a la calle se le cae el paquete al suelo y, como no
se ha dado cuenta, un joven que pasa le advierte:
-
Oiga, señor, se le ha caído el carnet de identidad
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Va un cojo a los Sanfermines y, como no
puede correr delante de los toros, decide que correrá detrás. A media carrera,
un toro se da la vuelta y la gente que se percata, empieza a gritar:
-
¡El cojo! ¡Ay, el cojo!A lo que éste replica muy cabreado:
- Bueno, dejad que sea el toro el que decida, ¿no?
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Entra uno en la bodega del barrio y dice:
-
Querría una botella de vino…- ¿Blanco o tinto?
- Me da igual, es para un ciego.
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Va un retrasado a una tienda y pide:
-
Ñoba babo buda de pipas.Y contesta el tendero:
- ¿Una bolsa de qué?
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