Vamos con la canción del verano. Del
verano de 1972. Por aquella época pasaba los veranos en Francia, en casa de mis
abuelos paternos, exiliados a raíz de la Guerra Civil. Unos recuerdos inciertos
se configuran en mi memoria como algunos de los más felices de mi existencia.
Tenía menos de veinte años y, cuando terminaba el curso, disfrutaba de esta
inmersión en un ambiente soleado y fresco, caracterizado en lo que a mis
vivencias respecta, por una inaudita sensación de libertad, la que allí se
respiraba, en la familia, en el entorno, en el país… No estoy hablando de
experiencias psicotrópicas, ni de toma de conciencia política, por dios, qué va:
desmontar, limpiar y volver a montar una descremadora centrífuga con la que se
hacía mantequilla en la granja; pescar en arroyos, pasear en bicicleta o ver el
Tour en la RTF, eran algunas de las actividades más apasionantes a mi alcance,
con las que armaba un paréntesis en las rutinas del resto del año… Eso y la
música: yo era entonces el fan de Keith Richards con las gafas más gruesas de
occidente (no era más feo porque mi madre no abrió más las piernas en el
paritorio). Y así pertrechado, topé con la primita púber y la canción del
verano. A todas horas. Hasta el más riguroso aborrecimiento. Ni me gustaban los
éxitos veraniegos, las horrendas cancioncillas vacacionales de sol y playa, ni
me decía nada el pop francés.
Ah, pero el efecto acumulativo de la edad
te devasta y reblandece: con las meninges ya considerablemente deterioradas,
oigo, cuarenta años más tarde, esta cancioncilla y me quedo prendido de su
encanto. Lo que entonces me parecía tan insulso como banal, más tarde me parece
tan ingenuo como cautivador. Y es que la nostalgia tiene estas trampas
inevitables. Pongo aquí la tonadilla de marras y “Que el cielo la juzgue”. A mí
me sabe al paraíso perdido.
UNE BELLE HISTOIRE
C'est un beau roman, c'est une belle
histoire
C'est une romance d'aujourd'hui Il rentrait chez lui, là-haut vers le brouillard
Elle descendait dans le midi, le midi
Ils se sont trouvés au bord du chemin
Sur l'autoroute des vacances
C'était sans doute un jour de chance
Ils avaient le ciel à portée de main
Un cadeau de la providence
Alors pourquoi penser au lendemain
Ils se sont cachés dans un grand champ de
blé
Se laissant porter par le courant Se sont racontés leur vies qui commençaient
Ils n'étaient encore que des enfants, des enfants
Qui s'étaient trouvés au bord du chemin
Sur l'autoroute des vacances
C'était sans doute un jour de chance
Qui cueillirent le ciel au creux de leurs mains
Comme on cueille la providence
Refusant de penser au lendemain
C'est un beau roman, c'est une belle histoire
C'est une romance d'aujourd'hui Il rentrait chez lui, là-haut vers le brouillard
Elle descendait dans le midi, le midi
Ils se sont quittés au bord du matin
Sur l'autoroute des vacances
C'était fini le jour de chance
Ils reprirent alors chacun leur chemin
Saluèrent la providence en se faisant un signe de la main
C'est un beau roman, c'est une belle histoire
C'est une romance d'aujourd'hui
Intento traducirla, un poco libremente,
porque tengo el diccionario de francés desencuadernado y se han perdido muchas
hojas:
UNA BELLA HISTORIA
Es una hermosa novela, es una bella
historia / Es un romance de hoy en día / El regresaba a su casa, allá arriba,
hacia la niebla / Ella bajaba hacia el sur, hacia el sur / Se encontraron al
borde del camino / En la carretera de las vacaciones / Era, sin duda, un día de
suerte / Tenían el cielo al alcance de la mano / Un regalo de la providencia /
para qué iban a pensar en el mañana. // Se escondieron en un gran trigal /
Dejándose llevar por la corriente / se contaron sus vidas que daban comienzo /
Todavía no eran más que niños, más que niños / Que se habían encontrado a la
orilla del camino / En la carretera de las vacaciones / Era, sin duda, un día
de suerte / Pues cogieron el cielo en la palma de sus manos / como se coge algo
providencial / rehusando pensar en el mañana. // Es una hermosa novela, es una
bella historia / Es un romance de hoy en día / El regresaba a su casa, allá
arriba, hacia la niebla / Ella bajaba hacia el sur, hacia el sur / Se separaron
en la orilla de la mañana / En la carretera de las vacaciones / Se había
cumplido su día de suerte / Y cada uno retomó su camino / Saludando a la
providencia con un gesto de sus manos. // El volvió a su casa, allá arriba, donde
la niebla / Ella continuó bajando hacia el sur / Es una hermosa novela, es una
bella historia / Es un romance de hoy en día.
Es casi tan romántico como el encuentro
fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas,
que diría Ducasse, conde de Lautréamont. Mi amigo el Resentido opina que la
canción podría tener una sóla línea: "aquí te pillo, aquí te mato". (Es lo que
tiene el Arte: que embellece).
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