El pasado día 3 de Junio fue el Día
Mundial del Medio Ambiente y un servidor, en su modestia, quería hacer una
entrada, para recomendar a los lectores más despistados, que cerraran el grifo
por la mañana, mientras hacen saludables gárgaras, o que no vayan a poner,
estos primeros días de altas temperaturas, el aire acondicionado a demasiada
potencia, una cosa intermedia estaría bien, ni frío, ni calor: cero grados...
De lo contrario, los nietos de nuestros monarcas corren el riesgo de no poder
ir a cazar elefantes a Botswana, pues se habrán extinguido (¿los elefantes? ¿Los
monarcas? ¿Los nietos?) Es igual, no cuesta nada mantener el planeta limpio,
pasándole un paño de vez en cuando y financiando los yates de Greenpeace y
otras bravas oenegés, dispuestas a defender a los calamares de los malvados
submarinistas sin escrúpulos.
En estas elucubraciones estaba, cuando mi
amigo el Resentido me dijo: “déjame escribir a mí, tú no sabes nada de
ecologismo, no sabes nada de proteccionismo, no sabes nada de conservacionismo
y a ti todo te da lo mismo”. Su ferocidad me indujo a dejar despejado el paso a
sus chocarreros juicios pero, como es tan vago, hoy que ya pasan cuatro días de
la efemérides, le he echado la bronca. “Es que no lo he acabado…” Me dice. Y me
pasa una hoja de cuaderno manuscrita, que transcribo íntegra, para que veáis lo
babieca que puede llegar a ser.
«Yo me hice ecologista antes de la Marcha
Verde. Concretamente, pero vamos, mucho antes de que estuviera de moda, yo ya
había hecho un curso de ecologista por correspondencia y llevaba en el
errecinco, con el que daba vueltas por todo el pueblo, así que todos la han
visto, una pegatina que decía: “¿Nuclear? No, gracias.” Y es que siempre había
procurado, dentro de mis modestas posibilidades, devastar el planeta lo menos
posible: no fumo, no leo prensa para no matar los bosques, así que fue de
casualidad que leí la noticia el otro día, bueno la leí porque el tío que me
prestó el periódico, me dijo que estaba hecho con papel reciclado y así la
conciencia se me quedó más tranquila, ¿no? Pero luego, vaya sobresalto, va y me
entero de que a un industrial que yo conozco, le hacían una interviú, en plan “ésta
es su vida”. El hombre, que invertir en Aragón, que es lo nuestro, lo nuestro
por aquí, lo nuestro por allá, las competencias y las transferencias y las
reverencias, el amor a su tierra, que se ha comprado una parcela en la montaña
y eso, lo que ha luchado y ha trabajado para poner en marcha la planta nueva,
los camiones cisterna, o sea, las cubas de la empresa y tantos miles de
toneladas de producto al año, competitividad, el reto de Europa y, como de
pasada, en el tema de los vertidos, polémico sí, polémico no… Resulta que el
control sale muy caro, los filtros salen muy caros y, echando cuentas, sale más
barato pagar si te multan, que hacer instalaciones que no tienen ninguna
rentabilidad, productividad cero, mejor asumir el coste de las sanciones.
Cochambrose Earth |
¿Seré capullo? Pensé, no fumo y me trago
las bafaradas y tufarreras de este desalmado. Yo venga a recoger vidrio, las
pilas, el papel, no compro un espray ni para matar los mosquitos de por aquí,
que son como helicópteros que, en vez de picarte, se te llevan en volandas a
donde tienen ellos la mesa puesta, con cuchillos y tenedores… Venga gasolina
sin plomo, detergentes sin fosfatos, alimentos sin envases de plástico, que
estoy sensibilizado, lo que se dice sensibilizado y concienciado, para que
venga este mamón y me llene la biosfera de mierda, con el rollo de que así es
competitivo, porque los filtros son muy caros y, en tiempos de crisis, bastante
ha hecho con no hacer un ERE fraudulento como todos.
Mefitic Wood |
Pues así ha sido como me he apuntado al
comando “Represalias Tóxicas” del que soy fundador, socio, presidente y único
integrante por ahora: la primera acción ha sido enterarme dónde tiene el fulano
éste su parcela en la montaña y, aunque la rodea con una valla, alta como la de
Melilla, y la adorna con dos perrazos como vacas lecheras que se hubieran
puesto los cuernos de colmillos, salto intrépido al interior de su muy bien
protegida y conservada parcela, que dan ganas de preguntar qué Parque Nacional
es ése que se ha comprado… Y le entierro allí toda clase de pilas: alcalinas,
de litio, recargables, de manganeso, baterías de móvil, amén de filtros de
cigarrillos, esprays de lubricante medio llenos y algún residuo radiactivo, si
un lector tuviera la bondad de mandármelo. Si va a ser que esto no tiene
remedio, pues que la pringuemos todos, ¿no?
No fumo, ni mato ballenas, protejo a los
pingüinos del bulling, entierro por el campo los huesos de melocotón, de
aceituna y de cereza, las pepitas de sandía y las bellotas; no abandono, en
cambio, neveras, televisores, microondas, ni otros electrodomésticos no
biodegradables, no…»
Pollution County |
Y aquí se acaba la historia de Pepito
Zanahoria. Yo no sé qué pretendía el Resentido con esta destartalada ficción. Y
si no se la publico, me hablará, dos meses seguidos, del Poder de la Censura
cuando uno la convierte en autocensura. Si lo agarro, lo escamocho.
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