Es una verdad universalmente admitida (
“It is a truth universally acknowledged…”) que los niños gustan de medirse con
el miedo. Eso explica la proliferación de fantasmas. monstruos, vampiros,
cocos, hombres lobo y toda la caterva que puebla las fantasías y los productos
destinados a su consumo. Sin ir más lejos, hoy en la piscina, mi hijo saboreaba
con delectación una especie de cortezas de harina de maíz saladas, con toda
clase de aditivos y colorantes (E-206… ) Unas tenían forma de fantasma y otras
de murciélago vampiro. Y aún tiene un juguete que consiste en una momia
horrenda, de goma muy elástica, a la que se le salta un ojo que rueda por el
suelo. Lo “terrorífico” les mola.
Claro que, a veces, este coqueteo con lo aterrador
se les va de las manos y entonces vienen las pesadillas, el no pegar ojo por
las noches y el regresar a la cama de los papás… Es un hecho universalmente
conocido, de nuevo.
Este microlibrito ilustrado toca el tema
con ternura y humor. Si tienes un hijo entre cuatro y seis años, se lo regalas
y se lo lees en la cama (jugando con fuego), con idea de que, entre los seis y
los ocho años, lo tenga en la mesilla y se lo lea él solito (o ella solita).
Fue publicado en España en 1982 por la editorial Altea (missing, difícilmente
darías con un ejemplar), más recientemente ha sido editado por Kalandraka (y
este aún se puede encontrar).
Para los niños que son vagos a la hora de
leer, posee la indudable ventaja de que “tiene poca letra”: la mayor parte de
la historia está relatada gráficamente, mediante unos deliciosos dibujos con un
toque vintage. Mercer Mayer, escritor e ilustrador norteamericano, publicó este
sencillo y encantador cuento en 1968. En él se brinda una campechana y efectiva
receta a los más pequeños: “para combatir el miedo, nada mejor que hacerle
frente”. Aunque la eficacia de este modelo pueda ser un tanto incierta, por lo
menos se garantiza un rato de aliviado entretenimiento.
Por cierto, no hace falta ser muy
perspicaz para ver aquí una de las fuentes de inspiración de la película de
Pixar “Monstruos S.A.”, la cual toma prestada de esta historia una evidente
directriz, aunque hemos de reconocer que Sulley es un monstruo mucho más
atractivo y con mucho más carácter que la blanda y feúcha pesadilla dibujada
por Mayer.
Aquí tenéis, pues, el cuento precursor.
Espero que os guste. Vale la pena dedicarle cinco minutos, como hizo Alfonso
Guerra, que lo sitúa entre sus once mil libros favoritos.
Excelente cuento. Me gustó mucho.
ResponderEliminarYo tengo el original también, no lo vendo
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