“Todo por una chica” (2007), fue
publicado originalmente en inglés como “Slam” (y es que, como dijo Gila, “al
cambio, se queda en nada”), yo lo hubiera traducido como “Golpe”, “Portazo”, o
incluso “Carpetazo”, pero claro yo no trabajo en ninguna editorial española,
donde a los pobres les debió parecer que las chicas y los chicos, al sentirse
aludidos, podrían interesarse por el libro.
“Todo por una chica” es una breve novela
sobre la crisis del modelo familiar tradicional y los embarazos adolescentes. Podría
dar para el guion de uno de aquellos telefilmes de sobremesa, “basados en
hechos reales”, que con bajo presupuesto, escasa imaginación y un abrumador
empalago sentimental, sustituyeron por estos pagos a aquella extraordinaria
serie de “El Virginiano”. Pero entonces, ¿cómo recomiendo un libro así? ¿Por
qué creo que debería leerlo todo aquél que sea o haya sido alguna vez joven, en
edad o en espíritu?
La respuesta está en la especial
sensibilidad y visión del autor, en los modos y las formas de Nick Hornby, un
monstruo, para mí uno de los integrantes de la santísima trinidad inglesa de la
narrativa de nuestro tiempo (junto con Ian McEwan y Julian Barnes). Si este
blog tuviera seguidores, les aseguraría que volverá por estas páginas, pues
tengo en mente comentar su últimaravillosa novela (Juliet, desnuda) y una
película de la que es guionista (An Education), si dios me da esa luz.
El protagonista de “Todo por una chica”
es Sam, un adolescente que hace skateboard, estudia bachillerato y tiene
pensado ir a la Universidad a cursar arte o diseño gráfico. Vive con su madre,
una treintañera divorciada, que lo dio a luz a los dieciséis años.
Sam tiene en su habitación el póster de
su ídolo Tony Hawk, póster con el que habla y al que le pide consejos. También
lee continuamente el libro autobiográfico “Hawk - Occupation: Skateboarder”,
escrito por el famoso patinador y que Sam considera su Biblia. En éstas, conoce
a Alicia, de la que se enamora. Tras un breve e intenso noviazgo, se cansa de
ella y la deja. Fin.
Si no fuera porque accidentalmente (ya
que tomaban precauciones) ha dejado embarazada a la chica… Y ella quiere tener
el bebé.
A partir de aquí, entramos en el meollo
de la cuestión. Y en unos divertidos vaivenes temporales. Cuando Sam habla con
su admirado Tony Hawk, para preguntarle si saldrán a flote con el asunto del
bebé, si recompondrán su relación… ¡Los “poderes “ de Hawk le mandan al futuro!
Es decir, se ve inmerso en una jornada que dentro de unos meses o de un año va
a vivir realmente.
Por lo que he contado, puedes sacar la
conclusión de que la historia no es como para tirar cohetes. Un solemne error.
Nick Hornby hace con estas historias cotidianas o anodinas un sugestivo y clarividente
fresco de las relaciones humanas en nuestro tiempo. Por una parte, un estilo
elusivo y circunloquial, característico de la narrativa inglesa, muestra
siempre más que lo que dice, subraya lo que oculta, transmite con vivacidad usando
meras alusiones: un prodigio de exuberancia envuelto en la más sutil
delicadeza. Por otra parte, los personajes de Hornby, que en una primera mirada
son acomodaticios y egoístas, mezquinos y pusilánimes, están trazados con tal
complejidad y riqueza que enseguida muestran un reverso de humanidad y
benevolencia, haciendo brotar una inmediata empatía por estos antihéroes
confusos, desorientados e inseguros: como nosotros mismos.
Un último punto es el que hace referencia
a la actualidad en su temática: aparece profusamente la música (Hornby empezó
como crítico musical en la prensa), el fútbol, las modas, el famoseo… A mi modo
de ver el autor arriesga en referencias muy cercanas que, a no tardar mucho,
estarán decisivamente desfasadas. Pero hasta esto lo hace con sabiduría y
mesura, con lo que disfraza de “texto de consumo” lo que es un genuino
ejercicio de literatura grande y no al revés. No te confundas: puede parecer
una novela juvenil, para muchachos y muchachas de secundaria o bachillerato
pero, o mucho me equivoco, o es una narración con el suficiente empaque para
las grandes ligas de las letras.
Libro delicioso y sutil, melancólico y
divertido. Cómpralo en la versión española de Anagrama o prueba este enlace:
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