martes, 28 de febrero de 2017

Humor Por Malversación De Términos

Como el que más y el que menos, soy un siervo de los chats de WhatsApp, uno de los más fútiles e inocuos entretenimientos para las masas en los días que corren. Como todo hijo de vecino, tengo mis preferencias y reenvío frenéticamente todo lo relacionado con el humor para todos los públicos, el humor absurdo y los variados chistes gráficos que circulan en cadenas irrompibles, engordando las arcas de Movistar, Vodafone y demás empresas de parloteo con cuota. Por si tienes pensado mandarme algo, detesto los perritos, gatitos y demás mascotas de esas que dice la gente ¡huuuy, que mooono! Y no aprecio en exceso los mensajes que pretenden concienciarme de la situación de los desfavorecidos, los derechos de los estibadores o el calentamiento global...


Como estoy por aquí intentando, una vez más, la imposible taxonomía del humor, compartiré varios chistes que tienen una nota común. La gracia, si la albergan (y yo me he reído como un imbécil con más de uno), radica en una confusión de orden léxico en algún término clave. Tanto los gráficos como los verbales, circulan por WhatsApp, así que no me culpes a mí: hoy estaba vago y, simplemente, los he transcrito:


- ¿Me pone un zumo de piña?
- ¿Natural…?
- De Pontevedra, pero no creo que eso importe...
... ... ...


-Hola, ¿es aquí el club de imbéciles?
-Sí, pero... ¿qué hace con todo ese estiércol?
-Vengo a abonarme.
-Dios santo, pase, será el líder.
... ... ...


-Me siento solo.
-Yo también, sentarse es fácil.
... ... ...


- Yo soy ateo.
- Yo anolo, ucho gusto.
- El gusto es ío.
... ... ...


Llaman a la puerta y es un técnico del ayuntamiento.
-Perdone, pero vamos a proceder al derribo del edificio contiguo.
-¿Conmiguo?
... ... ...


- Perdone, ¿es este el ascensor de subida?
- No, he montado en otros mejores.
... ... ...


-¿Te gustan más los Beatles o los Stones?
-A mí me gustan los Doors.
-Tienes que elegir uno.
... ... ...


-He hecho tres años de piano.
-Venga, ¡si ni siquiera te pareces!
... ... ...


—Cariño, después de tantos años, ¿todavía me quieres?
—No, todavía no.
... ... ...


—¿Sabías que las cajas negras de los aviones en realidad son naranjas?
—¿¡No son cajas!?
... ... ...


—Hola muy buenas, venía a hacerme el seguro.
—Pase.
—Pues claro que paso, soy el puto amo.
... ... ...


- ¿Puedo fumar?
- Claro.
- Vale. Uno maf uno, dof. Dof maf dof, cuatro. Tref maf tref, feif.
… … …


-Te voy a romper el hueso de la pierna.
-Se dice tibia.
-Bueno, pues tibia romper el hueso de la pierna.
... ... ...


—¡Qué guapa estás hoy! ¿Te has pintado los ojos?
—No, ya los tenía.
... ... ...


—¿Me da un billete de metro?
—Tan grandes no tengo.
... ... ...


—Joder con los mosquitos.
—Ponte repelente.
—Madre mía, qué ingente cantidad de dípteros nematóceros.
... ... ...


- ¿Qué función desempeñan las rayas de la luna trasera del coche?
-Desempañan
- ¡Ah! ¿Qué función desempañan las rayas esas?
... ... ...


—Cariño... ¿y si tuviéramos un hijo?
—No creo, cielo, me acordaría.
... ... ...


—Me voy dos semanas de viaje.
—Ah, qué bien, pues no te olvides de escribir.
—Espero que no, con lo que me costó aprender...


jueves, 23 de febrero de 2017

Segunda Caminata En La Flor Del Almendro. Ayerbe

El domingo pasado, 19 de febrero, anduve más de 25 kilómetros en una caminata por los alrededores de Ayerbe. Bueno, anduve la primera hora y media, las cuatro siguientes andé como pude. Era un día nublado con temperatura fresca, muy grata, sin apenas viento, circunstancias que, teniendo en cuenta la fecha, eran muy favorables para un largo paseo.




Por lo demás, iba bastante bien acompañado, con mi hermano, un amigo y las respectivas esposas, además de unas quinientas personas más, que habían acudido al reclamo de la “Segunda caminata en la flor del almendro, Ayerbe 2017” al polideportivo de la citada villa, sita al norte de la Hoya de Huesca, yo ya me oriento.





Había participado el año pasado en la primera andada y me pareció tan agradable que decidí repetir. Por otra parte, cualquiera que hubiera seguido este blog, sabría que lo mío con los almendros en flor es una fijación rayana en lo erótico. Todos los años, con mayor o menor fortuna o acierto, los fotografío, como modo de saludar con arrobo la coronación de un invierno más y el tímido anuncio del retorno primaveral. Qué le vamos a hacer, uno se embelesa con cosas muy simples, dejando los cruceros por el Caribe a gente más opulenta o aventurera.



El pantano de la Nava, entre Ayerbe y Loarre


Este año, la floración era incipiente: a los árboles les faltaba una semana o diez días para estallar en esa sinfonía de blancos rosados perfilándose contra el azul del cielo, que es el momento más bello que el campo dedica por aquí a los ojos que lo contemplan.



La iglesia de Loarre

Por unas tierras más bien llanas, con aterrazamientos, bordeamos el pantano de la Nava, atravesamos los pueblos de Loarre y Sarsamarcuello (menudas subidas, casi me funden los calcetines) y regresamos a Ayerbe, siempre por pistas agrícolas buenas, bien balizadas y con generosos avituallamientos... Puedes comprobar que soy parco en elogios, pero aquí la organización (mayormente voluntarios) es de diez con estrella (diez con estrella es la nota que le ponían a un amigo mío muy listo, en el colegio de curas donde cursó el bachiller). Como he dicho, la señalización, los refrigerios, más algunos obsequios y la comida final (fideuá, tú, y en su punto) son, fueron, absolutamente irreprochables...



La prueba, desde el GPS del móvil

El año que viene, si no me han baneado o tengo averiadas las piernas, pienso volver y eso que para mí es un esfuerzo exigente: es más del doble del recorrido de mis paseos usuales, así que el lunes no sentía las piernas... Y de adelgazar con el ejercicio, nada, ¡con lo bien que se come!



Himphame, con la simpática camiseta
del almendrón cachondo.
Regalaban otra más, con cuello, un polo.

lunes, 13 de febrero de 2017

Mamíferos Al Poder 2

Mal que nos pese, hemos de admitir que nunca hemos sentido un gran respeto por el resto de la clase, exceptuando, y no siempre, a los de nuestra especie. Me refiero a la clase de los mamíferos, que alberga unas 5400 especies (y bajando) las cuales son objeto de estudio de la mastozoología o teriología.

Desde los tiempos más remotos, hemos pensado que éramos el mamífero con más pedigrí, la cúspide del reino animal, un bicharraco hecho nada menos que “a imagen y semejanza” de Dios que, de este modo, vendría a ser una especie de Supersimio Todopoderoso (un King Kong Metagaláctico).


Por fortuna o desgracia, las cosas están cambiando y, en nuestros días, tendemos a considerarnos un miembro más, eso sí, especialmente dañino, de ese ecosistema que compartimos con ratas, cucarachas, chinches, perros, gatos, ladillas, garrapatas, cerdos y otras especies alojadas lejos del peligro de extinción.


En el otro extremo están los tigres, orangutanes, elefantes, linces ibéricos, rinocerontes, ballenas y otros dignísimos representantes de la clase de los mamíferos que, por acción u omisión, hemos puesto al borde del cese como especies participantes en la sacrosanta biodiversidad. No es mi caso pero, si tuviera conciencia, dejaría que un tigre de Bengala devorara alguna de mis extremidades menos útiles... En todo caso, es un consejo que dejo aquí apuntado para los activos dirigentes de las sociedades animalistas.



Y si nos ponemos quisquillosos y políticamente correctos, quizá también deberían perseguir con sancionadora saña a todos aquellos que usan expresiones despectivas e insultantes hacia los demás mamíferos, muy frecuentes por lo demás en nuestro lenguaje cotidiano: “Se portó como un cerdo”. “Basta ya de hacer el mono”. “Es tan ignorante como un asno”. “Como no se lava, huele a tigre”. “Esa tía es una zorra”. “No seas rata y páganos una cerveza”. ”Se ha puesto gorda como una vaca”. “Seguimos las modas como borregos”. “Está ciego como un topo”. “Lo tuyo no es bailar, es hacer el oso”. ”No te fíes, es un cabrón”. Y así ad infinitum, cuando queremos ponderar una mala cualidad, siempre se la carga un mamífero.



En la era pre-pantallas, con el juego de “Pi”, que ahora es “Scattergories”, ya nombrado en alguna ocasión, trataba yo en asuetos escolares de que los niños clasificaran animales, poniendo por ejemplo la etiqueta “mamíferos”, para hacer la categoría más exigente. Por supuesto, encontramos mamíferos comenzando por casi todas las letras del abecedario: ardilla, búfalo, castor, chacal, delfín, elefante, foca, gorila, hipopótamo, impala, jirafa, koala, lobo, llama, mandril, nutria, ñu, oso, puma, quirquincho, rinoceronte, suricata, tigre, visón, wapití, yac, zorro. Si se repetían, cosa que pasaba con los más comunes, perro, gato o caballo, contaban menos.


A pesar de mis esfuerzos no he sido capaz de encontrar mamífero alguno, con nombre común que tuviera por inicial la “u” ni la “x”. Y, desde luego, no es que supiera lo que era un quirquincho. Hasta el siglo XVIII hubiera valido “uro”, un bóvido que tuvo la mala ocurrencia de extinguirse como, sin duda algún día, nos extinguiremos nosotros, para dar paso a especies menos invasivas o más resistentes... Hasta pudiera ser que más evolucionadas, capaces de comprender el inmenso desperdicio de la conciencia y de la vida.


No es un Pokémon, es un quirquincho

miércoles, 8 de febrero de 2017

Tres Años Sin Fumar (Pero Vapeando Con Ganas)

Empecé a fumar en el verano del 82. La pésima actuación de la Selección Española de Fútbol en el infausto Mundial del Naranjito me echó en brazos de la que, durante más de 30 años, sería una de mis adicciones favoritas. Un paquete diario, primero Florida, luego Chesterfield. En enero de 2014, estaba un poco harto del tema: me cantaba la caja (torácica) y las autoridades se habían puesto pesadísimas con la persecución de los fumadores. Fumar era casi tan impopular como cometer un acto terrorista; en algunas comunidades, más.

Había probado a dejarlo por las bravas. Era muy arduo (cualquier fumador lo sabe) y mis éxitos alcanzaban, como mucho, 40 días de abstinencia, hasta que volvía a echarlo de menos y, primero un cigarrito, luego uno al día, dos, tres... Y, clac, de vuelta al colectivo de adictos.
Cuando “se puso de moda”, hace tres años, abrieron una tienda de cigarrillos electrónicos en mi pueblo (y ahí sigue, “La Boutique del Vapeo”), me picó la curiosidad por probar una alternativa al tabaco y aquí estoy, con una nueva adicción, al parecer menos nociva, pero mucho más gratificante y divertida.


Mi kit favorito a día de hoy

Por un lado, no quiero hacer como el converso y cantar las excelencias de la nueva fe en lo saludable, entretenido y delicioso de aspirar densas nubes de vapor con aromas de vainilla, canela, regaliz o arándanos. Por otro lado, no puedo dejar de comprender que se trata de otra adicción y que saludable, lo que se dice saludable, hubiera sido dejar el tabaco y respirar el fresco y purísimo aire del Tíbet.


Una repisa con "atos"

Pero respecto de los vicios y caprichos que hacen llevadera la existencia, terminaré con un conocido chiste, uno que ya contaba Eugenio cuando empecé a fumar. Un hombre va al médico y éste, tras examinarle, comenta: “Le veo muy mal, como siga así cualquier día puede darle un infarto. Así que, de momento, nada de tabaco ni de alcohol. El café, con cuentagotas. La sal, ni probarla. Dulces y embutidos, prohibidos. Y el sexo, en fin, a su edad es más saludable para el corazón andar dos o tres horas diarias”. El paciente, muy preocupado, pregunta: “Doctor, ¿y de este modo usted cree que podré vivir más tiempo?” A lo que contesta el médico: “No tengo ni idea, pero, sin la menor duda, se le hará muchísimo más largo.”


Pues eso. Te enlazo a un vídeo que es de lo más serio que he visto sobre el fenómeno y su toxicidad relativa inferior a la del tabaco. Y a una encuesta, por si eres de los que han tenido la suerte de cambiar los humos por los vapores. Salud.


lunes, 6 de febrero de 2017

Crónicas De Un Pueblo 1. El Plano de Gurguzcullar

Tengo el honor de haber sido nombrado Cronanista y Asesor de Urbonanismo del municipio virtual de Gurguzcullar del Purejón. Recuerdo haber hablado ya del citado municipio en las entradas de 24 de mayo de 2015 y 16 de enero de 2016, sin embargo el decrecimiento de su número de seguidores me apremia a volver sobre el tema. En las elecciones municipales de mayo de 2015, el PimP (Partido imPopular) obtuvo tan sólo 10 de las 21 actas de concejal, lo cual puso en manos de AG (Ahora Gurguzcullar) el gobierno de la localidad, AG había obtenido 4 representantes electos, pero consiguió el apoyo de las otras 5 candidaturas con representación: PSOdeG (2), Gurguzcullar en Común (2), PIP-Partido Independentista Purejonés (1), Movimiento Pueblerino (1) y Antitaurinos (1).

No obstante, la citada pérdida de seguidores del cibermunicipio (que han pasado en los últimos meses de 22.807 a 1.204, con lo que el número de concejales virtuales bajaría de 21 a 9) urge una campaña de promoción de este núcleo imaginario en las redes sociales (periclitado en FAESbook, habremos de volcarnos en Squawker y en Memegram).


También en Blogger, tarea encomendada a un servidor por el mismísimo Concejal de la Verdad del lugar. Obviamente, Gurguzcullar carece de un espacio físico, lo cual condena a su existencia a un elevado grado de arbitrariedad. Aun así, elaborado el plano y sometido al Pleno, fue aprobado por 11 votos a favor, dos abstenciones y 8 votos en contra. Los votos en contra, reclamaban una ubicación en la costa o, al menos, un río truchero, una plaza de toros, o una muralla romana. La gresca se armó con el tema de los nombres de las calles y el emplazamiento y la titularidad de los principales equipamientos y servicios: ahí fue el insultar y faltarse, ahí fue el gritar y ofender, a tal punto que un pleno del Ayuntamiento de Cartagena hubiera parecido una balsa de aceite.


Al final hubo una suerte de consenso provisional entre las distintas sensibilidades: las correctas, las erróneas y las carenciales. Bueno, si más adelante cambia mucho el plano o las denominaciones, tendré que rehacerlo, para eso soy un mandado.



La promoción de Gurguzcullar incluye un recortable de su ayuntamiento: lo imprimes en una cartulina tamaño folio, lo pintas, lo recortas, lo doblas, lo pegas y verás. Pero no te dejes engañar, en realidad el exterior es un trampantojo, un cascarón que cobija seis plantas y más de 15.000 metros cuadrados de oficinas de gran capacidad recaudatoria (virtual).



Hay dos zonas rojas en el plano: la superior representa lo que en un principio iba a ser la consabida casa-cuartel, pero una moción del PIP, “Descentralización de la Guardia Civil. Cambio de lema: todo por la patria chica”, consiguió que, de momento, el edificio se consagre a Ateneo, con la fachada adornada por un enorme fresco hiperrealista, titulado “Ada Colau fumigando a los banqueros”.


La segunda (más abajo, a la derecha) da lugar a una breve crónica: observaréis que en el plano no hay centros educativos y es por una singular razón. Al ser Gurguzcullar un núcleo con calles, avenidas y carreteras virtuales, todos sus habitantes se han provisto de cochazos digitales, con predominio de Audis, BMWs, Jaguares, Maseratis y algún pretencioso Rolls. Establecido semejante parque móvil, todos los vecinos quieren presumir con sus carruajes y han exigido que las escuelas y el instituto estén al menos a diez kilómetros del casco urbano, cosa que fue acordada sin dificultad. Cada mañana, una caravana de haigas lleva a los alumnos al colegio y, por la tarde, los van a recoger, montando divertidas retenciones, donde los Gurguzcullanos se dedican a su deporte favorito: el vituperio.


El régimen de los centros educativos también es particular: están prohibidos los deberes, los docentes faltos de entusiasmo, facilidad de palabra o atractivo físico, y las calificaciones por debajo de sobresaliente, por considerarlas discriminatorias. El instituto titula a sus alumnos en ESO y LODEMÁSALLÁ independientemente de su género, etnia, credo, extracción social o rendimiento personal. Para los que no quieran viajar a la capital, se ofertan quince grados de formación profesional con éxito laboral garantizado: asesor de evasión fiscal, rufián especialista en trata o madam de casa de tolerancia, monitor de puenting o psicólogo de mascotas, entre otros.


La próxima entrega, de no mediar un ictus, estará dedicada a la Crónica de la parroquia de Nuestra Señora de la Iniquidad. No te la pierdas.
   

viernes, 3 de febrero de 2017

La Entrada Número 600

“¿Y por qué no esperas a la 666? Esa podría ser diabólica.”
“Porque no sé si llegaré.”
“Ya. Se te ve un poco cansado, un poco falto de ideas. Es normal que estés harto de contar siempre las mismas batallitas, todos nos hemos dado cuenta de que cada vez te quedan menos recursos.”


Con amigos como el Resentido, uno no necesita enemigos. Ni siquiera adversarios. De todas maneras, tengo motivos para hacer este hiato: si pretendo seguir publicando con regularidad, como hasta ahora, tendré que ser más escueto. A los quince minutos de estar ante la pantalla, entro en blackout y ya no veo si pongo nata, rata, pata o puta.


¿Había puesto ya esta foto? Uf, no me acuerdo.

Por otra parte, desde mediados de octubre, un robot de búsqueda radicado en los USA me abre, supongo que automáticamente, 30 entradas cada tres o cuatro horas: me infla los números de visitas, pero me deja sin estadísticas útiles sobre los visitantes reales... De nada sirve creer que tengo cerca de 114.000 visitas, si últimamente solo me viene a ver un robot cabrón. Como daño colateral, encima, me llena la sección de comentarios de spam que tengo que eliminar a menudo, deseando que los muertos de los anunciantes sean irrigados con esperma de un babuino lleno de taras genéticas.



¿Ves lo que digo? La primera es de un momento
y la segunda de un día entero. En ésta se
aprecian las "visitas" del robot como picos.

Seiscientos es un número muy redondo y muy bonito. Tiene la friolera de 24 divisores, es decir, se puede repartir de forma exacta entre 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 10, 12, 15, 20, 24, 25, 30, 40, 50, 60, 75, 100, 120, 150, 200, 300 y 600. Casi nada. Como sé que mi seguidor es un fanático de la aritmética elemental, le voy a poner un problemilla de estos que castigan nuestras reblandecidas neuronas: ¿Cuál es el número de tres cifras que más divisores tiene? ¿Y cuántos hay que tengan más que el 600? Bueno, mientras lo resuelve me voy a jugar al Candy Crush.


600 momentos, 600 intentos, 600 inventos...

jueves, 2 de febrero de 2017

Mamíferos Al Poder 1

De verdad que no tengo nada contra los mamíferos. Algunos, si están bien cocinados, son deliciosos y otros no dejaban de hacer mis delicias en el circo, cuando iba de niño a ese festivo y maloliente espectáculo, del que he disfrutado siempre más que, por ejemplo, de las óperas de Wagner.

Si los citados mamíferos son antropomorfos, ya me producen un poco más de desagrado. Un amigo, animalista como él solo, me calienta siempre los cascos con estas baratijas ideológicas que hoy están tan de moda: al menos los grandes simios, dice, deberían tener los mismos derechos que los seres humanos; si estás en contra de esto, dice, no distas mucho de los racistas del siglo pasado. Como no me gusta discutir con iluminados, le contesto que de acuerdo y que, en todo caso, me gustaría ver la cara que pone cuando se entere de que un orangután comparte pupitre en la escuela con su hija, o cuando él sea ingresado en el hospital con neumonía y comparta habitación con una familia de amistosos gorilas, con derecho a la mejor sanidad pública del mundo.



Por mi parte, me entero con desazón de que en muchas localidades han prohibido o estudian prohibir el uso de animales no humanos en los espectáculos circenses, con la encomiable determinación de evitar el maltrato y las vejaciones que los pobres bichos sufren para recreo de niños malcriados, que son siempre los de los demás.


No es que yo sea partidario, en modo alguno, de dicho maltrato o, al menos, del que se produce de forma gratuita, pero déjame expresar un desacuerdo absoluto de raíz democrática. Si el preboste o el prócer de turno se siente conmovido y horrorizado por el espectáculo de un domador blandiendo el látigo, lo que podría hacer es no acudir él mismo a un espectáculo que le parece tan denigrante, ya que su sensibilidad se resiente. Sin embargo no entiendo por qué debería prohibírnoslo a los demás. No te gusta el rock: no vayas a los conciertos, pero no me vengas conque es una música denigrante y hace sufrir a los oídos.


Lo mismo el fulano, en su furia defensora de la biosfera, un día prohíbe la pesca del mejillón, conmovido por el padecimiento de los pobres moluscos, sometidos a la agresión de la salsa picante, o se preocupa por las desdichadas ubres de las vacas y tengo que echar yeso en el café del desayuno. Hasta ahora tenía entendido que se legislaba para la protección de los seres humanos y sólo éstos eran sujetos de derechos, pero un concejal de mi pueblo ha decidido ya que representa a las cebras. O a los buitres.


Por no hablar de la tauromaquia: hombre, si rejonearan a un conseller en cap o le pusieran banderillas a un indigente, sí, uniría mi voz a la protesta general contra la barbarie...



Mi amigo el Resentido, que me está observando con desaprobación, me sugiere que deje ya de largar, no sin antes hacerme saber que su mamífero favorito es Scarlett Johansson y los mamíferos a los que más detesta son nuestros gobernantes, preferencias estas que me hace consignar, pese a que le advierto que no le interesan a nadie.
Pero él es muy cabezón.



Termino con una breve reseña acerca de un mamífero sorprendente y desconocido para mí hasta hace unos meses. Lo nombra Sheldon en The Big Bang Theory. “¿Sabéis cuál es el roedor más grande que existe? El carpincho.” Me hizo gracia y lo busqué en Google, hasta dar con una especie de hámster del tamaño de un cerdo adulto. A mí me parece un tanto temible, aunque dicen que es muy sosegado, de modo que algunos lo acogen como mascota y declaran estar encantados. Por mi parte no dejo de pensar que, como todo roedor, será voraz y un dispensador de cerullos al por mayor.