viernes, 30 de noviembre de 2012

We Are The (Happy) Robots


Kraftwerk. Los indiscutibles maestros de la música hecha con máquinas. Ésta es la referencia cuando me pongo a fabricar música con el ordenador. Ellos, en su momento de mayor esplendor, allá a finales de los años 70, no tenían los medios de los que cualquier aficionado a los ruidos electrónicos dispone hoy en día para programar secuencias. Claro que tenían buenas (y caras) máquinas analógicas y lo demás lo suplían con creatividad, inspiración, talento, imaginación y una enorme facilidad para los motivos musicales simples y efectivos. De Bob Dylan se cuenta que decía “me gustaría escribir una canción tan sencilla que te volviera loco”. Bueno, pues para mí Kraftwerk lo consiguieron. Con dos motivos de cuatro notas, se apoderan de tu cerebro en “The Robots” y te abducen, convirtiéndote en un autómata obediente y feliz:
“We are programmed just to do
anything you want us to,
we are the robots,
we are the robots,
we are the robots,
we are the robots”.
Vaya desde aquí este tributo, homenaje o lo que sea que me haya salido.
 
 

 

 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Competencia Lingüística


Parece un hecho ciertamente admirable. Entre la Primaria y la Secundaria, nuestros niños y muchachos se pegan un mínimo de diez años estudiando inglés. Al obtener el graduado en Secundaria (o al abandonar los estudios para engrosar las filas de los ninis), es una rara y honrosa excepción el alumno que está en condiciones de departir con un anglosajón sobre, por ejemplo, las glorias respectivas del Manchester United y el Real Madrid, o de ver y seguir, en inglés, la película “Harry Potter y las Reliquias de Santa Teresa”.

No deben deprimirse por esto los profesores de la nueva lengua franca. En la enseñanza obligatoria, la vida académica está herida de muerte: una sorprendente mayoría, al terminar sus estudios, no sabrá señalar Vigo con exactitud en el mapa y dudará si dos al cubo es seis u ocho. Así están las cosas.

La función social de la escuela es, actualmente, la de guardería para niños y niñas de tres a dieciséis años. Guardería que tiene un carácter marcadamente recreativo y socializante e integrador, pero impartir conocimientos, lo que se dice conocimientos, está por encima de sus posibilidades actuales. Y no es cuestión de que los planes de estudios sean cada vez más fláccidos (que lo son), ni que debido a la crisis y subsiguientes recortes, se destine cada vez menos calderilla al presupuesto educativo (que se destina).

La cuestión es que las escuelas y los institutos carecen de la posibilidad real de crear un clima (o un escenario, como dicen ahora los políticos garrulos) donde el pensamiento reflexivo y crítico, el sosiego, el trabajo personal y la constancia, es decir, las bases de lo que estrictamente sería el estudio, lo hicieran posible.

De este modo, llevando a cabo esto que he llamado estudio, una actividad basada en el esfuerzo, la paciencia, la humildad y el afán de superación, por parte de niños y adolescentes, en condiciones menos adversas de las que sobrellevan actualmente las instituciones educativas, daría algún tipo de fruto, por ejemplo, un conocimiento suficiente del inglés para mantener una conversación de más de dos frases
 
Un día hablaré de los factores que, a día de hoy, dificultan o imposibilitan la adquisición del conocimiento académico, facilitando, a cambio, ligar y pasarlo bien en los institutos (no todo ha de ser negativo en esta vida). De todas formas, aprender inglés es muy difícil: es una lengua de otra familia, son todo monosílabos y hablan deprisa que se las pelan. Además, no nos debe de hacer tanta falta, porque las películas las doblan todas y las canciones son tan tontas, que te gustan más si no las entiendes. Y, bueno, una lengua extranjera es el uso práctico continuado lo que nos la enseña, tampoco podemos aprender practicando distraídamente tres horas por semana. Ved si no lo que dijo nuestro eximio poeta, Nicolás Fernández de Moratín, hace más de doscientos años, sobre lo que es aprender una lengua ajena, en este precioso epigrama:

Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».

martes, 27 de noviembre de 2012

Cardos

 Tengo una poderosa fijación estética con los cardos secos. Son, a miles, las humildes plantas que bordean los caminos de esta áspera tierra, sin que nadie los advierta. Florecen en mayo con un penacho carmín, púrpura o magenta y se secan a lo largo del verano, sin que el paseante les haga el menor caso apreciativo. Una planta de veras modesta y, según por donde camines, de veras molesta.

 
Hasta su nombre se ha contaminado de falta de aprecio: se ha convertido en un término despectivo para personas. Y sexista. Si yo digo de un varón que es un cardo, significará que tiene muy mal carácter y su trato es áspero y desabrido, si lo digo de una fémina, denotará que, a su mal carácter, se une un atractivo físico escaso y nulos encantos.
 
Bueno, pues yo quiero romper una lanza por el humilde cardo, apreciando que es de lo poco que se digna a florecer por estos abrasados parajes. Mi madre, que en gloria esté, gustaba mucho de tener unos cardos secos en un búcaro de cristal. Eran unas plantas que no era necesario cuidar. Cuando se ponían polvorientos se sustituían con facilidad. Una perversión de su gusto decorativo la inclinaba a pedirme que se los pintara con purpurina dorada o plateada, pero nunca le di ese placer. “Mamá, eso es más hortera que un ataúd con pegatinas” y se tenía que conformar con el aspecto natural ocre o terroso.
 
Me gusta su arquitectura de redondas cúpulas cuando paseo en otoño y los veo formar caprichosas constelaciones en el margen del camino. Hoy los he fotografiado para compartir aquí sus siluetas ovales y oscuras apuntando al cielo. Además tendremos la suerte de no pincharnos.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Las Bicicletas Son Para La Calzada


“Las bicicletas son para el verano” reza el título de la célebre película de Jaime Chávarri. Y para la calzada, me permito añadir modestamente, ya que esto, que siempre se consideró así, últimamente no parece estar nada claro.

Ayer estuve en Zaragoza y, por dos veces, casi me pasa por encima uno de estos vehículos de tracción animal. Las bicis actualmente pululan a todo trapo por las aceras, para intensificar el acoso de los peatones, que ya venía siendo de gran eficacia en nuestras hiperautomovilizadas ciudades.

Y no es que yo caminara por uno de los innumerables carriles para bicicletas con los que los consistorios ecolosocialistas y progresistas han sembrado las aceras; no, qué va, pero es que como los carriles bici van de ningún sitio a ninguna parte, sus usuarios, que sí van a algún lugar, acostumbran a empalmar los tramos que les convienen navegando por la acera, ante la mirada complacida de los guripas y el espanto inerme de las viejecitas.

Que nadie me confunda: no soy enemigo, sino veterano usuario de la bicicleta y tampoco pienso que su lugar esté fuera de la vía pública de las ciudades, donde sería un vehículo, práctico, flexible, no contaminante y saludable. Lo que me revienta son las actuaciones políticas orientadas por el oportunismo y por la memez (o tal vez debería resumir y decir las actuaciones políticas).

Tengo el privilegio de vivir en una ciudad pequeña (o en un pueblo grande, da igual). Esta circunstancia facilita enormemente el uso de la bicicleta, tanto el deportivo como el práctico. En el aspecto práctico, el tráfico no es tan denso ni salvaje como para hacer desistir a un usuario de utilizar este vehículo para moverse: ir al trabajo, de compras o salir a dar una vuelta. Eso sí, aquí falta la costumbre y el personal coge el coche hasta para salir a ver si llueve. Qué le vamos a hacer. El Ayuntamiento también se dio el gusto de pergeñar dos o tres carriles bici. Supongo que se dijeron al proyectarlos: empezamos donde nos vaya bien y acabamos donde se nos termine la pintura. Éste es, salvando algunas honrosas excepciones, el criterio con el que se diseñan esta especie de adornos viales. Y sí, también aquí hay ciclistas que confunden la acera con un velódromo.

Hasta donde yo soy capaz de percibir, no ha existido ninguna actuación política seria (un oxímoron), en el sentido de intentar garantizar la seguridad de los ciclistas. Un ciclista en su sano juicio no puede echarse con su vehículo a la calzada de ninguna ciudad española y confiar en sobrevivir una temporada. Uno se pone verde de envidia cuando ve fotos de los Países Bajos o de las ciudades del norte de Europa, todo atestado de bicicletas. Al verlos piensas que deben de respirar mejor, ahorrar más y estar menos estresados y más sanos (y eso que el clima no les acompaña como aquí).

 
Ilustres del ciclismo, como Perico Delgado, que han tratado de hacer llegar demandas consecuentes a los políticos, se han encontrado con un muro de insensibilidad: hay otras prioridades. Garantizar hoy en día el derecho del ciclista a circular por la calzada es antieconómico, amén de difícil y costoso. Las ciudades “no están preparadas” para la convivencia de automóviles y bicicletas. Sí lo están, por lo que se ve, para la convivencia de peatones y bicicletas, en un espacio que ya era grotescamente minúsculo (muchos alcaldes, entre ellos el de mi pueblo, solucionaron el problema de las calles estrechas para el tránsito, quitando las aceras, increíble astucia).

En resumen, como queda muy ecológico y da muestras de una elevada sensibilidad y de un acusado compromiso social, mejorando la convivencia y bla, bla, bla, me temo que seguiremos con este paripé y esta soplapollez, pero nadie que gobierne hará nada en realidad, que fomente el uso de la bicicleta como medio de transporte individual realmente viable, porque eso pasa por articular medidas para otorgarle (o restituirle) un lugar en la calzada y eso no están dispuestos a hacerlo. El reinado del automóvil en la ciudad es para ellos, sean cuales sean sus siglas, como la gallina de los huevos de oro.

 
Aparte de que no hay costumbre.

viernes, 23 de noviembre de 2012

La Rosa Del Desierto


 -No es por criticar, pero esos poemas de amor que os bajáis con el móvil para enviárselos a las chicas, son un poco simples y un poco tontorrones, además no son nada originales.

 -Ya, pero a las tías les gusta. Les mandas un mensaje con la poesía y quedas bien.

 -Lo encuentro, no sé, poco personal. Si escribes tú el poema, es mucho mejor. Más auténtico. Mira, en mis tiempos jóvenes escribí y mandé alguno, a ver si lo encuentro. –Revuelvo en unas carpetas, saco una hoja amarillenta y se la doy.-Aquí lo tienes, este mismo…

Lee distraídamente y dice: -Es como antiguo. Si lo mandara yo, quedaría como un rancio. Además hay cosas que no se entienden.

-Justamente: la poesía trata de expresar las cosas que no se entienden, con palabras que no son para ser comprendidas en el sentido habitual, sino en otro nivel.

 -Bah, no te enrolles. A mí no me sale eso de escribir versos y además me parece una cursilada. Y ese tuyo no lo mandaba ni loco. Esas frases me suenan a cuando los dinosaurios dominaban la Tierra.

Aquí concluí el intento de educación sentimental de mi joven colega. Por si queréis darle o quitarle la razón, he decidido colgar el poema en el blog. Ahí va:


LA ROSA DEL DESIERTO

 Advierto en tu mirada clavelinas,
promesas de aguardiente atemperadas,
caracolas sedientas y nimbadas
lunas tibias, cual frutas cristalinas.

 Percibo que respiras bocanadas
de espliego, que en las brisas adivinas;
tres náyades te imitan y combinas
aire, fuego y la paz de las nevadas.

 Con estas y otras prendas te acreditas,
te adornas de amapolas y levitas,
rompes la claraboya y te agigantas,

 transfigurada en rosa del desierto,
alimentas pasión y desconcierto
y un ruiseñor te ronda hasta las tantas.


 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Esos Simpáticos Inmigrantes


Casi se nos ha olvidado, pero hemos sido siempre un país de emigrantes: la vendimia francesa, el “Vente a Alemania, Pepe” con Alfredo Landa y José Sacristán, el exilio de la posguerra, el hacer las Américas, en fin, que hemos dado montones de tumbos por el mundo.

A principios de los noventa, reciente aún el ingreso en la Comunidad Económica Europea, con el “boom” de la construcción y la proliferación de los más variados “pelotazos”, nos convertimos de la noche a la mañana en una especie de ostentosos nuevos ricos, con el adosado, el todo terreno y las vacaciones en Cancún, o eso quisieron hacernos creer, con aquel “España va bien”.

Los ricos somos poco dados a picar y preferimos que lo haga otro y contra menos tengamos que pagarle, mejor, ¿quién no ha oído: “aquí la gente joven no quiere trabajar en esto ni en aquello” o “no encuentras gente para atender esto o lo otro”? Bueno, pues aprovechando lo cerca que está África o lo chunga que estaba la situación en Latinoamérica… ¡Premio! “Vente Paspaña” Gladys, Mohamed, veníos todos los que podáis, que en este país hay trabajo poco cualificado y mal remunerado para todo el que llegue. No habrá control, chicos, no somos esos norteamericanos racistas que tienen un Departamento de Inmigración quisquilloso e insolidario.

Durante quince años o más, todo iba de perlas, llegaron Irina, Dembo y Amaury y se integraron, mal que bien como los nuevos españoles, haciendo la faena que los viejos españoles no queríamos hacer, porque éramos todos arquitectos, psicólogos, diseñadores o artistas y trabajábamos en el “manager consulting” como mínimo. Y bien que mal, así íbamos tirando, con una cariñosa condescendencia, disimulábamos nuestros prejuicios: los menos impresentables sólo los expresábamos de puertas para adentro.

Prejuicios, palabra clave. Siempre ha habido prejuicios contra los inmigrantes, en todas partes. Soy nieto de exiliados españoles de la guerra civil. Mis abuelos eran del bando perdedor doblemente: eran “rojos” y no eran Jorge Semprún. Vivieron en Francia, que tiene fama (merecida) de ser un país de acogida presentable, residieron allí durante más tiempo que los célebres cuarenta años, y les fue bien. Pero sufrieron los prejuicios, la discriminación y la insolidaridad de muchísima gente, al menos hasta que consiguieron competencia en el idioma, estabilidad en el trabajo y veteranía en todos los demás frentes. “Íbamos a las tiendas y, como no sabíamos pedir en francés, nos teníamos que ir sin que nos sirvieran”. Y así.

Pero esto no es Francia, es peor, en más de un sentido: no somos un país rico y no tenemos tanta tolerancia como nos imaginamos.

Respecto a la tolerancia, somos unos recién llegados. Tras 40 años de dictadura, la hemos ejercitado poco y aún no nos sale natural. En Cataluña, que es la parte adelantada de España para todo, lo bueno y lo malo, ya ha surgido algún partido de corte xenófobo, la “Plataforma x Catalunya” empieza a dejar oír su voz en muchos concejos: nos quitan el trabajo, las plazas de los colegios a nuestros hijos, sobrecargan la Sanidad Pública, se llevan todas las subvenciones y estribillos por el estilo.

Tampoco somos un país rico. Esto, desde que se ha desatado la crisis, es una obviedad, pero debió serlo mucho antes. Aquí no fabricamos nada más complejo que la cerámica tradicional, apenas hay grandes firmas industriales, no exportamos tecnología punta, ni nada por el estilo, vamos trampeando el día a día y viviendo del cuento. Sin embargo nos hemos pasado veintitantos años importando pobreza y ahora tenemos toda la que queremos. Respecto a la inmigración, entre la alegría pasada y la actual aspereza, debió de haber algún término medio, algún mecanismo de regulación, que nuestros dirigentes políticos, ahítos de optimismo, olvidaron desarrollar.

Dejémoslo estar, no somos gente juiciosa, sino prejuiciosa. Y pese a que tenemos un grave problema con ese 25% de desempleo, tampoco podemos dejarnos arrastrar por la demagogia más burda. No han sido los inmigrantes los que han gestionado desastrosamente la economía.

Me viene al pelo este vídeo, que emitieron en “La Sexta”, donde unos bienhumorados inmigrantes se apropian de los tópicos y prejuicios más comunes de que son objeto y les dan la vuelta. Por un lado, es descacharrante y por otro, te hace pensar. Aunque no nos podemos fiar de que esto de pensar acabe ocurriendo, porque cuando lo vi en YouTube había comentarios del estilo: “Fíjate cómo se burlan de los españoles”, “nos insultan y encima se ríen de nosotros” y otros del mismo talante. No te lo pierdas. Vivir para ver.
 
 

  

martes, 20 de noviembre de 2012

La Chopera De Monzón En Otoño


El buen tiempo prolonga el otoño en este paisaje. Ha llovido en abundancia y aún no ha hecho frío. La chopera luce sus mejores galas y se llena de paseantes agradecidos, porque aquí donde la veis es un regalo para el amante de una caminata larga y relajada.
 

El pueblo no la ha conquistado aún por entero, pero se afianza como zona de recreo, donde algunos deambulan con sus perros sueltos, otros andan conversando en animados grupos y hay quien se sienta en un recodo donde da el sol.

 
Actualmente su explotación maderera está detenida y queda como singular y extenso parque.

Hay bastantes atletas corriendo por aquí, es casi lo que predomina, y algunos ciclistas. De tarde en tarde, un motorista tan atronador como molesto o un grupo a caballo, con algún jinete que habla por el teléfono móvil. Ocasionalmente el coche de un cazador, un pescador o un buscador de setas. Sospecho que es buen sitio para coger caracoles, hay mucha humedad y hace algunos años la pista de tierra estaba llena de babosas.
 
 
Ya no se oyen las aves que en verano arman una algarabía de mil lenguajes, tan sólo algún cuervo o alguna urraca graznan en la tarde aún apacible. Pronto vendrán las nieblas.



lunes, 19 de noviembre de 2012

La Capilla Sixtina Del Expresionismo Abstracto


Un artista prácticamente desconocido en Occidente es el kazajo Gennady Artayev nacido en 1937 en Kurchatov en la República Socialista Soviética de Kazajstán, su padre fue Nikolai, amigo de juventud de Stalin y deportado por éste a la remota república esteparia al descubrir que intentaba hacerle trampas al ajedrez. El joven Gennady dio, a muy temprana edad, pruebas de unas impresionantes aptitudes plásticas. En una ocasión, habiendo ido de excursión con los pioneros rojos a Moscú, fue capaz, a su vuelta, de dibujar las cúpulas del Kremlin, con tantísima precisión, que se hizo necesario corregir los errores de unas fotografías que adornaban los centros oficiales de su ciudad natal. A los quince años pretendió ingresar en la escuela de Artes de Karaganda, pero el hecho de que su padre fuera un desafecto al régimen, que además había tenido el atrevimiento de ganar el XVII Campeonato de Ajedrez de Kazajstán, se lo impidió (además el padre fue desposeído del título, acusado de hacer trampas con los caballos).

Entre 1950 y 1955 trabaja de chico de los recados en el Centro de Pruebas Nucleares de Semipalatinsk, cercano a su ciudad natal, pero el 12 de agosto de 1953, cuando se produjo un gran cráter con una fuerte contaminación radiactiva, que imposibilitó seguir usando gran parte de la zona, nuestro joven artista, deseando congraciarse con el régimen y creyendo abrazar la causa del Realismo Socialista, pintó su obra “Oda a la Devastación Nuclear II”, que le ocasionó un sinfín de problemas y la prohibición expresa de seguir pintando emanada de la Secretaría General del Partido Comunista de Kazajstán. Además Artayev se estaba quedando sordo debido al estruendo de las bombas atómicas que probaban en Semipalatinsk y solicitó le fuera concedido un audífono, petición que no prosperó en las instancias oficiales. Algunos dicen que estas desgraciadas experiencias fueron el motivo de su adicción al vodka.
Oda A La Devastación Nuclear II

A partir de aquí, nuestro hombre comienza una obra ingente de pintor clandestino, dificultada por la imposibilidad práctica de encontrar y adquirir lienzos y pinturas. Desconectado por completo de las corrientes artísticas de la época, hallamos su pintura seriamente influida por el expresionismo abstracto de artistas como Jackson Pollock (como éste, se dedica al “action painting” y al alcoholismo) y Mark Tobey (como éste, inventa una sutil y complicada caligrafía espiritual). Es sorprendente cómo pudieron influir tanto en su pintura estos y otros maestros a los que ni siquiera conoció jamás.
La Escritura Del Alma
 
De su época de “action painting” es “Huellas”, una obra magna realizada impregnando los neumáticos de una vieja motocicleta de la Segunda Guerra Mundial con pintura, y haciéndola derrapar sobre un lienzo de ocho metros cuadrados, oculto en un cobertizo. Esta obra ha llegado hasta nosotros después de servir de toldo protector a once cosechas de cereales
Huellas
 
En el techo de la habitación de matrimonio de la dacha de su amigo y protector Ilya Kolbin, Artayev pintó entre 1962 y 1963 su fresco de cuatro por tres metros titulado “Oleoducto”, probablemente su obra más conocida. Un visitante californiano que accedió en 1975 a la casa donde se hallaba la pintura, la fotografió, y tuvo ocasión de mostrarla a Mark Tobey quien, poco antes de su muerte, declaró que se trataba de “La Capilla Sixtina Del Expresionismo Abstracto”. A partir de aquí surge un cierto interés entre los expertos por las obras de Artayev, pero éste ya no pinta. Ni siquiera se ha conservado “Oleoducto” en su lugar original. La dacha a orillas del mar Caspio había sido derribada y sustituida por apartamentos sociales para turistas moscovitas.
Oleoducto
 
Artayev, soltero, sin hijos y ya convertido en una ruina humana, sale de su país en 1988, decidido a instalarse en Estados Unidos, dejar el vodka, comprarse un audífono y volver a pintar con la ayuda de algunos admiradores. No consigue ninguno de sus objetivos. Vaga por Nueva York con los sin techo, conoce a su compatriota Borat, y muere allí en 2008, en un portal de la calle Franklin, apaleado por unos jovenzuelos que ni siquiera nos han legado su imagen grabando la paliza con el teléfono móvil. No guardamos ninguna fotografía del genial artista, aunque conservamos el testimonio de un admirador sevillano de Artayev, de que tenía un aire a Felipe González.

En 2010, la universidad de Ohio hizo una exposición retrospectiva, consiguiendo reunir nueve de las doce obras que se conservan, una de ellas un boceto de “Oleoducto”. Tuvo un moderado éxito, pero, hoy por hoy, el interés por este singular artista sigue creciendo entre los amantes de la pintura abstracta.



domingo, 18 de noviembre de 2012

La Derrota Del Pensamiento - Alain Finkielkraut


He tenido la suerte de releer hace unos días este breve libro de filosofía del autor francés Alain Finkielkraut. “La derrota del pensamiento” fue publicado en Francia en 1987. Editorial  Anagrama nos obsequió en 2004 con una versión española y es que, claro, un ensayo filosófico no es un best-seller, aunque, en este caso, se trate de un libro ameno, muy asequible y, sobre todo, muy iluminador de la época que nos ha tocado vivir, a la que el autor denomina como “posmoderna”.

Finkielkraut es, en Francia, un intelectual muy controvertido que, además, aparece en los medios de comunicación diciendo cosas a contracorriente, denunciando “la barbarie del mundo moderno” y mostrando su escepticismo frente al progreso, un poco en la línea de Houellebecq.
 
El librito que comento y que no dudaría en recomendar a cualquier lector mínimamente interesado en las obras de ensayo, plantea la siguiente cuestión: la Revolución Francesa, como culminación del Siglo de las Luces, despierta y trata de dar vida a un nuevo concepto de hombre, en la libertad y el igualitarismo, un ser humano que alcanza su individualidad y su autonomía y se hace sujeto de derechos a través de la cultura, la instrucción y el pensamiento reflexivo. La cultura, el pensamiento y el arte proceden de un tronco común y son universales.

Frente a esta concepción, intelectual y abstracta, los filósofos del nacionalismo romántico alemán, oponen el espíritu de un pueblo (Volkgeist), la pertenencia obligada, desde la infancia a una comunidad que ha modelado totalmente nuestro ser, comenzando por el lenguaje y, más adelante las costumbres, las formas de pensar y los prejuicios, “la verdad de la que somos, pese a nosotros mismos, titulares, es la que descalifica nuestro deseo consciente” de ser individuos libres. A lo largo de los siglos XIX y XX, los antropólogos, sociólogos y demás estudiosos de los colectivos humanos, consagran esta segunda opción: no existe un sujeto humano fuera del marco cultural que lo conforma. Las diferencias culturales hacen que no exista un pensamiento ni un arte universales. Ya no podemos hablar de cultura, en singular, sino de múltiples culturas irreductibles.

Cada cultura genera una concepción del mundo que vale tanto como la de cualquier otra. “Ya no se trata de abrir a los demás a la razón, sino de abrirse uno mismo a la razón de los demás”. ”Nosotros, europeos de la segunda mitad del siglo XX, no somos la civilización sino una cultura especial, una variedad de lo humano fugitiva y perecedera”. Esta noción se ha impuesto ya de modo absoluto en nuestros días, configurando el mundo multicultural y posmoderno en el que nos movemos, donde se han borrado las diferencias de valor y escala, y Shakespeare es lo mismo que un cómic, un tema rock de éxito en la radio es equivalente a una Sinfonía de Mozart, un eslogan publicitario tiene el mismo rango que un poema de Petrarca y un futbolista puede ser genial.

Finkielkraut, algo despechado por el abandono del espíritu humano como un concepto universal, no ahorra sarcasmos:  cuando uno es multicultural y posmoderno, “le gusta poder pasar sin trabas de un restaurante chino a un club antillano, del cuscús a la fabada, del jogging a la religión, o de la literatura al ala delta.” El autor habla de “la industria del ocio, esta creación de la era técnica que reduce a pacotilla las obras del espíritu” y habla de “este triunfo de la memez sobre el pensamiento” que “vacía las cabezas para poder llenar mejor los ojos”. Y remata: “Cuando el odio a la cultura pasa a ser a su vez cultural, la vida guiada por el intelecto pierde toda significación.”

Según Finkielkraut y, en esto, mi experiencia me hace estar totalmente de acuerdo, el primer damnificado por la derrota del pensamiento y la sustitución de la cultura en singular por el conglomerado pluricultural, es la escuela. “La escuela es la última excepción al self-service generalizado. Así pues, el malentendido que separa esta institución de sus usuarios va en aumento: la escuela es moderna, los alumnos son posmodernos; ella tiene por objeto formar los espíritus, ellos le oponen la atención flotante del joven telespectador… Retraducen el objetivo emancipador (de la escuela) en programa arcaico de sujeción y confunden, en un mismo rechazo de la autoridad, la disciplina y la transmisión, el maestro que instruye y el amo que domina.” ”Del tren eléctrico a la informática, de la diversión a la comprensión, el proceso debe realizarse suavemente y, si es posible, sin que se enteren sus propios beneficiarios. Poco importa que la comprensión así desarrollada por el juego con la máquina sea del tipo de la manipulación y no del razonamiento: entre unas técnicas cada vez más avanzadas y un consumo cada vez más variado, la forma de discernimiento que hace falta para pensar el mundo, carece de uso e incluso de palabra para nombrarse, pues la de cultura le ha sido definitivamente confiscada”.

 
Muchos otros temas son breve pero cegadoramente iluminados por el foco de Finkielkraut. La mala conciencia de Europa que ha generado la Filosofía de la Descolonización, el por qué la izquierda ha pasado del internacionalismo proletario al nacionalismo político, el cómo la UNESCO acaba sirviendo para lo contrario de para lo que se creó… Si las grandes cuestiones que subyacen en el pensamiento político actual te suscitan alguna curiosidad, este es tu libro.

jueves, 15 de noviembre de 2012

La Soprano De Otro Mundo


Es música hecha con ordenador, pero no la hace el ordenador. Tengo que decirle al programa (Reason) que quiero un violín, un chelo, una trompeta; que quiero que toque estas notas, esta melodía, estos acordes; de este modo, durante estos compases… Me hace caso, cosa que no haría un instrumentista de verdad, aunque, claro, no pone el mismo sentimiento ni la misma destreza. Luego hay que combinar pistas y las pistas de tipo orquestal son endemoniadamente difíciles de mezclar sin que pierdan definición, nitidez, detalles… Es tan complicado como divertido: sobre todo si encuentras un sonido de cantante alienígena, para rematar el final del tema, con un toque misterioso, como aquella diva interplanetaria que salía en la película “El Quinto Elemento”.

Conecta el ordenador a un buen par de altavoces y ponlos a tope, a ver si contactas en la Tercera Fase.

 

martes, 13 de noviembre de 2012

Un Nuevo Estado Pide Paso En Europa 3

Me gustaría dejar claro, por si alguien todavía lo ignora, que lo dudo, que el tema de la emancipación catalana es, al cien por cien, un tema económico, que se plantea en unos términos muy burdos de la siguiente manera: un pariente rico está harto de que sus allegados le den sablazos y decide establecerse en el extranjero y olvidarse de su familia. Este es el punto de vista que, tarde o temprano hará realidad una Cataluña independiente. El sentir de un “poble” tan autocomplaciente no se ve mermado por la incomprensión del resto del Estado, pero las arcas, sí. A día de hoy, nadie les impide ser lo que son, sentir lo que sienten, hablar lo que hablan y silbar a las banderas e himnos que les desagradan… Pero han de pagar, como todos, la cuota de una comunidad de vecinos a la que no quieren pertenecer y han decidido mudarse a un chalet.
Curioso razonamiento el de nuestros forzados compatriotas, que viven en un fragmento territorial con una renta media más alta que el resto y que no se preguntan de dónde ha salido esa renta, qué trabajadores la engendraron y qué privilegios la incrementaron. Los ricos son, hasta donde yo sé, poco dados a compartir y, en un Estado moderno, hay que tirar de las herramientas fiscales para redistribuir la renta. En ese Estado, el sujeto fiscal, o sea el pagano, es la persona, física o jurídica, que tributa en función de lo que ingresa. No tributan los pueblos: no se exige un impuesto más elevado por ser catalán, sino por tener mayores ingresos. Un colectivo que tiene ingresos más elevados que la media, pongamos por caso, los dentistas, siguiendo el ejemplo catalán, podrían pedir un pacto fiscal y, de serles denegado, un estado propio: Endodoncia.
En cuanto a la citada redistribución de los ingresos fiscales, es decir a en qué se gasta el dinero de la comunidad, nuestros vecinos se sienten estafados: será que su trozo de escalera está más sucio y peor iluminado. Lo han repetido tantas veces que allí todos lo asumen así, pero creedme yo estuve casi diez años trabajando en Cataluña y no me apercibí de que las carreteras fueran peores, las escuelas más ruinosas, los hospitales más desastrados y, concretando, hay pocas ciudades en España que brillen con un nivel de inversión pública semejante al de Barcelona. Por cierto, para los de mi gremio, la emancipación se produjo hace más de 20 años: si ya no podemos ir a trabajar allí, el hecho de la independencia política es irrelevante.
Un amigo catalán me decía este verano: “Bueno, si Cataluña se independiza, lo que queda de España será una cosa así, como Rumanía.” “Ya es como Rumanía”, le tranquilicé, guardándome, perversamente, que una Cataluña independiente no será como Holanda, como ellos creen, sino, con un poco de suerte, como Moldavia. Me refiero a que los perjuicios se repartirán de forma inexorable y equitativa. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que el impacto económico negativo será importante, tanto en España como en Cataluña. Yo lo veo así: ¿cuántas marcas empresariales, de prestigio e implantación internacional, puedo decir de Holanda, Francia, Italia, Suiza o Alemania? Unas cuantas de cada sitio, desde maquinaria industrial, coches, pasando por relojes, hasta chocolatinas. Ahora preguntémosles a ellos, cuántas marcas de productos catalanes, españoles o kosovares conocen. Por favor, seamos serios, el peso económico de España en Europa es irrelevante, el de Cataluña sería inexistente. El señor Mas, que a mí se me figura como el rey del cuento “L’espardenyeta”, puede ir por ahí diciendo que una Catalunya independiente vencerá al cáncer y al fracaso escolar, doblará la esperanza de vida y las pensiones de sus ciudadanos y poblará sus costas de yates hasta que no quepan en el Mediterráneo sostenible. Pero, o él sabe que miente y, por tanto, es un mal sujeto; o no sabe que miente y entonces debería trocar la barretina de su tocado por un embudo. Bruselas ya ha dicho que el ingreso en la “Comunidad del Eurillo” no será automático para Cataluña, por lo tanto su mercado interior se va a contraer de 47 millones de consumidores, a tan sólo siete millones. Su liga no será tan competitiva (en el doble sentido). No es que vaya a haber un boicot a los productos catalanes, es que tras la independencia, carecerán de las parcelas de mercado donde sus opciones eran ventajosas o preferentes, como hasta ahora. Todos seremos más pobres (aún), pero desde su punto de vista, sarna con gusto no pica.
El tema se me antoja muy similar al de la Liga Norte italiana, o a la extrema derecha finlandesa: “somos más ricos, más cultos y olemos mejor que los del sur, así que no tenemos por qué soportar su presencia ni, mucho menos aún, mantenerlos”. Un punto que a mí me ha sorprendido siempre una barbaridad es, cómo este razonamiento burgués y ultraconservador, en España ha sido santificado y asumido por la izquierda, que ha tratado siempre a los nacionalismos periféricos, como si fueran los depositarios del Antiguo Testamento, de Marx y Lenin, y del Nuevo Testamento, de la solidaridad antisistema y ecosostenible. No podemos tener aquí un debate entre centralización y descentralización política, económica y administrativa. Centralización es, debido al anterior régimen, una palabra tabú, está totalmente deslegitimada. . . La izquierda mayoritaria habla de un federalismo asimétrico, con reparación histórica del fusilamiento de Lluis Companys, que nadie parece comprender ni apreciar y yo, para desenrarecer, acabaré poniendo un vídeo de la campaña política de un partido que no se va a comer nada, pero que ha hecho un sketch, sainete en español, muy gracioso, basado en “La vida de Brian”, película esta de visión imprescindible antes de ir a votar el próximo 25 de noviembre (fun, fun, fun, o sea que es muy divertida).

sábado, 10 de noviembre de 2012

El Coche Oficial

Por la prensa me acabo de enterar, como decía aquel famoso gobernante del siglo pasado, de que, para recortar el gasto público, han retirado el coche oficial a unos doscientos altos cargos. Al parecer si no eres al menos condottiero autonómico, o subsecretario de algún sátrapa, te has quedado como usuario del transporte público, y sin portaestandarte.
Con esta popular medida, las arcas del Estado ahorrarán, según previsiones, unos diez millones de euros. Los que no hemos sido logsetomizados y aún sabemos dividir, deducimos que se trata de cincuenta mil euros al año por coche y cargo. De esto inferimos: a) que el chófer no era, probablemente, un mileurista, b) que el vehículo no era, con seguridad, un Opel Corsa, y c) que la plaza de parking no estaba en un barrio periférico, circunstancias, todas estas, que de ser afirmativas, hubieran atenuado el gasto y, de este modo, no se verían ahora doscientos gerifaltes en la amarga necesidad de hacer auto-stop.
Cuando era chiquillo, mi padrino me regaló un magnífico atlas universal. Estaba estructurado de modo que alternaba una doble página de mapas con una doble página dedicada a ver fotos de los lugares recogidos en los mapas. En una de estas fotos, el primer ministro, no puedo recordar si de Holanda o de Dinamarca, un señor muy serio con sombrero, abrigo y maletín, posaba junto a una bicicleta que usaba para dirigirse a la sede del parlamento. Guardo esta memoria de hace cincuenta años, porque aquí estábamos con el más bien ostentoso régimen del Caudillo, que nos mandaba al pueblo a su entonces Ministro de Información y Turismo, el ínclito y jamás periclitado señor Fraga Iribarne, con una escolta motorizada y un séquito que hubiera concitado la envidia del imperio Austro-Húngaro. Dado que nuestra vida bajo el citado régimen, no sabíamos si autoritario o totalitario, era cutre y pobretona y los poderosos mostraban presumidos su capacidad de dispendio y sus privilegios, siempre asocié la democracia a la que aspirábamos, con la bicicleta del primer ministro de la Europa del Norte.
Se trata, lo admito, de una ingenuidad que, apenas terminada la transición democrática española, no se sostenía por ningún motivo: los privilegios habían cambiado de manos, pero no de naturaleza. Ya puestos, a día de hoy, ni siquiera un primer ministro danés u holandés podría permitirse ir a su cometido en bicicleta, salvo que quisiera agonizar en el asfalto víctima de, por ejemplo, un atentado islamista. Así que, admitámoslo, tener servidores públicos elegidos democráticamente, tampoco resulta barato, aunque no sean tan antieconómicos como los españoles.
Nuevo modelo de coche oficial para tiempos de crisis
 
Yo nunca he tenido coche, ni oficial ni extraoficial. He sido entre que peatón, ciclista y usuario del transporte público. Un día hablaré del agobio que suponen los dos primeros cometidos. Hoy me centraré en el transporte público, por si nuestros representantes democráticos, desposeídos del coche oficial, se ven en el oprobio de hacer uso de él. De este modo puedo darles, a modo de orientación, el consejo de que usen el AVE, o el vuelo de línea regular en primera clase.
Todo lo demás será una pésima experiencia para ellos. El resto son vehículos y convoyes lentos, atestados e impuntuales. O inexistentes. El autobús que une mi pueblo con la capital, tardaba, hace 40 años, hora y media. Gracias al innegable progreso económico, social y tecnológico, hoy en día tarda solamente hora y media. Para algo menos de setenta kilómetros, es una media envidiable, aunque debe ser un servicio deficitario, pues sólo lo usamos los inmigrantes y yo, el resto de las personas no sobreviven a esas velocidades. Los trenes que unían mi pueblo con el resto de la península, también debían ser deficitarios, prácticamente los han suprimido todos, bueno, pasa alguno si es día laborable y múltiplo de pi.
Durante los diez años que viví en Barcelona fui, para ir al trabajo todos los días, usuario subterráneo del metro, que allí, quizá como hecho diferencial, mide más de cien centímetros. Nunca vi a ningún político en sus vagones. Ni en campaña electoral. Solo ciudadanos de las clases populares. Trescientos votantes en cada vagón. Como tardaba lo suyo, me dio tiempo a reflexionar sobre la inevitable naturaleza contradictoria de la democracia: un representante de los que allí estábamos, no podía saber nada de nuestras necesidades y aspiraciones si no tomaba también, cada día, el metro para ir al trabajo político que en él habíamos delegado. Por otra parte, si cogía el metro todas las mañanas, esto le restaría tiempo, energía, concentración y carisma para negociar, conspirar, urdir y mangonear al más alto nivel, con lo que ya no podría ser competencia política para más avezados tiburones y figurones. Es decir, mientras estaba allí, apretadito en el vagón, no podía moverse y medrar en las altas esferas.
De este modo, volvemos al coche oficial como mal menor, eso sí, con cabeza y economizando.


viernes, 9 de noviembre de 2012

Otoño En Pineta

Pineta es otro de los valles pirenaicos de obligada visita en otoño. El denso bosque de hayas que cubre de vida sus abruptas laderas alcanza, a principios de noviembre, una riqueza y una calidad  de tonalidades que rozan lo inverosímil. Se trata, en verdad, del bosque de las hadas de los cuentos.
El valle es húmedo y la claridad del sol enseguida lo abandona en esta época. Por la mañana, remolonean jirones de niebla en la hondonada. Las altas laderas de las montañas de la sierra de las Tucas ya se han adornado con nieve.
El camino cruza el río Cinca que baja saltando en remolinos y cascadas, por un lecho de grandes piedras y de paredes de roca agreste y vertical. El agua es límpida y el abundante caudal dota de un rumor constante al fondo del valle.
Por el norte lo cierran altas murallas de piedra, cuyos dientes descomunales se alzan muy por encima del bosque rojizo.
Cuando regresamos a las praderas de la parte más baja, nuestros ojos se han regalado hasta la saturación de la belleza que la coloración otoñal pone en estos bosques. Para dar testimonio, acarreé todo el día una Pentax K-5 y tiré unas doscientas fotos, de las que éstas son una breve muestra.






martes, 6 de noviembre de 2012

A Roma Con Amor


Ayer tuve ocasión de ver la última película de Woody Allen, mi prolífico cineasta neoyorquino favorito. El hombre sigue de turismo por Europa, después de Londres, Barcelona y París, le toca el turno a Roma. El título es “A Roma con Amor”, que en el original inglés (To Rome With Love) pierde el gracioso palíndromo.
Se trata esta vez de una película de episodios, más bien coral, algo más frívola y humorística que otras recientes, recuperando en alguna medida los comienzos del director, con gags hilarantes de corte absurdo o surrealista. El único hilo conductor lo pone la propia ciudad de Roma, viéndose con profusión planos medios y largos de sus lugares con más sabor y encanto, viejas calles adoquinadas, plazas del casco histórico filmadas en tonalidades ocres, rosadas y sepias, todo lleno de vespas al estilo sesentero y con mucho turista americano.

La película desarrolla cuatro historias diferentes que no llegan a entrelazarse. Las historias no son sucesivas, sino que se intercalan en escenas más bien cortas. Recuerda mucho a algunas películas sesenteras de episodios sueltos, y aún más a las setenteras “Amarcord” y “Roma” de Fellini. Más aún, juraría que ha querido, el bueno de Allen, hacerle un homenaje al director italiano, aparentemente tan alejado de su estilo. Si es que hasta parece que hubiera deseado encargar la banda sonora a Nino Rota y, como no ha podido ser, ha puesto un puñado de la mejor música ligera italiana, por supuesto intercalada con las arias de ópera, inevitables en las recientes películas de Woody Allen.

Las cuatro historias tienen su chispa. Para mí la más descacharrante es la de Leopoldo Pisanello (Roberto Benigni), un hombre de lo más común al que los medios hacen famoso instantáneamente ¡sin ningún motivo! De repente es una estrella, un oráculo social, un referente, un dispensador de autógrafos, sin ser otra cosa que, en sus propias palabras, “un oficinista capullo”.

El reparto es bastante carismático también esta vez. Alec Baldwin es un reputado arquitecto que aconseja a un joven estudiante ¡en temas sentimentales! Ya que éste va a recibir la visita de una amiga de su pareja que es una pseudointelectual seductora y comehombres, encarnada por Ellen Page (tan encantadora en “Juno” y en ésta, una repelente de cuidado). Penélope Cruz, aquí muy comedida, es Ana, una prostituta refinada y vulgar (?) que espabilará a un joven recién casado. El propio Woody Allen se reserva un papel muy en su línea, de jubilado promotor de ópera, que descubre en su futuro consuegro un talento innato para el canto, que solo se manifiesta cuando está en la ducha.

La película es muy divertida y graciosa, sus situaciones son disparatadas y, no obstante, ilustrativas y no carentes de sustancia. Pareciendo una pura sucesión de coincidencias caprichosas o de anécdotas casuales, hay siempre soterradas situaciones emblemáticas de las relaciones humanas y esto es lo característico del cine de Woody Allen y de la comedia cuando es grande. Lo cómico verdadero no es reírse de tal o cual circunstancia o persona concreta, sino del ridículo entramado de lo humano en su conjunto. Siendo ésta una comedia muy recomendable y entretenida, no acaba de redondearse y alcanzar la máxima perfección por un único problema: el pulso narrativo. Pasada la mitad de la película, el ritmo se va dilatando, las propuestas se estancan un poquito y la cinta va perdiendo energía y fuerza, hasta desembocar en un final (o cuatro finales) agradable pero desvaído. Sin ser una pena, es un cierto menoscabo de la alegría. Pero, bueno, este hombre estrena el año que viene, o en su nonagésimo cumpleaños, es un suponer, “Berlín Me Hace Tilín” y yo voy de cabeza a verla.

Los Difuntos

Aprovecho la cercanía del día de Difuntos para expresar un recuerdo a los que ya no están entre nosotros, a los que sólo viven a través de nuestra memoria, o quizá habitan un recóndito paraje del que nada sabemos.



     LA VUELTA AL HOGAR

 ¿Quién sabe si morir no es irse a casa?
Pues forasteros somos en la vida,
nos reclama una patria desmedida
y una negra nostalgia nos traspasa.

 Burlamos el hastío que rebasa
nuestra existencia torpe y encogida
con un esquivo goce que nos descuida
y un necio afán que al cabo, nos arrasa.

 ¿Quién sabe si esta vida que apretamos
no es una travesía por la pena
en busca del lugar de los lugares?

 ¿Quién sabe si al morir no retornamos
a una rutina más dulce y serena,
al más nuestro de todos los hogares?
 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Ríndete

Ríndete. Es lo que toda canción aspira a decir a nuestro oído. Ríndete a las percepciones de compás, armonía, ritmo, cadencia, timbre… La canción pide doblegarnos, filtrar su melodía como un sedante, un hipnótico o un estimulante, asaltando nuestras redes de pensamientos, nuestros estratos sentimentales. Una canción pide abanderar nuestra fantasía, guiar nuestro ensueño, infiltrarse en el mapa de los sonidos de nuestra memoria.
Esta canción que me ha venido de la mano de “Reason”, solo quería infectarme un poco con su mezcla de optimismo y melancolía. Le he dado forma y la he puesto aquí para que pueda contagiar a alguien más su ritmo ingenuo y festivo. Pura nostalgia de un pasado inventado más que vivido.

 
 


jueves, 1 de noviembre de 2012

Gandalf + Rubalcaba = Rubalgandalf

Estoy seguro de no ser el primer español que ha advertido el notable parecido entre nuestro leal jefe de la oposición y el actor Ian McKellen en su caracterización de Gandalf.

Para enjugar la diferencia de edad, recurramos al Gandalf de "La Comunidad Del Anillo"  y, para enjugar la diferencia capilar, proveamos la augusta testa del señor Rubalcaba de un frondoso bisoñé; ya está, son clavaditos.

De lo que sí estoy casi cierto, es de haber sido el primer ciudadano que ha ido más allá y ha tratado, manipulando con Photoshop, de mezclar las dos imágenes para obtener una prueba palpable de la coincidencia. He aquí los resultados:
Rubalgandalf. Click para agrandar.

Hay un aspecto en la personalidad del señor Rubalcaba que ayuda mucho en esta mixtificación que propongo y es, ni más ni menos, que el citado dirigente socialista también es un mago. Esto lo he descubierto, reflexionando sobre sus sorprendentes propuestas políticas de no recortar ninguna prestación, ningún servicio social; seguir inyectando fondos en educación, en sanidad, en cultura, en bienestar social... en fin, en lo que haga falta, sin la más mínima preocupación por el déficit público, ¿por qué molestarse en minucias como la financiación pública o el equilibrio presupuestario? ¿Por qué preocuparse de que los inversores extranjeros confundan el título de deuda pública española con un bono basura? ¿Qué importancia tiene que el Estado, a quien se propone servir con sus poderes don Alfredo, no sólo no tenga dinero, sino que tampoco encuentre quien se lo preste sin exigirle durísimas condiciones? Ninguna.

Este hombre temerario y profético, se pondría al borde del abismo. Al acecho, esperando la llegada del monstruo que vendría con la quiebra del sector público entre sus garras, con su venenosa cola de falta de ingresos fiscales y con sus fauces abrasadoras, devorando los fondos del desempleo y de las pensiones. Nuestro guía, enarbolando su bastón de mago, le haría frente con su voz atronadora e imperiosa: "¡No puedes pasar!" Lo repetiría dos o tres veces y el monstruo, acobardado y sumiso, le haría caso, como el Balrog a Gandalf en las entrañas de Moria.

De cualquier otro modo, no tienen explicación posible sus animosas propuestas a la comunidad que, se ha quedado sin anillo, porque lo tiene empeñado donde la señora Merkel, que ya no nos fía a los pobres para que nos sigamos emborrachando en la taberna, y que nos dice que no lo devolverá si no dejamos de derrochar (porque tiene envidia de nuestras generosas coberturas).