jueves, 31 de enero de 2013

Uriah Heep - Stealin'

Este potente y afortunado tema estaba en el álbum de 1973 “Sweet Freedom” de la banda británica de rock Uriah Heep. Tengo que confesar que, en aquella época, no hacía yo mucho caso de los conjuntos de Heavy Metal o de rock duro, siendo por entonces adicto a producciones “de más categoría” ya que, en mi círculo de aquellos años, esta música se consideraba apta sólo para horteras y gente con gustos musicales poco selectos. A día de hoy he subsanado este error garrafal de apreciación y considero que los Uriah Heep tienen un destacado carisma, mucha garra y un montón de hermosísimas canciones que, sin embargo no les han bastado para conservar un lugar histórico de privilegio en el Olimpo de la música rock, aunque llevan más de 40 años tocando y aún siguen (o seguían hasta hace poco). En los primeros 70, sólo Led Zeppelin o Deep Purple podían jugar en la misma liga.

Para mí, los principales activos de la banda pasaban por el maravilloso y malogrado David Byron un cantante con un registro asombroso y con un falsete increíble, una especie de ángel caído, que se fue de la banda en 1976 y murió en 1985, tras graves dolencias relacionadas con el alcoholismo, además estaban la bestia de los teclados Ken Hensley y el guitarrista Mick Box.

Me cuesta creerlo pero no he encontrado en la red ninguna traducción medio decente de esta canción al español, así que me pongo sin más en faena. Sí que he encontrado muchos vídeos: va primero el del tema en su versión de estudio y a continuación, adjunto el de una actuación en vivo de 1973 con el gloriosísimo hortera de David Byron cantando con una voz que concita la envidia de los dioses.

 
STEALIN’

 
Take me across the water
'Cause I need some place to hide
 I done the rancher's daughter
And I sure did hurt his pride

 Well, there's a
Hundred miles of desert
Lies between his hide and mine
I don't need no food
And no water, Lord
 'Cos I'm running out of time

 Fightin', killin', wine and women
Gonna put me to my grave
Runnin', hidin', losin', cryin'
Nothing left to save but my life

 Stood on a ridge
And shunned religion
Thinking the world was mine
I made my break and a big mistake
Stealin', when I
Should've been buyin'

 All that fightin', killin'
Wine and those women
Gonna put me to an early grave
Runnin', hidin', losin', cryin'
Nothing left to save but my life, life...

 So I stood on a ridge
And shunned religion
Thinking the world was mine
I made my break and a big mistake
Stealin', when I
Should've been buyin'
I was stealin'
When I should've been buyin'
I was stealin'
When I should've been buyin'
Stealin', when I
Should've been buyin' ..
I was stealin' ...

 
ROBANDO

 Llévame a través de las aguas
pues necesito un lugar para esconderme.
Herí el orgullo del granjero
porque me lo hice con su hija.

 Bueno, ahora hay
cien millas de desierto
extendidas entre su pellejo y el mío.
No necesito víveres
ni tampoco agua, ay Señor,
porque se me está acabando el tiempo.

 Luchando, matando, el vino y las mujeres
me están llevando a la tumba.
Corriendo, escondiéndome, extraviado, llorando,
ya no me queda sino salvar la vida.

 Parado en lo más alto de un risco,
toda fe religiosa abandonada,
pensando que el mundo era mío,
hice un alto y cometí un gran error.
Robando,
lo que tenía que haber comprado.

Todo ese robar y matar,
tanto vino y aquellas mujeres,
me conducen a una tumba prematura.
Huyendo, abandonando, escondiéndome, llorando…
no queda otra sino salvar la vida.

Así que en lo más alto del risco,
y despreciando la religión,
creí que el mundo me pertenecía,
hice un alto y cometí un gravísimo error.
Robando,
lo que tenía que haber comprado.
Estuve robando,
cuando tenía que haber estado comprando.
Estuve robando
lo que tenía que haber adquirido.
Robando,
lo que tenía que haber comprado.
Estuve robando…

martes, 29 de enero de 2013

Me Hubiera Gustado Ser Amy Martin

Los objetivos declarados en campaña por cualquier partido político en cualquier democracia occidental son variados pero cabe resumirlos y concentrarlos en dos:

1.-Aproximar el pleno empleo y equilibrar la balanza de pagos mediante herramientas que promuevan el crecimiento económico.

2.-Mantener un sistema tributario lo más eficiente y justo posible, que alcance a sostener presupuestariamente los derechos que la comunidad se ha marcado como básicos: salud, educación, movilidad, seguridad…

Estos dos objetivos, en sentido amplio, son aspiraciones que pondrán de acuerdo a la práctica totalidad de las formaciones políticas. Salvo algunas muy minoritarias cuyos votantes cabrían en un autobús, del estilo de “Legionarios Del Espíritu Santo”, “Comités Proletarios Antitrotskistas El Piolet” o el “Partido Anarquista Indignado de Jon Manteca”.

En una democracia como la española, joven pero ya muy maltratada por la vida y con los peores resabios que una joven de vida viciosa y turbulenta pueda atesorar, a los dos objetivos expuestos como troncales, habría que añadir:

3.-Procurar que “en el circo no te crezcan los enanos”, es decir, que no eclosionen más “sujetos políticos soberanos” (y bastante arduo es capear los ya existentes, imaginemos al pobre don Artur obligado a torear con la república islámica del Baix Llobregat).

4.-Detraer de los márgenes del erario público las mayores cantidades que puedan pasar inadvertidas, para mejorar la situación económica de la familia política, empresarial o personal.

5.-Afianzarse en el poder y sus aledaños el mayor tiempo posible, estableciendo redes de contactos y enchufes que permitan luego instalarse en la empresa privada con un suculento momio.
Algunos miembros y miembras de la fundación "Ni Idea"

Establecida la cuasi universalidad de aquellos dos primeros objetivos políticos, el problema sigue intacto, pues lo arduo no es aquí el qué hay que alcanzar, sino el cómo conseguirlo mínimamente. Este cómo es el que encona las diferencias entre las opciones políticas y, sin embargo las hace equivalentes en un aspecto insospechado: la casi absoluta carencia de ideas tangibles, sensatas y practicables, carencia que hoy hermana a tirios y troyanos en la más palpable inanidad. Seis millones de parados.

De este modo surge y medra la bonita y muy especializada categoría de los asesores. Dado que un político ha de dedicar el cien por ciento de su talento y de su energía a la más torticera violencia verbal contra sus afines más competitivos y contra todos sus adversarios, como ha de centrar sus estrategias en el electoralismo a corto plazo y en dar buena imagen en los medios, no le queda apenas tiempo para dedicarle al problema en sí y tiene que nutrirse de la aportación de hombres y mujeres de confianza, asesores que le doten de conocimientos en la globalización económica, el crecimiento sostenible, la movilidad laboral y todas estas complicadas simplezas que configuran el mundo de hoy y que no son sino variantes enmascaradas de la ley del embudo.

Retrato robot de Amy Martin, con autógrafo al dorso

 Es así como llego a la conclusión de que me hubiera gustado ser Amy Martin, para ser contratada por políticos necesitados de ideas, sedientos de teorías, ávidos de directrices y empeñados en solucionar ese difícil cómo de la actuación política. Hubiera masajeado mis meninges hiperactivas por debajo de mi rubia cabellera y hubiera activado el correspondiente oráculo: “este y no otro es el quid de la cuestión, orquestemos diversos niveles post-solidarios de recurrencia programática, válidos para una multitarea de éticas externas coherentes y emancipemos la pluralidad de carismas energéticos en el ámbito de la renovabilidad participativa. sin caer en tentaciones tecnocráticas redundantes, y le habremos dado la puntilla al desempleo.” Son tres mil euros.

lunes, 28 de enero de 2013

La Maldición Del Ajedrez

Si algo me prometí con firmeza cuando comencé este blog, fue que no haría ninguna entrada de ajedrez. Tengo una enemistad personal con Caissa, que es la musa de este maldito juego medieval y que, en cuarenta años de práctica, más o menos continuada, no me ha visitado ni una sola vez.

Pero como decía Groucho Marx: estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros. La afición al ajedrez es muy ingrata, deportivamente es como un partido de tenis que se jugara a un solo tanto, el que cometa un error tiene muchísimas posibilidades de palmar.

Es un exigente pasatiempo al que te enganchass con facilidad y lo haces, casi siempre, para toda la vida. Como todo el mundo sabe, cuesta mucho dejar el vicio del juego y esto me sirve de excusa para descolgarme hoy con un problema bastante fácil, que cualquier aficionado resolverá en unos pocos minutos, no más de dos o tres si tiene un buen nivel de juego. Cualquier programa para ordenador lo desvela en el acto, así que no vale usar ninguno.

Pues bien ahí va: blancas juegan y ganan con una maniobra tan simple como fulminante.

sábado, 26 de enero de 2013

Un País De Vagos

Hasta hace unos años, el diario El País sacaba semanalmente una especie de suplemento infantil con comics y otros contenidos, hasta que debieron apercibirse de que la labor analfabetizadora de la LOGSE les había privado de posibles lectores en ese sector de población y lo suprimieron.
De allí recorté estas viñetas que me parecieron muy graciosas y hoy las he encontrado y me decido a compartirlas, con la convicción de que te vas a identificar con los protagonistas como yo lo he hecho. 
Click para aumentar
 

jueves, 24 de enero de 2013

Breve Despiste

Este tema musical me salió inusualmente breve. Primero puse una batería convencional, reforzada con un petardeo de bajo. Rellené el espacio sonoro con un acompañamiento de cuerdas y piano, este último con una frase de adorno.

Después puse a trabajar inciertos timbres de órgano y vientos al estilo pop, en una melodía que se pretende fácil y agradable. Cuando llevaba construido poco más de un minuto, me cansé y lo dejé, porque me pareció que no llegaba a ninguna parte.
Oyéndolo más tarde, lo encontré resultón y hoy me animo a colgarlo. Una ilustración temática: la canción está referida a que cada paso que damos, nos salva la vida, y cada movimiento que hacemos, restaura nuestro equilibrio. El más breve despiste nos lleva al fondo del pozo.

martes, 22 de enero de 2013

Florece La Corrupción (En El Gobierno Y En La Oposición)

Hace cosa de treinta años, un amigo mío, licenciado en Historia, muy escéptico en relación con la actualidad política de entonces, me contaba que él, pese a carecer de cualquier convicción en ningún sentido, votaba a la derecha. Razonaba que un miembro militante de los partidos de derecha, estaba en la política por notoriedad y no por dinero, algo así como los presidentes de los equipos de fútbol, que gastan una fortuna por acceder al cargo. Alguien así, dispuesto a defender los intereses de las grandes familias, ya tenía un bisabuelo que había especulado, había vendido armas o traficado con esclavos y, en esa tesitura, uno que ya tuviera un Matisse o un Modigliani en su salón era más de fiar, en su manejo del erario público, que los representantes de izquierdas que, tras los cuatro u ocho años de mandato político, si no habían espabilado y habían apartado unos duros, tenían que volver al tajo: al taller, a la fábrica o a la oficina.

No sé qué votará mi pobre amigo ahora, puesto que la derecha ha demostrado que es insaciable en su interminable asalto a las arcas públicas (y privadas). Un caso tan cutre (y falto de clase) como el del tesorero Bárcenas y los sobres en dinero negro que supuestamente repartía entre su caterva de adeptos, hace sonrojar a cualquiera que piense que es posible un mínimo de decencia en política.

Un comentarista singularmente lúcido, Eduardo Haro Tecglen, escribía en sus últimos años (falleció en 2005) que en las democracias occidentales modernas, la disyuntiva política era elegir entre mafiosos o fascistas. Si se quería referir a España, aún pecó de ingenuo.

En la emisora más escuchada del país, la meliflua y gazmoña sor Angels Barceló vierte cada anochecer una furibunda descalificación ética, sobre las evidencias de las más variadas malversaciones, entre las corruptas huestes del partido gobernante, jaleada por diversos tertulianos nacional/socialistas. Y uno, perplejo, se pregunta si la periodista es tonta de baba (cosa poco probable) o piensa que los tontos de baba son los oyentes. Me explico: ¿Qué legitimidad tienen los socialistas, después de Roldán, Juan Guerra, el GAL, Filesa, los EREs andaluces y un largo etcétera, para dar lecciones de moral? De los nacionalistas, en este tema, mejor no hablar. La SER debería quizá saber que el partido a quien sirve ha gobernado 7 de los últimos 8 años. ¿Pusieron en marcha alguna medida de transparencia para dificultar a los estafadores su grata labor de sustracción y apandamiento? ¿Hicieron listas públicas de contribuyentes? ¿Obligaron a los políticos a declarar su patrimonio antes y después de su mandato? Nada de esto. Se deben creer que, en Suecia y Holanda, los ciudadanos son ejemplares en lo cívico y en lo moral (debido a la Educación para la Ciudadanía, o algo por el estilo) y nadie parece captar que la lucha efectiva contra el mamoneo residiría en unos sólidos mecanismos de control y transparencia ¿Qué nos queda? Pues lo de siempre, el pataleo y ajo y agua.
 
Pensemos que podría ser peor: diversos foros internacionales y observatorios de la corrupción sitúan a nuestro país en el puesto 30 de una lista de 150 que comienza con los menos aquejados de corrupción política (Finlandia, Dinamarca, Nueva Zelanda… ) y acaba con los más corruptos (Sudán, Venezuela, Irán, Corea del Norte…) Me pregunto qué criterios les habrán servido para medir una variable tan compleja y en qué sesgos habrán incurrido, pero en fin, parecen chicos serios y allá van unos enlaces para el que quiera saber más:
http://www.transparency.org/cpi2011/results
http://www.worldaudit.org/corruption.htm
Mi colega el Resentido dice que lo bueno que tiene la corrupción, en democracia, es que quizá algún día podamos beneficiarnos de ella. Y como le falta un tornillo, usa bases rítmicas que se baja de internet, para cantar este rap que ha compuesto, con más ripios que mala sombra:

  Corrupción en el Gobierno,
también en la Oposición,
corrupción en la nación.
corrupción sin restricción.
Mil políticos funestos
que se guardan tus impuestos,
escasean los honestos,
los demás llenan los cestos.
Te recortan prestaciones
y se tocan los cojones,
tras ganar las elecciones:
busca tú las soluciones,
que ellos roban sin talento,
comisiones, ay que invento,
su cara es como el cemento.
Pues si no estás muy contento,
entra tú en algún partido,
de los que meten más ruido
y a todas horas reunido,
acabarás consumido,
pero no debes quejarte,
traga sin desanimarte
echándole rollo y arte
hasta conseguir tu parte.
Es lo bueno que esto tiene,
trinca la nena y el nene,
financiación ilegal,
tienes que hacerlo muy mal,
para acabar en el trullo,
si no eres un capullo
desviarás un buen pedazo
llenarás a tope el cazo
dándonos bien la paliza
¡y te lo llevas a Suiza!
¡Hay paraísos fiscales
que son inventos geniales!

 

domingo, 20 de enero de 2013

George Harrison - The Light That Has Lighted The World

En mi, ay, ya algo remota juventud, la vivencia sentimental cotidiana se inundó de canciones en inglés. Nuestros padres decían: no sé qué gracia encontráis en los berridos de esos melenudos, si no entendéis lo que dicen. Lo cual era cierto: un mínimo conocimiento del inglés era entonces muy minoritario aquí. Y los melenudos Beatles, Rolling Stones, Kinks, Animals, Hollies… eran capaces de transmitirnos sus emociones, sí, pero no les entendíamos una palabra.

Hemos crecido y, a veces seguimos sin entender lo que aquellas maravillosas canciones inglesas o norteamericanas querían decir. Y, en la actualidad, la cosa ha mejorado, pero no demasiado. Es fácil encontrar las letras (lyrics) en internet, pero las páginas donde se ofrecen las traducciones brindan lo que los programas de traducción son capaces de hacer: un despropósito. Es obvio que la traducción literal no sirve para poemas o canciones y, por eso, me voy a embarcar en un plan “ambiciosillo”: traducir libremente las canciones que más me gustaban, atendiendo más al sentido global que a la estricta corrección.
Y empezaré con un tema de mi bienamado George Harrison (1943-2001), the Quiet Beatle, tema publicado en 1973 en un álbum que, tras su éxito con el disco triple “All Things Must Pass”, decepcionó a muchos por su carácter en exceso tranquilo, introspectivo y espiritual. Me refiero al infravalorado “Living In The Material World”, en el que un brillo profundo y apacible se extiende a muchas canciones, pero mi favorita es ésta:

The Light That Has Lighted the World

  I've heard how some people, have said
that I've changed
That I'm not what I was
How it really is a shame
The thoughts in their heads, 
Manifest on their brow
Like bad scars from ill feelings
they themselves arouse
So hateful of anyone that is happy
or 'free'
They live all their lives,
without looking to see
The light that has lighted the world

  It's funny how people,
just won't accept change
As if nature itself - they'd prefer
re-arranged
So hard to move on
When you're down in a hole
Where there's so little chance,
to experience soul.

  I'm greatful to anyone,
that is happy or 'free'
for giving me hope
while I'm looking to see
The light that has lighted the world

 
La Luz que ha iluminado al mundo

 He oído que hay gente que va diciendo por ahí
que he cambiado por completo,
que ya no soy lo que fui,
lo cual piensan que es una lástima…
Los pensamientos de sus mentes
se traslucen en sus expresiones
como feas cicatrices de resentimiento
que ellos mismos abonaron
para aborrecer a cualquiera que sea feliz
o libre.
Pasan toda su vida
sin tratar de encontrar
la Luz que ha iluminado al mundo

 Es curioso cómo la gente
se resiste a aceptar el cambio,
incluso preferirían remodelar
a la propia Naturaleza.
Es tan difícil avanzar
cuando se está metido en el fondo de un abismo,
donde apenas hay oportunidad
para las experiencias del espíritu.

 Yo me siento muy agradecido ante cualquiera
que sea feliz o libre,
por darme una esperanza,
mientras trato de hallar
la Luz que ha iluminado al mundo.


viernes, 18 de enero de 2013

Ifni. La Última Guerra Colonial Española


Hoy tenemos al bueno de don Mariano de visita en casa de un vecino pobre pero orgulloso, molesto, pero con el que es imprescindible llevarse bien. Vaya planazo, otra vez. Además en la prensa nacional, con el protagonismo de Bárcenas, no le han dado el menor relieve
Siempre que uno de nuestros gerifaltes va de visita al país de la monarquía alauita, nos da la sensación de que es como si fuera a rendir pleitesía, ya se trate del Borbón, del Presidente del Gobierno o de cualquier Ministro, todos se muestran zalameros y obsequiosos, haciendo que nos preguntemos cuál será la naturaleza de los intereses que les llevan a dar tanta coba a un puñado de dirigentes, los marroquíes, no particularmente democráticos ni amistosos.
A Rajoy no se le ve relajado con Mohamed VI
Probablemente será la mala conciencia por el pasado colonial, juzgado en nuestros días unánimemente como algo bochornoso e impresentable, aunque nuestros vecinos franceses, en los tiempos que corren, se hayan embarcado en una guerra de ecos coloniales que nadie sabe a dónde los va a llevar, aunque no promete nada bueno.

La descolonización de Marruecos fue, por parte de España, una sucesión de episodios desafortunados, cuando no vergonzosos o llenos de despropósitos. Para la conciencia marroquí, esta descolonización no ha terminado y airean periódicamente, o cuando tienen problemas internos de los que desviar la atención, su reivindicación de Ceuta y Melilla. Una breve visita a ambas ciudades, a través de Google Earth y sus enlaces fotográficos, puede dejárselo muy claro al indeciso: las imágenes muestran inequívocamente dos ciudades europeas. Haz la prueba.
Uno de los episodios más olvidados de esta descolonización, fue la guerra de Ifni, comenzada en 1957, perdida en 1958 y enterrada en el olvido. Hasta donde yo sé solo ha tenido reflejo en la película de 1960, “Ahí va otro recluta”, protagonizada por Jose Luis Ozores y en la que salen escenas bélicas de una guerra que, casi nadie que haya visto la película recientemente, sabrá cuál es.
Cuando yo era niño, se nos mostraba muy ufanamente en la escuela los restos del Imperio Español, entre los que se contaba Ifni, capital Sidi Ifni, porque fue nominalmente de soberanía española ¡hasta 1969!
El caso es que el ejército marroquí atacó a los destacamentos españoles y los desalojó de estos territorios hacia mediados de 1958. Entre otras muchas bajas (198 en total, casi todos legionarios) el vallisoletano brigada caballero legionario Fadrique Castromonte y el vizcaíno caballero legionario Maderal Oleaga fueron de los últimos caballeros laureados como caídos en batalla del ejército español. Sé que suena pomposo, pero si hubieran sido ingleses, en su país se les recordaría con el mayor orgullo.
Carmen Sevilla en Sidi Ifni. Nochevieja de 1957
Tan sepultada en el olvido está la contienda de Ifni, tan ajena a la cacareada “Memoria Histórica”, que hasta un diputado ¡de CiU! (lo soberanista no quita aquí lo cortés ni lo valiente) hace bandera de esta triste guerra en el Congreso, para reconocer a “estos viejos soldados”, (los pobres excombatientes tendrán alrededor de 80 años). Y expone su demanda: “Existe una asociación de expedicionarios de la guerra de Sidi Ifni, presidida por el señor Josep Riatós, que pide un mínimo reconocimiento moral o económico.” El presidente del Congreso, dando muestras de su acendrada sensibilidad patriótica le responde: “Debe terminar, señor Xuclà.”

miércoles, 16 de enero de 2013

Fumadores. Los Nuevos Apestados

Es curioso el empeño de las autoridades sanitarias europeas y españolas por defendernos de nosotros mismos y de nuestros vicios y malas costumbres. Yo no reparé en el momento en que los órganos de mi cuerpo dejaron de ser míos y pasaron a ser tutelados por esta novedosa y omnipresente Inquisición. Por mi bien, por supuesto. Por otra parte, no ignoro que se pretende ahorrar en atención médica, pero tres de los cuatro euros y pico que cuesta una cajetilla son impuestos, o sea que los fumadores pagamos al Estado entre sesenta y noventa euros al mes más que el resto de los contribuyentes, así que no sé por qué nos martirizan. Yo no he leído en la puerta de ningún BMW: “las autoridades sanitarias advierten que el uso inadecuado de este vehículo puede producir tetraplejia y muerte.” Sería la monda. Entonces sí que tendría fe en el celo de las autoridades sanitarias.

Me documento y leo en alguna parte: “en España no se puede fumar en ningún lugar cerrado de uso público, y tampoco en algunos al aire libre. El Parlamento español ha aprobado la normativa antitabaco más prohibitiva de la Unión Europea, y una de las más radicales del mundo, sólo superada por países como Bután, Corea del Norte o Guatemala.” Sigo, porque algunos amigos me aseguran que la furia y saña prohibicionistas provienen de Europa: “en 24 de los 27 países de la Unión Europea existen zonas habilitadas para fumar, y otros como Holanda, Bulgaria, Croacia o Grecia han rectificado las leyes antitabaco aprobadas en los últimos años para permitir de nuevo espacios para fumar.” En este país donde el 30 % de la población son fumadores, esto significa que casi uno de cada tres compatriotas sufre restricciones y coerciones directas que afectan a su conducta cotidiana.
 

Me cuento entre estos españoles y puedo asegurar que, en este caso, el peso de la ley es inexorable. En un lugar donde el respeto a las leyes es escaso, ésta parece haber tenido un éxito apabullante: nadie parece dispuesto a afear la conducta de los que conducen con exceso de velocidad, poniendo en peligro su vida y la de sus conciudadanos; causa incluso admiración el evasor fiscal que escamotea buena parte de sus ingresos a la Agencia Tributaria, incluso alguno dirá ¡quién pudiera! Pero, ay, ponte a fumar en un sitio que no debes y verás qué bulla te meten. Cada ciudadano se ha convertido en un policía amateur, porque cree que ese humo que produces le perjudica directamente a él, cosa que no le ocurre si el humo viene de un tubo de escape o de una chimenea de una fábrica.

No diré nada a favor de los beneficios del tabaco, hasta ahí no llego y, si me esfuerzo, puedo recordar los pasados abusos de los fumadores: nuestra mala educación nos llevaba a hacer irrespirable el aire en oficinas, hospitales, comercios, barberías, autobuses, trenes y aulas. Yo aún recuerdo cuando fumaba dando clase en el aula, en la mesa del profesor tenía un grueso cenicero de cristal. En el instituto de enseñanza media, hasta los alumnos podían fumar durante las clases. Lo recuerdo porque ahora cuesta incluso creerlo.

Donde jamás creí que prohibieran fumar es en los bares. En todos los bares. Esto, a día de hoy, me sigue pareciendo una persecución totalitaria del vicio. Los bares eran, tradicionalmente lugares de esparcimiento donde, los que teníamos una o más conductas relajadas, nos refugiábamos a beber, a fumar, a jugar, a intentar ejercer la lascivia o a tener conversaciones livianas trufadas de expresiones malsonantes. Esta imposición coercitiva de la virtud y las buenas costumbres, ha hecho mucho daño a los bares que han tenido que cerrar a cientos: si tengo que ir a tomarme un café a un lugar donde no puedo acompañarlo de un cigarrillo, me lo acabaré tomando en casa. Quiero hacer notar que la inversa no es cierta en este caso: los bares ahora no se abarrotan, comprobadlo, de gente que va a tomarse un café en un lugar más sano y con el ambiente más respirable. Si uno quiere hacer vida sana, no va a los bares.

He sacado este tema, porque estos días de riguroso frío me veo en la puerta de algún establecimiento, sólo o con la compañía de mi colega el Resentido, fumando y tiritando, conscientes de engrosar las filas de una tribu de nuevos apestados, cabezas de turco de la saña con la que las mayorías aplastan a todo lo que, socialmente, se señala como molesto o dañino. Mi colega el Resentido, que es más aficionado aún que yo a las disquisiciones y que no para de perorar, me ilustra:

 - Calidad de vida. Este es, sin duda, uno de los términos que ha copado nuestra conciencia. Aceptarlo, supone defender que hay una calidad de vida buena y una mala calidad de vida. Detengámonos en esta última: los que tienen una MALA CALIDAD de vida están en ella por dos motivos, uno carente de culpa y otro carente de conciencia. El carente de culpa es una persona que tiene mala calidad de vida por ser, pongamos: un minero, un excluido social o un habitante pobre del tercer mundo. Nuestras obligaciones morales aquí están muy claras: donar dinero a las oenegés, promover el 0’7 %, acudir a manifestaciones y votar opciones políticas solidarias, hasta que aquellas personas, deslumbradas por la calidad de vida que les ofertemos, consigan elevar su nivel de bienestar hasta el infinito y más allá; todo ello, por supuesto, sin vulnerar los preceptos del desarrollo sostenible, la ecología y su propia conciencia cultural y nacional, todas ellas conciencias equivalentes entre sí y superiores a la del Papa. Pero, ay, el que tiene una deficiente calidad de vida por falta de conciencia, ese ¿qué? Ese culpable, por supuesto, por su incapacidad de cuidarse, vivir sin depresiones, hacer deporte, dejar el tabaco, el alcohol, las grasas saturadas, la sal, el café, el azúcar, la vida sedentaria, por no saber practicar el sexo seguro, el yoga, el tai chi, en resumen las ideas, concepciones y modos de vida saludables, ecológicos, sostenibles y solidarios… ¡A ese que le frían un paraguas! “Yo daré mi voto a una opción política que lo excluya de la sanidad y de las prestaciones sociales, por vicioso y pequeñoburgués”, dice nuestro ciudadano comprometido de referencia. Y así, la obligación de proveerse de la mejor calidad de vida posible, asciende al código de imperativos morales al que todos nos hallamos sometidos. A gusto, eso sí.

 - ¿Te has terminado el cigarrillo? - le respondo, algo fatigado con su rollo. - Pues vamos dentro que me estoy quedando tieso de frío.

 - Si en vez de fumar, esnifáramos coca, podríamos hacerlo en el lavabo, no tendríamos que salir fuera a congelarnos.

 - Anda entra, que con esta helada te empieza a patinar el coco.

lunes, 14 de enero de 2013

San Vitorián (Sobrarbe), Antes De La Restauración

Hasta hace unos pocos años, era proverbial la desidia de nuestras autoridades con los restos del Patrimonio cultural e histórico altoaragonés. Templos, ermitas, castillos… los restos se arruinaban en una ruinosa acumulación de ruinas.

San Vitorián: arcos y campanario
Por fortuna, la tendencia se ha invertido y las restauraciones aquí y allá, más tarde que pronto, han ido paliando el deterioro de un soberbio conglomerado monumental esparcido, diseminado y, con frecuencia abandonado, en toda la vertiente meridional del Pirineo oscense.

Hace poco más de un año, fuimos de excursión al conjunto monumental de San Vitorián, en la falda sur de la Peña Montañesa. Había concluido allí una restauración ejemplar: estaba arreglado con tal primor, que solo faltaban los monjes haciendo resonar los cantos de algún oficio religioso por las bóvedas del templo.
San Vitorián. crucero sin techos
Un funcionario, a la sazón allí desplazado, aunque sospecho que, a día de hoy, le habrán alcanzado los recortes, pues el acceso a San Vitorián sigue siendo bastante malo y los visitantes no acuden en riadas, nos explicó, con más oficio que entusiasmo, los avatares históricos de tan singular enclave. A mí no se me quedó gran cosa, porque siempre he sido de ciencias, pero me bastó para comprender que allí, siglos atrás, habían vivido, en singular apartamiento, los dueños del cotarro de todos aquellos alrededores.
San Vitorián: del románico al gótico

En ese momento me asaltó la contradicción que me aqueja ferozmente en estos sitios: años atrás, cuando todo el conjunto estaba ruinoso y sin techos, tomé unas fotografías que son testimonio del irrevocable paso del tiempo, de su atroz labor que nos sepulta en un irreparable olvido, en ellas se presenta un lugar mucho más salvaje y, a mi juicio, mucho más bello en su nostálgica e incurable decadencia. El testimonio del paso de los siglos se acredita con mayor rotundidad y todo el conjunto proyecta una melancolía y una fascinación que, tras la rehabilitación, han desaparecido.
San Vitorián: cayó la cúpula

 No se me escapa que aquí hay un problema irresoluble: si estos muros, tal como los fotografié antaño, se exponen sin paliativos a la acción del tiempo y del olvido, enseguida quedan reducidos a polvo, a un recuerdo incierto, a nada. Con toda seguridad, es mejor dejar perder parte de su magia evocadora, que dejarlo perder todo. A raíz de esta vivencia personal, yo intento compartir aquí unas fotos que ya son irrepetibles.

San Vitorián, la nave al sol.
 
Y adjunto, como premio, una no menos irrepetible: la primera vez que visité San Adrián de Sasabe, una ermita cercana a Borau, acreditada como la joya del románico lombardo y una de las iglesias más antiguas datadas al sur de los Pirineos, se hallaba en el desastroso estado que se aprecia, con la cubierta caída en medio de una nave inundada. También ha sido magníficamente restaurada, perdiendo un poco de sugestión y ganando un mucho de pervivencia.   
San Adrián de Sasabe

sábado, 12 de enero de 2013

Aliento Del Réprobo (A Vueltas Con El Infierno)

Parecía formar parte de la corrección política imperante, lo cierto es que nos habíamos quedado sin infierno. Fue en el verano de 1999, cuando el Papa Juan Pablo II tomó la decisión de dejarnos a los malos sin ese excitante lugar, tan prolijamente descrito en los ejercicios espirituales de mi infancia y primera juventud. Aquel hombre infalible dijo: el infierno no es “un lugar” sino “la situación de quien se aparta de Dios”. Ya anteriormente un teólogo suizo, un tal Von Baltasar, apuntó la asombrosa hipótesis de que se trataba de “un lugar vacío”. Toma ya, con la imaginación que le habían echado Dante y otros grandes literatos, pintores y cineastas y resulta que, a lo que parece, la infinita misericordia de Dios habría alcanzado a perdonar a tipos como Franco, Stalin, Hitler, Landrú o el Sha de Persia que ya andarían por ahí con la condicional ultraterrena.

Menos mal que el actual Pontífice, Benedicto XVI, devolvió las cosas a donde siempre habían estado. En 2008 les dijo a unos párrocos que le interrogaron al respecto: “el infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno", bien hecho, Santidad, pues de lo contrario imaginemos un caso como el del noruego éste, Breivik, que se hizo tan popular en los medios porque se había cargado a tiros a 77 personas: en la Europa de la corrección política y la justicia garantista, dentro de cuatro días está en la calle pavoneándose y chuleando a los familiares de las víctimas, seguro que lo contratan en algún reality show, para que el público contemple a un auténtico hombre de poder y yo pregunto, ¿no es tranquilizador pensar que hay un Dios que se la tiene jurada a un sujeto así? ¿O el día del Juicio Final le pondrá también una pena de veinte Padrenuestros? No quiero decir que desconfíe de Dios, admito, como dice Woody Allen, que “no es un mal tipo, lo que pasa es que no ha tenido suerte con nosotros”.

En fin, aunque yo no sea muy creyente, creo en el infierno, así en la tierra como en el cielo. Y en este poema de juventud me pongo en la conciencia de un condenado y a ver qué pasa.

 ALIENTO DEL RÉPROBO

 A veces me viene una rabia insulsa,
una como dejadez torturada,
una descorazonada repulsa
por este mi sendero hacia la nada.

Otras el alma, cítara convulsa,
escupe y brama furia destemplada,
execra del aliento que la impulsa
hacia el mórbido infierno proyectada.

Y así, sumida en confortable averno,
consumida en perenne fuego interno,
mi terca conciencia se agita y sufre,

de noche en noche, de invierno en invierno,
alocadamente, hasta el sueño eterno,
o hasta la tosca eternidad de azufre.

jueves, 10 de enero de 2013

Orfebrería De Escarcha



 En la película “American Beauty”, una de las de mi Top Ten particular, el personaje de Ricky, un joven de maneras algo oscuras, que tiene la obsesión de filmar continuamente en vídeo, dice a Jane, la chica a la que ha puesto en su punto de mira: “existe vida bajo las cosas, y una fuerza increíblemente benévola que me hace comprender que no hay razón para tener miedo, jamás; el vídeo es una triste excusa, lo sé, pero me ayuda a recordarlo, necesito recordarlo: a veces hay tantísima belleza en el mundo, que siento que no lo aguanto y que mi corazón se está derrumbando.” Mientras dice esto, están contemplando la filmación de una bolsa de plástico blanco que revolotea en el viento, perseguida por la hojarasca, delante de la puerta roja de un garaje.


 
En las cosas más modestas, en las que no llaman la atención de puro vistas, hay una belleza insoportable, en eso estoy de acuerdo. Ayer paseaba, cámara en mano, por la Chopera de Monzón y había una fría, blanca y densa niebla. Es una condición meteorológica ideal para fotografiar, hasta los escenarios más cotidianos parecen irreales y fantasmagóricos.

Era de mañana, bastante pero no demasiado temprano, y debía de hacer uno o dos grados bajo cero. En la maleza seca que bordea el camino, tras la helada nocturna, se había condensado la escarcha y, vista de cerca, proporcionaba una fascinación tan intensa que quisiera compartirla aquí.
 
Hice varias fotografías en modo macro y parecen del escaparate de una joyería, donde un orfebre particularmente caprichoso expusiera sus diseños para la contemplación del paseante: detente a mirar estas joyas. Son gratuitas pero efímeras, se deshacen en los dedos.
 
Una sucesión de pequeños y delicados brillantes tapizan las ramas, las hojas, las flores, los hilos de las telarañas, alguna gota se desliza y, si sale el sol, todo el encanto se desvanecerá.

martes, 8 de enero de 2013

El Capital Según Costa-Gavras

Tenía mis reparos en ir a ver esta película de "El Capital". Me temía una producción o bien demasiado intelectual, o bien un adoctrinante panfleto. Este temor se había adueñado también de mis paisanos. Contándome a mí, éramos seis personas en la sala. Los temores eran infundados: la película se deja ver; entretiene, divierte y descorazona a un tiempo. Y todo por menos de seis euros, que era día del espectador.

Vamos por partes: se trata de una película francesa y el cine francés, aun cuando a veces nos endiñe un tostonazo como “El marido de la peluquera”, es casi siempre capaz de arrojar una mirada lúcida, observadora y certera sobre la realidad social contemporánea. En el cine reciente, una comedia francesa suele analizar con perspicacia un mundo muy parecido a éste en el que vivo, mientras que una norteamericana es un paseo turístico por una Disneylandia sentimental y sexual, en la que no me reconozco, y de las españolas, mejor hablo en otra ocasión.

Pero esto no es una comedia. Costa-Gavras es un cineasta político (“Todo el cine es político”, según él) y además es un director “engagé” (comprometido), que es como, en mis tiempos, se denominaba a los intelectuales de izquierdas. Y bastante lúcido, si se le compara con la mayoría de los políticos de esta tendencia. Así que su última cinta es una especie de “thriller” político-financiero con algunos toques de humor sarcástico y otros de rabiosa desesperanza.

Comienza con Marc Tourneuil (interpretado por Gad Elmaleh, actor de registro cómico apreciable en “El juego de los idiotas”) que hace de esbirro y negro para un jefazo de un gran banco francés. El jefazo es enfermo terminal (cáncer de testículos) y, en una crisis de su enfermedad, nombra presidente y sucesor al bueno de Marc. Empatizamos con él, porque pensamos que es un hombre de paja, metido en un buen avispero y nos da un poco de pena. Todos creen que podrán manejarlo, pero les sale el tiro por la culata. El nuevo (y joven) presidente es cínico, listo y tiene menos escrúpulos aún que los viejos tiburones, así que se hace con las riendas y supera, con creces, las retorcidas expectativas de los más sinvergüenzas. ¡Y vamos con él! Es “el bueno”, “el chico” de la película. Qué tiempos.
 
Asistimos pues, a su consagración como maestro en los turbios manejos que nos han llevado a donde ya sabemos: su banco obtiene grandes beneficios, pero despide once mil empleados para que suba la cotización en Bolsa de sus acciones, los políticos (nombrados en la película como “el Elíseo”) le comen en la mano y, sí, son ellos los auténticos hombres de paja de unas entidades que, si ganan, enriquecen a accionistas particulares y, si pierden, generan agujeros que tapamos entre todos. Como le dice al protagonista un tío suyo, un “rojo” de corte clásico, en una comida familiar: “Los bancos robáis a la gente tres veces. La primera a vuestros empleados cuando los echáis aun teniendo beneficios. La segunda, a los clientes sangrándolos con vuestros créditos. Y la tercera, destrozando el estado del bienestar, porque los países tienen que gastarse todo el dinero en deuda y ya no pueden sufragarlo. Tres veces a las mismas personas, que son trabajadores, clientes y ciudadanos”. A lo que el cínico de Marc contesta: “En realidad hemos cumplido vuestro sueño internacionalista.” Las frases para enmarcar se prodigan: “El dinero es un perro que no pide caricias.” ““La gente se cree que el dinero es una herramienta pero se equivocan. El dinero es el amo, cuanto mejor lo sirvas mejor te tratará.” “Somos como Robin Hood, robamos a los pobres para dárselo a los ricos.” Y así todo el rato.
"Son como niños"

En la cinta se intenta evitar el hacer mucha sangre: Marc dice que sus manejos forman parte de “un juego”, pero la película apenas deja lugar a la esperanza, “el juego continuará hasta que esto reviente”. Los personajes con cierta conciencia moral (como su mujer o la experta señorita Baron) son apartados del guion. Además, se representa a unos capitalistas norteamericanos con los dientes más afilados y voraces que sus homólogos europeos, que aún están marcados, los pobres, por algún escrúpulo residual en las cuestiones sociales. Uno de aquellos accionistas miameses (¿cómo se llaman los de Miami?), encarnado por Gabriel Byrne (“Muerte entre las flores”) es un auténtico campeón de los supervillanos. Qué tío.

Narrativamente, la película tiene un desarrollo bastante convencional y se ve lastrada a veces por personajes y episodios menos logrados que, en el terreno dramático, resultan superfluos: sirva como ejemplo Nassim, una reput(ad)ísima modelo que pone a mil al bueno de Marc Tourneuil y, cuando todos pensamos que va a ser su ruina, la cosa queda en calderilla. En el extremo contrario de la balanza hay genuinos toques de humor ácido, como los “prontos” imaginarios que le dan a Marc, cuando se activa su conciencia, o la sorna con que son mirados los pequeños, los niños enganchados permanentemente a los videojuegos.

En resumen, una película que, queriendo parecer maligna, es más maligna de lo que parece. 
 

 

lunes, 7 de enero de 2013

Cabalgata Invernal


Otra cancioncilla. Y van ocho.

La verdad es que cada vez disfruto menos con el mainstream musical. Será debido a la edad, supongo. Mis padres, en línea con lo que afirmo, nunca apreciaron a los Beatles, así que con Led Zeppelin ni siquiera probé. En realidad no es que me desagraden las canciones que se ponen de moda, sólo es que me parecen cada vez más irrelevantes. Imagino que además los productores se siguen esforzando en obtener un buen sonido, contundente, pleno, con pegada… pero la mayoría de los temas se escuchan en dispositivos móviles: portátiles, tablets o teléfonos que no hacen justicia a ningún tema, por malo que sea. Veo a menudo a grupos de jóvenes sentados en portales, en bancos de plazas y parques o caminando por la acera, embelesados alrededor del móvil de uno de ellos escuchando un tema de moda. El aparatito emite un crujido continuado, como el que haría una brigada de gnomos cascando pistachos, pero esto no parece importar a nadie, todos disfrutan de semejante experiencia musical.

Así que yo voy a pedir que, si tienes la paciencia de escuchar este tema, lo hagas con auriculares, o conectando el ordenador a un buen altavoz. Así la pena o el goce serán mayores.

Como todos los temas que compongo, éste también carece de voces y palabras. Si hay algún atrevido letrista por ahí, le puedo sugerir que se inspire en el siguiente disparate: nos hallamos en el año 2613, el colapso climático, debido a las emisiones de dióxido de carbono, se ha resuelto en un invierno global y perpetuo. Unos hombres de mediana edad, calefactores acomodados, salen a dar una vuelta a caballo. No es que haya caballos, es decir, se han extinguido, pero unas réplicas robóticas cumplen muy bien su papel, articulados y forrados de skay (un cuero sintético del siglo XX). Trotan suavemente y de manera bastante realista por las nieves perpetuas, doblemente silenciosas debido a la despoblación gradual que sufre el planeta. Los jinetes disfrutan del paseo y uno de ellos asegura haber visto un zorro ártico. Por este motivo, acuerdan salir de cacería el siguiente fin de semana, que será dentro de 90 días, debido al empeoramiento de las condiciones laborales…

Por si te lo preguntas, es, ni más ni menos, lo que esta música pretendía describir.

sábado, 5 de enero de 2013

Pato. Blas De Otero

En un riachuelo que se llama Mèder tuve ocasión, hace poco, de fotografiar unos patos que nadaban en un remanso, bajo un puente y, sin saber a cuento de qué, me vino a la memoria un precioso poema de Blas de Otero que transcribo a continuación:


PATO

Quién fuera pato
para nadar, nadar por todo el mundo,
pato para viajar sin pasaporte
y repasar, pasar, pasar fronteras,
como quien pasa el rato.
Pato.
Patito vagabundo.
Plata del norte.
Oro del sur. Patito danzaderas.
 
Permitidme, Dios mío, que sea pato
¿Para qué tanto lío,
tanto papel,
ni tanta pamplina?
Pato.
 
Mira, como aquél
que va por el río
tocando la bocina…

 

jueves, 3 de enero de 2013

Giambattista Piranesi, Grabador Veneciano

Hace pocos días tuve la oportunidad de acudir al espacio CaixaForum en Barcelona, emplazado cerca de la Plaza De España. Me llevaron a ver una exposición de grabado que, con el título “Las Artes De Piranesi” está allí abierta hasta el 20 de Enero.

Giambattista Piranesi (1720-1778) fue un polifacético arquitecto y grabador veneciano que cuenta, en esta exposición, con 250 impresiones de grabados al aguafuerte, muchos más de los que soy capaz de ver y apreciar en una sóla visita. Aun sin tener en cuenta mi mala vista, la iluminación es algo pobre y las láminas expuestas no cuentan con cristal antirreflectante, por lo cual el cansancio aparece antes de terminar de ver la ingente colección.
Por lo demás se trata de una muestra colosal de un artista colosal. Reconozco que, aun siendo bastante lego en las artes del grabado, no dejó de parecerme impresionante. Claro que se trata de una de las cumbres expresivas en esta disciplina: al parecer nunca nadie ha llegado tan lejos con las planchas metálicas y los ácidos que las convierten en láminas para imprimir. El nivel y la perfección en el detalle son increíbles y asombrosos, uno se queda pasmado ante escenas que son más bien grandes (en algunos casos muy grandes), para tratarse de grabados (los de Goya son, comparativamente, pequeños caprichos).
 
Nuestro Piranesi llega a Roma a los 20 años y se queda prendado de los restos de la antigüedad en la histórica metrópoli. Al parecer, poseído por una especie de afán insaciable decide representarlo todo. Pero “víctima” de un estilo muy potente y personal, deforma y magnifica todo lo que representa, convirtiéndolo en los restos arqueológicos de una antigüedad titánica, magnificiente y monstruosa. Este efecto de realce es acentuado por unas figuras humanas diminutas, que yacen o pasean por los desmesurados escenarios de un ensueño alucinatorio. En algunos casos, acompaña a la representación de Piranesi, una fotografía del monumento tal cómo es en realidad y, de este modo, el efecto queda aún más realzado.
 
Lo que se observa, por muy distraídamente que uno vea la exposición, es un volumen ingente de trabajo, una cantidad descomunal de horas entregadas a la creación (dicen que hizo más de 2000 planchas), cuesta creer que un hombre que murió a los 58 años tuviera tiempo material de plasmar un afán tan enfebrecido (y productivo). Da la sensación de que nunca durmió, es más, gran parte de su obra evoca insondables insomnios.
 
Así es como ocurre en las “Carceri d'Invenzione”, sus series sobre cárceles inventadas, donde se representan unas ominosas y sórdidas figuraciones de mazmorras ciclópeas, laberínticamente entreveradas de túneles, puertas, pasadizos, escalinatas, puentes, barandas, garitas, bóvedas… en una mezcolanza de insomne pesadilla, fugadas en imposibles perspectivas. Y uno difícilmente acierta a imaginar la naturaleza de las penas y castigos (tal vez torturas) que allí ocurren y se cumplen, aunque todo resulta entre embrujado y siniestro. Los grabados de esta colección están trazados con un rayado firme, persistente, obsesivo, señal de un hombre poseído por una pasión excesiva. Una instalación de vídeo recrea en 3D estas complejas ensoñaciones penitenciarias, una de las obras plásticas más singulares e influyentes de los dos últimos siglos. Hasta el Hogwarts de Harry Potter recuerda las disparatadas construcciones de las “Carceri”. Hoy en día a esto se le llama “gotico”, un mundo fantástico creado en blanco y negro.

Si tienes doce minutos, te sugiero el paciente disfrute del vídeo con música de Bach.