domingo, 28 de febrero de 2016

La Entrada Número 500

“Hay que estar verdaderamente mal de la cabeza para hacer lo que estás haciendo, porque, a ver, ¿qué sacas tú de todo esto, aparte de dejarte la poca vista que te queda, so melón? No sacas dinero, ni satisfacciones, ni reconocimiento, ni siquiera el mío, te lo digo desde ya, que echando un vistazo a este montonazo de entradas tardo un buen rato en encontrarme con algo un poco original o que merezca un poco la pena.”

Ésta iba a ser originalmente la cabecera del blog. Te la regalo.
Lugburz es el nombre que los orcos damos a nuestra patria
(véase El Señor de los Anillos, libro 3º, cap. 3).
 
“Además, largas un montón y mira que te han dicho veces que los textos de un blog tienen que ser breves, que la gente que entra en el ciberespacio ese de los cojones no está por leer, lo que busca es relajarse un poco: yo lo que hago es escribir Tanya Foxx y alegrar un rato la vista, sin que nadie me coma el tarro con sus monsergas ni me cuente su vida.”

Empecé tarde y no pude homenajear al mejor presidente
de nuestra democracia (según la SER) José Luis Rodríguez
 
“Si por lo menos te hubieras dedicado a un tema en serio, yo qué sé, joyas románicas del Pirineo, carrozas del siglo dieciocho, o prevención de incendios en saunas, pero para eso hay que estar preparado y centrarse en un objetivo, buscar, investigar y no está al alcance de cualquier cantamañanas, como tú, que nunca decides a qué carta quedarte, de todo un poco, un libro por aquí, una peliculita por allá, la cancioncilla aquella que te recuerda el siglo pasado, cuando eras joven y, quien mucho abarca, poco aprieta, que se ha dicho toda la vida.”

Aquí, en el campo, haciendo nordic walking
 
“Y lo más patético es cuando te pones a hablar de política, como si te pensaras que eres un afamado periodista de los medios digitales, si todas las noticias te llegan de segunda mano, convenientemente manipuladas y donde ya no queda nada más que decir que no hayan dicho por todas partes y en todos los colores. Encima hablando de gente que no conoces, eso es lo más penoso, tío, nadie va a leer una opinión y menos una no cualificada, con la que no esté completamente de acuerdo y donde no se afiancen sus puntos de vista, por ejemplo los míos, que son un poco machistas, pues voy y me paro a leer: ¿Cuándo irán las mujeres a la Luna? Cuando haya que barrer, ¿ves qué breve? No hace falta escribir un misal.”


Aquí, alzando los brazos al cielo
y desafiando al temporal.
 
“Si despotricas de Rita Barberá, no te leerán los de derechas y, si despotricas de Rita Maestre, no te leerán los de izquierdas. Y si te dedicas a los elogios, no te leerá ni Rita, así que no escribas más de política y pon fotos chulas, que se ven en un momento y no haces perder el tiempo…”

Aquí hermano, aquí sobre la tierra,
el alma se nos llena de banderas
 
Debo reconocer que, a mi amigo el Resentido, no le falta razón. Y su aparente malevolencia no deja de ser fruto del aprecio.

Como no tengo feisbuc, uso un "muro" analógico
en mi habitación, de los de toda la vida
 
Sin embargo yo soy muy terco y, o poco he de poder, o dentro de cuatro o cinco años publicaré “La Entrada Número Mil”.

Encontré en el campo este reclinatorio
que uso para mis plegarias.
Dejemos que el tiempo lo decida. De momento, continuaré con este vaniloquio.    

Casi se me olvida: el escritorio de Blogger,
62.792 veces mil gracias.

jueves, 25 de febrero de 2016

Ajedrez. Un Problema Que Fischer No Resolvió

O no lo resolvió en el tiempo que se esperaba, dada su vertiginosa capacidad de cálculo, vaya usted a saber quién se lo propondría y en qué términos. El ajedrez está más que lleno, saturado de mitos y mistificaciones. Al parecer, la partida más famosa de su historia, la conocida como la Inmortal, no procede de la seriedad de un torneo: según apuntan algunas investigaciones fiables y recientes ¡es una partida “de café”, amañada para hermosearla y hacerla más espectacular! Si seguimos hurgando en los anales del juego-ciencia, desmontaremos todas las componendas románticas: ni Steiniz le ganaba a Dios dándole un peón de ventaja, ni Capablanca fue invencible e irresistible con las señoras por espacio de varios años, la hegemonía soviética resultará que no fue tal, puede que Bobby Fischer no pisara Islandia en su vida ni esté enterrado allí y, quizás sí, la CIA había ocultado micrófonos en sus muelas, cualquier cosa.

El caso es que a mí me vendieron este bonito problema: blancas juegan y dan mate en 3 jugadas, como un asunto que derrotó a Fischer, se lo propusieron y no fue capaz de hallar la solución, ahí es nada. Huelga decir que a mí, si me hubieran dejado sin comer hasta que diera con el desenlace, hubiera muerto de hambre y no te estaría dando ahora la tabarra. Por cierto, lector aficionado: o lo conoces, o dudo bastante que des con la salida. Te lo repito, mate en 3, en 4 no vale, hasta yo lo sabría dar. Por cierto, con lo condenadamente difícil que es, un ordenador no muy potente con un programa como Fritz ¡lo resuelve en un instante! Las máquinas nos aventajan: el día del Juicio Final se acerca, Terminator está entre nosotros.

Juegan Blancas. Dan mate en 3

Antes, el torneo internacional de Benasque era un ámbito más reducido, los jugadores de nivel eran más accesibles y se mezclaban más a menudo con la plebe: a alguno le propuse el problema, creo recordar que al MI Mario Gómez… Y sí, les resultaba muy difícil, no daban así como así con la clave. Eso era antes de la era de las computadoras, claro, ahora todo se sabe al instante, sacas el móvil y Einstein te explica en un vídeo superasequible que el espacio es curvo.

En fin, suerte. Termino con las soluciones a los dos problemitas de la entrada del 21 de Diciembre de 2015, en el primero juegas 1.Th7! y sí 1… R x h7  2. Dh2+ Rg7  3. Dh6 mate. Si no se come la torre y hace 1… Rf8, merece una ejecución menos elegante: 2. Txf7 seguido de mate.

En cuanto al segundo 1. Txg7+ y al negro no lo salva de la ejecución ni el regreso de Bobby Fischer acompañado del profeta Elías (el que, según la Biblia, fue arrebatado por un carro de fuego).  

Pueden ser de ayuda para exprimir tu cerebro

martes, 23 de febrero de 2016

Dichosos Los Que Aciertan A Escribir Un Buen Perfil

El otro día, una invitación amiga me instaba a inscribirme en Linkedin, una de las numerosas redes en las que somos atrapados los boquerones que pululamos por el mar proceloso de internet. Puesto que soy cibernaúticamente analphabeto, ni había oído hablar de ella, ni sé para qué sirve, ni qué interés puede tener para mí, pero como los jubilados nos apuntamos a todo lo que es gratis, pues nada, traté de unirme a las multitudes que buscan cobijo en las congregaciones virtuales.

Y claro, me acabaron solicitando un perfil. Y me asusté. Siempre me asusto cuando tengo que resumir mi existencia, mis inclinaciones, mis ambiciones o mis propósitos en unas pocas líneas: carezco del don de la concisión y soy muy voluble (¿o se dice versátil?) Bueno, el caso es que lo dejé a medias porque no supe qué poner.

 
Luego me he encontrado este soneto de mis años mozos, donde hago un intento por elaborar un perfil, aunque ignoro para qué valdría. Ligeramente corregido, lo transcribo aquí mismo, porque ahora ya no tengo que “echar curriculums” en ninguna parte, qué alivio.     

   CONFESIÓN

  Ya que me lo pides, seré sincero:
mi principal virtud es la desidia,
mi emblema la desdicha, y siempre quiero
más de lo que sería sana envidia.

  Nunca aspiré aroma de rosas, pero
de las ortigas, la urticante insidia
tampoco he padecido por entero:
no ser blanco ni negro me fastidia.

  Tenue mediocridad del vagabundo
que jamás ha salido de su alcoba,
que los besos que roba, no los roba

  del labio palpitante o furibundo
de una querida más o menos loba,
sino del mango insulso de una escoba.

 

viernes, 19 de febrero de 2016

La Pequeña Ciudad Episcopal En Tiempos De Los Beatles 50

31. UN DOMINGO CUALQUIERA DE PRIMAVERA

El domingo después de comer, me llevé, por si acaso, el cuaderno con las integrales a casa de Mateo. Hacía un día de sol velado casi veraniego aunque algo ventoso, a juego con el estrecho callejón del Viento. Me colé en el umbrío portal oloroso de alubias hervidas, col fermentada y aguarrás, subí en cuatro zancadas los empinados y estrechos escalones y golpeé la puerta con el llamador, haciendo los toques convenidos para evitar que su abuela invidente viniera a abrir tanteando las paredes del pasillo.

 - Pasa, Teo, ¿cómo es que no viniste ayer?

 - ¿Quién es? – Chilló una asmática voz de anciana desde el otro extremo de la casa.

 - Nadie, abuela. Mi amigo Teo que viene a ver los cuadros. Siga desgranando los guisantes, que no hace falta que salga.

 - No vine ayer porque estaba indispuesto, vamos, que tenía una resaca horrorosa. Además, por la tarde, tenía que acompañar a mi hermano Rosendo al bar “El Arcangel”, porque se le había metido en la cabeza darle una paliza a Serafín.

 - ¿A Serafín? Si es un bendito, un alma cándida incapaz de hacerle daño a una mosca que se le quedara pegada en el mostrador. En cambio, tu hermano es un bichejo pendenciero, en la Farmacia de Ferrer le van a tener que dar una comisión: es un no parar de venderles árnica a los quintos del cuartel. Dicen que el otro día, en el bar “El Marroquí”, les dio un sillazo a unos reclutas sólo porque los oyó que estaban hablando en catalán, pobres, los obligan a hacer la mili en el quinto coño y encima se encuentran lugareños tan cafres como tu hermano… ¿Y por qué quería calentar al desdichado Serafín, si puede saberse?

 - Porque nos anda difamando por ahí. A mí y a mi familia.

 - Esa sí que no me la creo: Serafín hablando mal de nadie, si es un santo Job… ¿Y le atizó ese matón que tienes por hermano al pobre? Pues lo dejaría bueno… Hecho un Ecce Homo, me figuro.

 - No. Al final no se pegaron. Se fueron a pescar al río Gas. – Yo empezaba a estar más bien incómodo con Serafín y seguía estando harto de mi hermano, así que corté: – ya te lo contaré otro día. Anda, enséñame esos cuadros.

Uno de mis primeros cuadros
En el cuarto de Mateo, además del concienzudo desorden cotidiano, había un olor mareante a aguarrás y, en una esquina, tapando la desportillada Venus de Milo de escayola, un enorme caballete de madera sujetaba un lienzo descomunal con un fondo submarino del que parecía emerger la Torre de la Cárcel, un sólido torreón de la vecina Plaza del Marqués de la Cadena, solo que a éste del cuadro le faltaba el pinguruto de hierros renegridos que coronaba el edificio real, el que se alzaba a unos cincuenta metros de donde estábamos encerrados. Cuando se lo hice observar, Mateo dijo:

 - En la pintura al óleo, se va procediendo por capas: pintas encima de lo que se ha secado y vas cubriendo los volúmenes generales y los fondos con detalles y retoques. Lo que ves está muy lejos de lo que el cuadro mostrará al final. Aunque, ahora que me haces pensar, podría ahorrarme pintar el chapitel ese de lo alto, con lo complicado que es, porque me han dicho que lo van a quitar…

De jacaenlamemoria
 
 - No jodas, que lo van a quitar ¡si es lo más chulo de la torre! Ahí lo que tendrían que hacer es un mirador, como en la Giralda de Sevilla: se vería todo Jaca desde lo alto.

En estas entró la abuela de Mateo con una bandeja donde dos tazas de café humeantes estaban acompañadas de un plato de pastas. Con un gesto certero, dejó la bandeja en el único lugar despejado que había en la vasta mesa del estudio. Dirigiéndose a Mateo, dijo:

 - Os he traído un café, porque tú nunca le ofreces nada a tu amigo. Porque es tu amigo éste que está ahora en el retrete, ¿no? El que tú llamas Teo, el hijo de esa tan pechugona que friega por las casas, Anacleta, ese chiqué esmirriau al que todos le dicen Pinchaúvas y van contando que es medio mariquita porque lleva los pelos más largos que la Marisol. El que sale con la hija de Modesto el pescatero. La mayor, la que dicen que es guapa como una corista, no, la pequeña, que me han dicho que es otra belleza, de otro estilo, como la Virgen de niña; hay que ver Modesto, qué suerte con esas dos hijas tan hermosas y tan trabajadoras. Este mocé, el amigo tuyo, es un poco sin sustancia y apamplao, no pega mucho con la chica de Modesto, tan vivaracha y con el porvenir resuelto, que vale un Potosí y se podría llevar, yo qué sé, hasta un labrador de casa fuerte, pero bueno, tu amigo saca pinta de buena persona, como su abuelo Jeremías el enterrador y me han dicho que, aunque parece lelo, tiene buena cabeza pa los números. En el Banco Hispano Ansotano, que andan buscando un botones, podría empezar una buena carrera y sentar la cabeza.

 - Abuela – cortó Mateo –, que está aquí oyendo las simplezas que dices y se va a agobiar.

De HDV Jaca
 - La culpa de que se vaya a desazonar este mesache con los cotilleos de una pobre vieja, la tienes tú que ya sabes que como soy ciega, reconozco por los olores, pero desde que andas con esa porquería de disolvente, ese asqueroso aguarrás no me deja percatarme de nada. – Y a mí: - Perdona mocé, como he oído un ruido, me he creído que te habías metido en el retrete. Voy a coger la escoba, que lo que debe andar por ahí es un ratón muy gordo que me tira todos los días los cubos y los cepillos de fregar.

Salió, dejando a Mateo un tanto confuso y humillado. Dado que su abuela, en realidad, no me había ofendido, decidí echarle un capote:

 - ¿Y cómo es posible que trastee y haga café en la cocina, si es ciega?

 - Porque en toda la casa, menos en esta habitación, está prohibido por completo cambiar un solo traste de sitio y ella, que sabe dónde están todos, se orienta dejando siempre las mismas cosas en los mismos lugares. Y tú podías haber señalado tu presencia, antes de permitirle meter la pata.

 - Da igual, hombre, los viejos ya se sabe… Ahora vive con nosotros Jeremías mi abuelo y, si yo te contara dónde se va dejando el paquete de cuarterón y el librillo de papel de fumar, la boina toda llena de caspa, las gafas de leer, la trompetilla del oído, la dentadura postiza y, lo peor de todo, una especie de tarugo ortopédico que lleva desde hace dos años, uno que se ata con correas al muñón del pie que le cortaron cuando le salió la diabetes… Sin contar que, cuando se cura las llagas, deja las gasas y los esparadrapos en cualquier parte, tirados por ahí.

Pseudo filatelia
 
 - Ya está. ¡Aquí lo tenéis al maldito! – Como un ángel exterminador, la abuela extendía su brazo y su mano aferraba en alto, por la cola, el cuerpo exánime de un ratón que debía de haber tenido atemorizados a todos los gatos del barrio. En la otra mano, llevaba la escoba y en los globos inertes de sus ojos brillaba, yo lo hubiera asegurado, un destello de orgullo.

Orgullo que hubiera estado justificado de todo punto, si no fuera por lo rancias que estaban las pastas.

Aspecto actual de la torre de la Cárcel (o del Reloj)
 

martes, 16 de febrero de 2016

Una De Parásitos Para El Vermut

El Resentido anda un tanto decepcionado con lo que publico últimamente: “chico, no sé por qué le pusiste el nombre de Entusiasco, si esto lo podría leer sor Lucía Caram entre el rosario y las letanías, si ya, por no contrariar a tus amigos del progretariado, ni te metes con los políticos decentes (con los otros, no vale la pena). Escandaliza un poco, hombre, o haz una página repugnante”. Una página repugnante, ¿eh? ¿y qué podría ser un poco repugnante en estos tiempos de suprema higiene?… Déjame pensar…

Yo crecí en una época rabiosamente antropocéntrica, en la que los animales no habían alcanzado el destacado predicamento que hoy los hace miembros de un ecosistema en el que nosotros somos una plaga invasiva que está a punto de desequilibrar para siempre la convivencia en este frágil planeta donde hay sitio para todos. Del mismo modo que ahora no podemos tocar nada y está poco menos que prohibido estresar a los pollos, cebar un anzuelo con un gusano vivo o vender pajaricos enjaulados en las Ramblas, hace medio siglo éramos el rey de la creación, la viva imagen de dios o “la medida de todas las cosas”.

Entonces, la única clasificación significativa de los animales era en “útiles” y “perjudiciales”. Útil era la vaca que nos “daba” leche, carne y piel, mientras que perjudicial era la rata que nos daba mordiscos, infecciones y sustos, además de saquearnos almacenes, graneros y despensas. En este status había algunos de dudosa clasificación: por ejemplo, un león, que era perjudicial en cuanto podía comerse a un niño de Kenia que fuera a buscar agua, o beneficioso en cuanto que podía asombrar, cautivar o divertir a un niño de aquí que fuera al circo Price a verlo actuar.


En nuestros días, esta prepotencia humana en el etiquetado de la fauna nos parece ridícula, desfasada o nociva, aunque no es tan sencillo superar por completo el tema: ¿qué papel pueden jugar en nuestras vidas los repugnantes, molestos y peligrosos parásitos? ¿Se les puede integrar positivamente en un equilibrio solidario del ecosistema? ¿O tenemos que seguir intentando deshacernos de ellos con pesticidas, plaguicidas u otras lociones menos agresivas?


Por ejemplo, cuando éramos unos primates menos engolados, en un mundo carente de internet, el mutuo desparasitarse era una forma de relación que creaba poderosos lazos de comunicación social, estrechaba relaciones de provechoso intercambio y creaba vínculos de afecto e integración. Algunos animales todavía gozan de estas gratas conexiones, pero en nuestro caso se han echado a perder sin remisión.

Y si no, mira a ver si puedes escrutar estas láminas sin disgusto o repulsión... Amplía un poco.

domingo, 14 de febrero de 2016

Carnaval En Un Colegio De Hospitalet, Años 80

Aprovecharé el hallazgo de estas fotos, tomadas hace más de 30 años, para explicar mi vivencia subjetiva del Carnaval que, para mí, es la festividad más triste del año, superando en desolación y pesadumbre al día de Difuntos o al Viernes Santo.

 
Tengo que aclarar que procedo de un lugar sin la menor tradición carnavalesca.Sin duda, si me hubiera criado en Santa Cruz de Tenerife, en Cádiz o en Venecia, es posible que comprendiera un poco el sentido y el significado de la fecha.

 
Aunque la teoría me la sé: cuando los hombres tenían temor de Dios y la Iglesia imponía sus fieras restricciones a los deleites de la carne y al engañoso disfrute de este valle de lágrimas, había algunas válvulas de escape.

 
Por ejemplo, el pasado martes, 9 de febrero, martes de Carnaval, era la fecha límite para el disfrute de la vida. Al día siguiente, el 10, haría su presencia en el calendario el Miércoles de Ceniza, idóneo para recordar que “polvo eres y al polvo has de volver”. Y se acababa lo bueno, daban comienzo los 40 días de ayuno, mortificación y penitencia: entrábamos en Cuaresma.

 
Así el martes de Carnaval era la última posibilidad de transgresión, de abandonarse a un febril y atolondrado esparcimiento.

 
Cojonudo pero, ¿qué significado tiene ahora? ¿Qué transgredimos? Al no haber freno, tampoco sentimos la pulsión de un auténtico desenfreno… Hacemos lo de siempre, consumir disfraces, un atrezzo a la medida de las posibilidades de cada uno. Al no tener sentido más allá de las propuestas del Corte Inglés y de los locales de moda, no hay un verdadero motivo (ni tampoco una oportunidad singular) de disloque, ebriedad y orgiástico desorden.

 
Aún abundaré más en mis motivos de rechazo: los disfraces, aborrezco los disfraces, porque siempre he tenido un cierto problema de identidad. Es decir, si supiera quién soy, no sería mala idea abdicar durante unas horas o unos días de mi identidad y adoptar la de un arlequín, un canónigo, un superhéroe Marvel o una majorette…

 
Pero en una sociedad o en un tiempo que nos incapacita para ser algo, lo que seamos, cualquier destello que nos habitara o nos construyera… pues eso, acabo llegando a la conclusión de que no me voy a disfrazar de payaso, porque tal vez sea ya un payaso; ni de muerte, porque tal vez esté ya muerto; ni de mono, porque tal vez no haya evolucionado lo suficiente… y así, ad nauseam.

 
Un viento fresco y un sol oblicuo desangelan el patio de hormigón donde los niños desfilan confusos entre la identidad no alcanzada y ésta del momento, impostada y un tanto cutre. Así, donde me parece particularmente melancólica la fiesta de Carnaval es en un colegio. Este humilde y suburbano, donde estuve dando clase, se encarna de nuevo estimable a mis ojos, incluso en el desgarrador momento que las imágenes reflejan: su lejanía e irrepetibilidad, me han traído a un extraño Miércoles de Ceniza, hoy domingo.
 
 
"Memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris" (Génesis, III, 19).


viernes, 12 de febrero de 2016

Jirafas

Harto de no hacer nada, o sea, eso que llaman ocio creativo, retomo la osadía inaudita de publicar un tema musical, de esa música “que no tiene ningún mérito porque lo hace todo el ordenador” (sic). He entrecomillado la opinión de un amigo porque es representativa del estado de la cuestión (musical). El ordenador me brindó los instrumentos, las ideas, las armonías, un batería que no cobra ni el sueldo base, los efectos sonoros, las pistas y el mezclador… Hasta un compresor multibanda que no sé lo que es, pero lo he empleado por si acaso.

Luego el ordenador me sugirió un título, extraído de una base de datos con 6.935.000 canciones, “Jirafas” puso, y se quedó tan ancho. A mí me pareció un título un poco estúpido y que no venía a cuento de nada, aunque pensando que se trata de una de mis mamíferas favoritas, le di al “Aceptar” y listo. Luego he pensado que, entre los del PACMA y los ubicuos concejales de “Ahora Mi Pueblo” van a cerrar todos los zoológicos, con lo cual estos animales tan altos sólo podrán ser avistados por los que tengan suficiente cash-flow como para sobornar a los codiciosos gobernantes de los países de la sabana y desplazarse hasta allí en camello u otro medio más rápido. En cualquier caso, el visionado de estas simpáticas bestias quedará fuera de mis posibilidades y de las de todos los que no hemos ostentado una concejalía corrupta en una capital rica como Valencia, así que no me parece mal dedicarles una canción, aunque sea mala.
 

Si la reproduces en Soundcloud (aquí, al lado derecho) el sonido mejora un poco.