miércoles, 1 de abril de 2020

Terra Alta - Javier Cercas

Leí con agrado una novela de este autor (Soldados de Salamina) y un ensayo que me pareció muy perspicaz, sobre un tema muy canfuso y turbio, como es el 23-F (Anatomía de un instante). Recomiendo ambos, aunque es probable que los hayas leído: se hicieron muy populares. 

Espoleado por precedentes tan estimulantes, piqué y me compré su “Terra Alta”, galardonada con el Premio Planeta que, si bien me ha entretenido, ha pasado ante mis fatigadísimos ojos con más pena que gloria. No es mi intención hacer una crítica de la novela: si estás muy aburrido con el confinamiento, puedes echarle un vistazo y quizá no te defraude. 

Te la resumiré en seis palabras: ocio morboso para el lector mainstream. Sé perfectamente que el Premio Planeta debería haberme alertado: es un galardón que se da a un escritor popular y con tirón de ventas, condicionado a la publicación de una novela hecha por encargo, para adaptarse a los gustos de un grupo mayoritario de lectores. 

No obstante, me vienen a la memoria escritores que cumplimentaron la encomienda con una novela digna e interesante, así, a bote pronto, Vargas Llosa o Eduardo Mendoza, por ejemplo... No estoy diciendo que el que me ocupa no sea el caso, sólo doy mi opinión que es esta: se trata de una novela policíaca que se deja leer, pero desaprovecha, a mi juicio, la mayoría de los temas que propone. 

Sin entrar en un análisis detallado, tengo la intención de resaltar dos puntos que cunden cual pandemia en las novelas publicadas en los últimos años: 

Uno es la justicia popular, la barra libre en la venganza contra los maltratadores: ni demandas, ni tribunales, se les infla a hostias y a otra cosa. Ojo, yo no estoy defendiendo a los practicantes de la violencia de género, estoy diciendo que está de moda enaltecer su linchamiento y, a las garantías jurídicas, que les frían un paraguas. Esta propuesta de linchamiento no se suele aplicar al terrorista (aunque aquí, en esta obra, sí), al homicida, al pederasta, al atracador, al que asalta domicilios con violencia, al conductor que atropella peatones o ciclistas, nada, solo al maltratador de mujeres indefensas, haciendo de estas dos últimas palabras una redundancia. Son los signos de los tiempos, empecé a verlo en 1Q84 de Murakami y ha sido un no parar. 

El segundo aspecto es la puta Guerra Civil, todo tiene hoy su inicio, su origen y su arranque en una guerra que, justamente en esta fecha, TERMINÓ HACE 81 AÑOS. ¡81! Sinceramente yo no me creo que en los bares de la Terra Alta, los abuelos, hace unos días, estuvieran hablando de sus batallitas en la dichosa guerra, o tramando venganzas a raíz de ella: a los noventa y tantos años, los hombres no están en los bares hablando del monotema. 

Los que no están en los cementerios no suelen ir a los bares y, si van, el tema son sus achaques de salud, el azúcar, la vejiga y eso.

1 comentario:

  1. Pues por aquí estamos todavía con el monotema de la movida de 1.714, total, sólo han pasado 306 años..... Menos mal que el coronavirus (no hay mal que por bien no venga) ha servido para que se callen, aunque sólo sea un ratito. Cuídate mucho. Un abrazo. PLV

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