martes, 23 de abril de 2013

Dibujo Infantil Y Creatividad

Es comúnmente sabido que los niños, al menos hasta los diez años, tienen una inclinación al dibujo, como vehículo inmediato de su necesidad expresiva, que más tarde. por inhibición, desaparece en mayor o menor grado.

Es decir, la gran mayoría de los niños se inclinan con mucha naturalidad a dibujar o pintar, como si estas actividades respondieran a unas necesidades comunicativas interiorizadas, por tanto es fácil hacerles dedicar ratos considerables a creaciones en las que fabulan libremente con los temas que son de su interés y, sea cual sea su grado de destreza técnica, disfrutan haciéndolo y acostumbran a sentirse ufanos con los resultados obtenidos, que enseñan y explican a todo aquél que les preste atención.
La casa-árbol. Dibujado a raíz de un relato
 
Hacia los nueve o diez años, esta afición se pierde en mayor o menor medida. En parte debido a la inhibición que les produce la consciencia de que sus representaciones figurativas no son tan reales como ellos sospechaban y, dado que aún carecen de técnica, la incapacidad para reflejar la realidad visualizada en el papel les retrae, a tal punto, que algunos ya no vuelven a dibujar más de manera espontánea. También creo que, en parte, es debido a una pérdida de un impulso interno que produce una merma de interés por esta actividad, en beneficio de otras más lúdicas, más físicas o, vaya usted a saber cuáles, puesto que no soy un avezado psicopedagogo, no tengo respuesta a esta cuestión: por qué cientos de niños parecen tener una prometedora creatividad plástica y luego, en el mejor de los casos, sólo uno de cada treinta o cuarenta mantiene, de mayor, una saludable inclinación a dibujar o pintar.
La Peña Oroel. El niño había ido de excursión
Ya sabía yo que acabaría echándoles la culpa a las instituciones educativas, pero trátese de la LOECE, la LODE, la LOGSE, la LOPEG, la LOCE, la LOE, la LOMCE o las siglas que al próximo asesor dipsómano tengan a bien ocurrírsele, no hay Cenicienta tan Cenicienta en todo el sistema educativo como la Educación Plástica que, en Primaria, no cuenta con especialistas y, en Secundaria, es una pertinaz “maría”, recordemos aquel Bachillerato Artístico que, en todo instituto, era el primero en pasar a mejor vida. Y es una pena, por una razón muy simple: aquél que cuenta entre sus habilidades y recursos más personales con una sólida afición a crear elaboraciones plásticas, adquiere una íntima fuente de placer, un tesoro individual que le ayudará a transitar por la vida en mayor medida que cualquiera de sus carencias. En mi molesta opinión, hacia los diez años, cuando niños y niñas empiezan a dejar la actividad plástica espontánea, sería bueno que el sistema se volcase en dotar, a una buena proporción del alumnado, de herramientas técnicas, conocimientos y habilidades plásticas rigurosas, para evitar la proliferación y el crecimiento de espíritus mutilados, en un ámbito de tanto peso en lo humano, como es lo artístico.
Copiar dibujos no es perder el tiempo
Y es que tengo, desgraciadamente, una amplia experiencia, incluso con seguimiento a lo largo del tiempo, de ver mucho dibujo infantil gracioso, expresivo, prometedor, como éste que hoy comparto, hecho por niños de segundo y tercero de Primaria que, llegados a la preadolescencia, si pueden evitarlo, ya no vuelven a dibujar jamás, al menos movidos por su propio impulso. Y yo me obceco en ver ahí una potencialidad no desarrollada, qué le voy a hacer.  
La capacidad de observación se puede entrenar

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