viernes, 29 de abril de 2016

Educar / Biografía - Gabriel Celaya

Hace 11 días se conmemoró el vigésimo quinto aniversario de la muerte de uno de mis poetas favoritos, el insigne Gabriel Celaya que, al parecer, murió pobre como corresponde a un auténtico poeta. Una de mis mixtificaciones favoritas, cuando explicaba literatura a mis alumnos de Primaria, era decirles que los poetas son unos señores que escriben en líneas más cortas, sin aprovechar todo el renglón: de este modo, desperdician tanto papel que acaban sus días pasando estrecheces económicas.



Como se ha puesto de moda otra vez la poesía social y comprometida (al menos en Twitter), hoy transcribiré dos poemas del escritor que, con sus “Cantos Íberos”, alumbró mi época estudiantil con una esperanza tan engañosa como imperecedera. Sin querer, puede que le esté haciendo víctima de otra de mis mixtificaciones: el primero de los poemas, universalmente atribuido a su talento poético, no está del todo claro si debe imputarse a la pluma de Celaya. De todas formas, es uno de los poemas más agraciados que he leído sobre mi antigua profesión y lo recojo. Lo tuve, impreso en un papel pegado sobre la pared, durante mis últimos años en activo: ahora va dando tumbos por ahí y he decidido copiarlo antes de que se me pierda.




El segundo poema, titulado “Biografía”, sólo en apariencia contradice al primero y me cala, aún más hondo, en no sé qué lugar de mi mente o, ya puestos, de mi espíritu, donde las palabras de algunos poetas son sagradas. Agur, Gabriel. 



EDUCAR

Educar es lo mismo 
que poner un motor a una barca.
Hay que medir, pensar, equilibrar…
y poner todo en marcha.

Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño,
irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.

Soñar que, cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.


BIOGRAFÍA

No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir.

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