jueves, 24 de abril de 2014

La Iglesia Patólica

Continúo con las entradas que hacen alusión al hecho religioso. Debe ser propio de las fechas, supongo. El caso es que estábamos paseando por Madrid con unos amigos y, desde un escaparate, nos asaltó una visión inaudita: se anunciaba allí una nueva confesión, la Iglesia Patólica, por más señas, que como es sabido tiene su sede en el Paticano. Dado que soy propenso a atender a la Revelación, de cualquier modo que se vehicule la palabra divina, me acerqué en actitud de catecúmeno, leí el mensaje y hasta tomé una fotografía para vencer la incredulidad de los incrédulos.


Sobre un catafalco, en todo parecido a los tradicionales monumentos de Semana Santa, campeaba una fotografía de mi venerado Groucho Marx, con su célebre frase: “Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto y yo tampoco me encuentro muy bien”. Debajo, otro cartel rezaba: “Iglesia Patólica. El Pato de Goma nos salva de toda idolatría, ya que hay que ser idiota de remate para creer en Él. www.PATICANO.com”. En torno a este parco mensaje, se desplegaba un altarcillo, entre cristiano y oriental, con profusión de patitos de goma y otros símbolos.

 
Por supuesto, me encantó la provocación, me pareció lúdica, frívola e ingeniosa y sopesé el convertirme en acólito de tan singular credo. Más tarde, ya en mi hogar, visité su web en busca de una evangelización más precisa y me topé con una página de corte republicano, entre libertario y marxista karlista (es decir, de Karl, más bien que de Groucho) que, sin suponer una palmaria decepción, me remitía a rollos demasiado bien conocidos y, una vez más, pensé “lo comparto pero no lo respeto”. Eso sí, como detalle fetén, se ofrecen a oficiar bodas por el rito patólico, lástima que ya estoy casado por el rito civil. Otra vez será.

 
Y, dado mi natural misticismo, me inclino más por la Iglesia Catatónica.
 


 
 

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