domingo, 9 de noviembre de 2014

Referendums De Ayer Y De Hoy

Hoy que las miradas del mundo convergen en nuestros vecinos, llamados a una consulta soberanista cuyas garantías democráticas se entrelazan en una red invisible que va de Kinsasa a Manresa, de Pyongyang a Lleida, de Mogadiscio a Sant Boi e incluso de Qatar al Camp Nou, uniendo, a modo de polos de máximas garantías en las consultas democráticas, a los ya citados con otros muchos que podrían enumerarse. Hoy que hace 25 años que derruyeron el muro de Berlín, guardando los escombros y cascotes para futuros muros que fuera necesario erigir, con el fin de salvaguardar el patrimonio, o los puestos de trabajo, o las singularidades culturales e históricas, o lo que hubiera menester, de algunas regiones ricas y trabajadoras, de la codicia de sus áridas y empobrecidas vecinas. Ojo, no me refiero a la valla de Melilla, que esa sería menester desmontarla, para erigirla de nuevo en la Nacional II, no queda muy claro si al este o al oeste de Fraga, pues la pregunta olvidada en la consulta (la tercera pregunta) sería: En caso afirmativo, ¿quiere que nos anexionemos los territorios que consideramos parte de los Països Catalans por mor de nuestra interpretación unilateral del universo político, económico, cultural y lingüístico que nos hemos proyectado? Sí, sí, sí, que este amor es tan profundo, que tú eres mi consentida y que lo sepa todo el mundo… (bajemos el volumen de los altavoces).


También los contribuyentes manchegos y extremeños
pagaron los costes de este despliegue.
Al saberlo, tal vez votarían sí y sí.

Bueno, pues hoy me ha venido a la memoria, no sé por qué, otra consulta a la que fueron llamados los catalanes y el resto de los españoles, a finales de 1966, bajo la égida de otro caudillo del pueblo, ya que somos un pueblo al que no cesan de mortificar los caudillos que, cual nube de mosquitos, se ciernen inmisericordes sobre nosotros. En aquél referéndum, que muchos han tenido la decencia de olvidar, no es mi caso, se trataba de aprobar la llamada “Ley Orgánica del Estado” y la propaganda institucional (también) fue abrumadora: Sí a Dios, Sí a España, Sí a Franco, Sí a la Libertad, Sí a la Paz, Sí al Futuro… No llegaron (como esta vez) a instar a los votantes al omnipresente “sí” por teléfono, porque entonces las conferencias eran muy caras (y los resortes del miedo aún más efectivos).

En realidad, sólo quería contar una anécdota familiar, pues la reflexión sensata sobre el evento de hoy y sus alrededores, puede leerse en éste artículo de Jordi Sevilla: http://www.elmundo.es/economia/2014/11/08/545d126fca474127688b4573.html

La anécdota, rigurosamente verídica, data del 14 de diciembre de 1966, entonces residía con mi familia en Jaca. Mi padre trabajaba en Villanúa de aserrador y regresaba del tajo bastante tarde ya que, en aquellos años oscuros que tan fácilmente despreciamos, sacarnos a flote conllevaba una jornada laboral de 14 horas. Llegó el hombre y se dispuso a arreglarse para ir a votar “sí” a toda la parentela, pues el citado adverbio venía impreso en las papeletas (siento que no se le haya ocurrido, honorable Artur). En estas, un vecino, le vociferó desde el patio: “¡Landaaaa, no hace falta que vayas a votar, que ya te he votau!” (sic). Esto es, ni siquiera se hacía necesaria la presencia física del votante, no me extraña que salieran más síes de los que el censo traía en las listas. La releche.


Sólo me quedan dos puntualizaciones a los lamentables episodios de las consultas democráticas trucadas de antaño y de hogaño:

Una es que el éxito está servido de antemano: salga lo que salga, los separatistas saldrán reforzados, ¿veis, por no dejarnos, lo que ha pasado? Ahí tenéis una nueva exhibición de nuestro poderío: los ciudadanos están muy cabreadoctrinados. Vosotros os lo habéis buscado, por no poner los medios para nuestra emancipación efectiva: ¡105% de sí y sí! Claro que a nadie se le da una pausa para pensar que el divorcio es cosa de dos: uno sólo no puede divorciarse ante ningún juez, por cohechizado que éste se encuentre: si una parte va a ganar calidad económica y democrática, ¿no será a costa de la otra parte? ¿no es justo consultar a ambas? Pues, por lo que parece, no y no.


La otra reflexión me la da una foto aparecida en la prensa durante la “jornada de refracción” (¿se aprecia el hecho diferencial?) En ella, los enardecidos manifestantes portan unas letras como las de Hollywood, con las que componen el mensaje “SEREM LLIURES”. Y uno piensa que sí. Que ya está bien. Que después de trescientos años que han pasado los pobres catalanes recogiendo algodón en los campos de Extremadura, Oriol X tiene razón, es hora de que su lucha por los derechos civiles comience a fructificar y se acabe la segregación. O, en este caso concreto, que dé comienzo. 
Y ahora, te enlazo a un vídeo de la madre de todas las consultas:

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