domingo, 15 de febrero de 2015

Dimorfismo Sexual

Apasionante fenómeno, éste del dimorfismo sexual, que se da cuando, en una especie animal determinada, la hembra y el macho tienen un aspecto exterior muy diferenciado. Puede ser distinto tamaño, diferente color, presencia o ausencia de apéndices, órganos o caracteres en marcada disimilitud, excluyendo, claro está, los del aparato reproductor, cuya desigualdad puede ser más o menos patente, pero siempre estará allí.

En esto, como en todo, hay grados: la cornamenta distingue exteriormente a machos y hembras de diferentes ungulados, en muchos casos los ciervos se suelen distinguir así de las ciervas. Otro ejemplo cercano: entre los patos salvajes, suele darse un leve dimorfismo basado en el color del plumaje, que es pardo terroso en las hembras y con algún color más vivo, verde brillante en el cuello y la cabeza, en los machos. Aquí se nos ilustra el “interés” de la naturaleza por la preservación de la especie y no del individuo: como la hembra es la que cría, se facilita su camuflaje. El presumido macho es más prescindible, aquí ser “bonito” no es ningún privilegio, pues  te hace más visible para los cazadores y otras bestias dispuestas a darte matarile.


En ocasiones, el dimorfismo sexual es tan acentuado, que a los ojos de un ignorante como yo, el macho y la hembra parecen dos bichos diferentes, de tal modo que si me fuera dado contemplar su apareamiento, creería estar asistiendo a un episodio depredatorio o a una inimaginable perversión.


Entre las láminas de mi vieja enciclopedia, que consulto las tardes en las que no tengo nada mejor que hacer, he hallado ésta que me parece muy atractiva y oportuna para ilustrar la festividad de san Valentín, si no fuera porque ya ha pasado. En el punto del dimorfismo sexual, adolezco de un sesgo que no soy capaz de esquivar: hay uno que me parece interesante en extremo y los demás, simplemente curiosos. Me refiero, claro está, al que se da en la especie que los zoólogos especializados en taxonomía denominan “homo sapiens”. Los caracteres sexuales secundarios de la hembra de esa especie son de sumo interés incluso para algunos profanos entre los que me cuento. En internet, de todos modos, se encuentran infinidad de láminas monográficas sobre el tema, de modo que no creo necesario ahondar aquí en ello.


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