miércoles, 11 de septiembre de 2013

La Vuelta A Clase Y Las Tiras De Mafalda

Bueno pues se han terminado las vacaciones de verano y comienza un nuevo curso. Los niños lo afrontan con un poco de melancolía y mucha resignación y sus padres con un indisimulado alivio.

 
Por delante se extienden algo más de nueve meses de clase: una pesada carga para profesores y alumnos, que puede afrontarse como un paso adelante en una larga y, en ocasiones, provechosa misión.

 
Con el fin de aliviar esta dolorosa inmersión en la rutina de las tareas escolares, me permito traer de nuevo a estas páginas el humor de Quino, cuyos personajes son unos niños, con caracteres muy diversos, que afrontan con mejor o peor fortuna lo que la institución escolar exige de ellos.

 
Estas tiras, que ya han cumplido cuarenta años, hacen diversas incursiones en una escuela menos anticuada de lo que podría parecer, sus observaciones son bastante atemporales y nada obsoletas. En mi opinión han pasado bastante bien el tiempo: la prueba es que mi hijo el pequeño se ríe cuando las lee, pese a la lejanía geográfica (allí el curso empieza en marzo, comienzo del otoño en el hemisferio sur) y a algunas pequeñas dificultades léxicas con el habla lindísima de sus pequeños protagonistas.


 
Mafalda, la concienciada y un tanto marisabidilla (con evidentes influencias en Lisa Simpson), el indeciso Felipe, el tosco Manolito, la conformista Susanita, el egocéntrico Miguelito y la rebelde Libertad, conforman un elenco de personajes absolutamente entrañables para mí. No reflejan (ni lo pretenden) con un estricto realismo el mundo de la infancia, sino una perspicaz y, a la vez, ingenua interpretación adulta de los desajustes del mundo que nos rodea.


 
La escuela no escapa a la observación de Quino, su autor, que los sumerge allí para dar de ella, como de todo lo demás, una visión cargada de sentido crítico y de cariñosa ternura, cada cosa cuando toca.

 
Conciliar inocencia y lucidez, con tanta carga de humor, es un logro indiscutible, desde aquí lo reivindico una vez más. Y no será la última.
 







 
 
 

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