viernes, 13 de septiembre de 2013

Sniff 'N' The Tears - Ride Blue Divide

Un conocido spot publicitario proclama que los ochenta molaban (pero sólo en música, añade). Por mi parte no puedo estar más de acuerdo. La música de los ochenta molaba, es el verbo exacto.

Frente al valor de lo “auténtico” que marcó la década anterior, los ochenta proclamaron la irrupción de lo desenfadado, de la frivolidad, de la pura diversión. Hasta lo siniestro era cachondo, como si se estuviera apurando el fin de los días previo al apocalipsis. Triunfó una estética hortera y macarra, con pretensiones de elaborada sofisticación, de distinguido y aristocrático glamour. El pop, más o menos sintético, era el género dominante, aunque figuras emblemáticas, como Prince o Tom Waits, ponían un contrapunto que hacía enormemente diversificado el panorama (musical).

Estos son Sniff 'N' The Tears. Paul Roberts es el 2º por la derecha
Los chicos del grupo Sniff ‘n’ the Tears encajan en la etiqueta de “grupo ochentero hasta la médula”, aunque tienen la desgracia de obtener su mayor (y único) éxito a finales de los setenta, con Driver’s Seat, una canción tan enganchosa y pegadiza, que ya nunca más encontrarán algo tan inmediato y resultón. Para colmo, estaba en un álbum (“Fickle Heart”, 1978), donde el resto del material era, en su mayoría, de bajo perfil. Lo cierto es que, tras este patinazo, no llegaron nunca a jugar en primera división. Eso sí, Driver’s Seat fue un pelotazo y si en los 80 tuviste las orejas puestas, la has oído, pero por si acaso, te la pongo aquí.
 

En 1980, 1981 y 1982 sacan un álbum cada año, buscando repetir un éxito que se les resiste… y luego un largo silencio. El líder y prácticamente el factótum de estos chicos londinenses es un músico y artista gráfico, un tipo con más talento que suerte, un tal Paul Roberts, sujeto algo malcarado, con un aspecto poco apto para un grupo “de niñas”, o sea, que no era un efebo glorioso como los que componían formaciones muy exitosas en aquel entonces, léase Duran Duran y Spandau Ballet, de cuya estética mamaron nuestros inefables Mecano.

El álbum de Sniff ‘n’ the Tears de 1982, su último esfuerzo, tan serio como estéril, por alcanzar la difusión a la que, por mérito, eran acreedores, se titula “Ride Blue Divide”. Desgrana textos, en algunas ocasiones, oscuros o herméticos, en otras, más sencillos y obvios, cantados con una elegancia pop inaudita, con una voz, la de Paul Roberts, a la vez aterciopelada y áspera. Solo Bryan Ferry en “Avalon” cantaba con una voz tan atractiva en aquel mismo año. Ride Blue Divide era una delicia ochentera, que inunda por completo los surcos del vinilo, el cual pasó bastante inadvertido, casi nadie pensó que aquello fuera relevante, salvo por su sofisticada portada, diseñada, claro, por el omnipresente Paul Roberts, que luego haría fortuna como pintor hiperrealista.

 
Se trata de un disco muy agradable de principio a fin, muy homogéneo, sin apenas sobresaltos ni momentos bajos en el nivel de sus nueve chispeantes temas: “Hungry Eyes” fue la canción que se oyó un poquito en las radios de la época, al tratarse de la más pachanguera y simple, personalmente me “ponen” más “You May Find Your Heart”, “Gold” (una balada de corte americano con maravillosos ruiditos sintéticos), o la que da título al álbum, “Ride Blue Divide”, aunque no hay ni un solo tema que no se quede un poco conmigo: unas melodías placenteras y pegadizas, unos coros etéreos y sensuales, una producción pulida y esmerada y, sobre todo… esos inconfundibles sintetizadores de la época, que hoy son ya piezas de juguetería o pertenecen al baratillo del desguace musical, pero que puestos en su contexto suenan, como se dice ahora, “divinos de la muerte”.
 

Si no te dice nada el rollo musical de los años ochenta, difícilmente vas a empezar ahora, ni con este disco ni con ninguno, pero si te va el pop desenfadado, las melodías pegadizas y coloristas , el sonido elaborado y artificioso, o si cedes a los embates de la nostalgia de una época en la que eras más joven y la cacharrería del mundo musical era más novedosa, dale una oportunidad a este viejo disco que, en su día, debió de pasarte bastante desapercibido.

Aquí tienes un enlace para probar si puedes descargarlo. Es una copia sólo pasable, porque proviene de un vinilo. 
  

1 comentario:

  1. Todavía conservo el single de hungry eyes, aunque no recuerdo el año. Es verdad que la voz del cantante era delicada para ser un grupo de rock. Pero en aquellos años todo era excepcional, sobretodo la música. Es una lástima que sea una banda tan desconocida y tan poco recordada.
    buen post!

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