sábado, 8 de agosto de 2015

Del Músculo Al Espíritu

“New Parthenon, 30 de marzo.

Se me ha ocurrido repentinamente una pequeña observación que quiero registrar en este diario, a fin de no olvidarla. Los hombres, para conservar su vida y defenderse de las amenazas o resistencias hostiles del ambiente en que viven, siempre han debido recurrir a la fuerza, a una forma más o menos dócil de la energía física. Comenzaron utilizando el esfuerzo muscular propio; más adelante, una vez lograda la domesticación de los animales, recurrieron a la potencia muscular de éstos. Por espacio de muchos siglos la fuerza del viento fue tan sólo un auxiliar limitado y poco digno de confianza. La revolución industrial del siglo XIX pudo tener a sus órdenes la fuerza del vapor obtenido del agua, cosa que pareció, y fue una conquista maravillosa. Pero el vapor fue superado muy pronto, desde los últimos años del siglo, por las esencias minerales y por esa energía multiforme invisible, misteriosa y obediente, que es la electricidad. Hoy en día podemos prever que dentro de pocos años todas las fuentes de energía usufructuadas hasta ahora por el hombre, serán sustituidas por otra energía aún más misteriosa y potente, accesible para todos los pueblos la energía atómica. En sus líneas esenciales ya está claro ese paso de las fuerzas individuales, bastas y débiles, hacia las fuerzas cada vez más universales, inmateriales y poderosísimas. ¿Nos detendremos en la utilización de la energía que se libera en la disgregación del átomo? ¿No hay tal vez en el hombre una energía mal conocida pero prodigiosa, que comúnmente se llama "espíritu" y que, en ciertos individuos y en determinados momentos, ha demostrado ser capaz de lograr efectos sorprendentes que hasta hoy ninguna maquina es capaz de producir? ¿Acaso no será posible que algún día tal vez lejano, esa energía espiritual, utilizada hasta ahora solamente para el trabajo del pensamiento, cuando esté educada, desarrollada y debidamente guiada, logre hacer todo lo que es necesario para la vida del hombre con la simple emanación y radiación de su voluntad? ¿No sucederá que en el próximo milenio, la veleidosa ilusión mágica de los primitivos llegue a convertirse en una realidad?”

Giovanni Papini – El Libro Negro (1951)

 
Esta cita está sacada de uno de los dos libros que me propongo releer y comentar aquí este mes. Se trata de dos colecciones ¿poco conocidas? de ensayos breves de un escritor italiano ¿casi olvidado? que despertaron en mí una curiosidad ¿superficial? por los fenómenos intelectuales y estéticos de la primera mitad del siglo XX. También subiré ambas obras, porque el paso del tiempo las ha arrumbado en el desván del olvido y hoy son más difíciles de encontrar que un producto duradero en un bazar chino.

 

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