miércoles, 19 de agosto de 2015

Teléfono Móvil

Me he movido siempre en el ámbito tecnológico (y en muchos otros) con una falta de perspicacia, con una carencia de olfato que nunca deja de asombrarme.

Corría el mes de abril de 1991, en plena época, ya olvidada, de “el cambio del cambio” y la SER difundió una ridícula conversación telefónica entre “el número tres” del PSOE, por aquel entonces Txiki Benegas, y algún otro figurón de su calaña. En ella se deslizaban perlas como “Aquí el problema es el one, no Solchaga” (el “one”, también llamado “dios” en la conversación, era Felipe González) y “oye, ¿te funciona la Motorola?”…

 
El incidente y la filtración, muy chuscos ambos, me parecieron divertidos de la muerte, pero lo que se me representaba como especialmente grotesco era el artefacto mediante el cual los fulanos lanzaban sus ocurrencias al éter: una especie de carísimo y extravagante maletoncio (“la Motorola”) que era el prototipo de un “teléfono móvil” de entonces, dispositivo que, en mi palurdicie, me parecía, no sólo innecesario y ostentoso, sino primordialmente irrisorio y esperpéntico, un gadget mostrenco, como de nuevos ricos sin un ápice de clase.

 
Ya lo ves, soy un visionario: veinticinco años después, el aparatito de marras es más numeroso que los ciudadanos en este país y, a mayor abundamiento, es el regalo de primera comunión preferido por los más pequeños. ¿Quién lo iba a adivinar?

Enardecido por los ecos de aquella necia anécdota (se filtraba una conversación de “alta política” y era una insustancial chirigota), me puse a componer (a secuenciar) un numerito tecno, brioso y alegre hasta lo espasmódico, con toques retro y humorísticos (sale hasta el hombre de Marlboro)… Y hoy, que ni es oportuno ni viene a cuento de nada, lo he recuperado, remezclado y regrabado y me atrevo a compartirlo. Paciencia hermanos.
 
 

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