viernes, 14 de agosto de 2015

La Maldición De San Antonio

Un bonito libro de carácter costumbrista que tuvo mucho éxito en los últimos años del franquismo fue “Celtiberia Show” del periodista Luis Carandell. Fue publicado en 1971 y los que entonces teníamos 18 o 20 años y empezábamos a darnos cuenta de que el régimen era una chufa pestilente, nos echamos, a costa de su lectura, unas risas que aún resuenan en la bóveda polvorienta de nuestros vetustos cráneos.

 
Hoy, por ejemplo, cuesta hacerse a la idea del peso que una religión omnipresente y atávica tenía en aquel desdichado rebaño. Incluyo este grabado de una urna a la que se añadía una leyenda que, según el periodista, estaba presente en la iglesia de los PP. Franciscanos de Orense, dando testimonio fehaciente de las malas pulgas de un vengativo santo. Es sólo una muestra de cómo las gastaban por aquel entonces allá arriba en el cielo, por si el amor y la mansedumbre predicados por el Nazareno no eran suficientes para mantener a la peña disciplinada.

 
Transcribo el texto, como hace el propio Carandell y no añado más, ¿para qué?

“YENDO UNA MUGER a labar ropa a la Burga el día de San Antonio, reprehendiola una amiga suya porque no guardava la fiesta de el Santo, ella le respondió: ¿por ventura S. Antonio me a de dar lo que necesito por guardar su fiesta? Ni le conozco ni sé si es santo. Prosiguió su camino i apenas llegó a meter la mano en el agua, quando se le empeçó a quemar i por atajar el milagroso fuego, le cortaron la mano, la qual llebó el Santo pendiente de la suya, el mismo día, en la prosessión, i es ésta que está aquí para memoria de tan insigne i singular milagro.”
   

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