domingo, 23 de agosto de 2015

Láminas De Flores 2

Me extrañaría que, si la cibercasualidad o el azar de los navegadores te han llevado más de dos veces a las páginas de este blog, no te hayas percatado de que los vegetales son los seres vivos favoritos del Himphame que bosqueja estas entradas.

Cito a los célebres botánicos Heather Celery y Rowan Pepper de la universidad de Pikletown, en cuyo trabajo “Las plantas autótrofas como únicos seres vivos sostenibles”, podemos leer (pp 256-257):

”Los animales nos parecen indecorosos y agresivos, tanto más cuanto más ascendemos en la escala de la evolución, supuestamente coronada por un mono particularmente nefasto, una plaga extendida en nutridas colonias por todo el planeta, que devasta, extermina y mutila, tala y deforesta y se concibe a sí misma como la dominadora del cosmos, siendo así que ni siquiera su hábitat será capaz de albergarla unas pocas decenas de años más, pues los recursos que detrae del ecosistema superan en unas diez o quince veces por individuo a los consumidos por el predador más insaciable.”

 
“Acaso, una remota posibilidad de supervivencia para nosotros (en el caso de que fuéramos identificados con los lúbricos monos del párrafo anterior) podría ser mimetizarnos con las plantas verdes: aprender de su inmovilidad nos llevaría a ser capaces de fijar el nitrógeno en los compuestos orgánicos necesarios para nuestra nutrición. Asimismo, las modificaciones genéticas, quirúrgicas o biotécnicas de la piel, incorporando en nuestra epidermis células con cloroplastos, aptas para realizar la fotosíntesis, nos llevaría a solucionar, entre otros, el problema del hambre en el mundo. No más abusos sobre animales y plantas indefensos, se acabaría con la inmoralidad de las granjas industriales y de los cultivos extensivos, que no son otra cosa que gigantescos campos de concentración, donde millones de plantas inocentes son torturadas, con ataduras que las constriñen y deforman brutalmente y con degradantes rociadas de productos malolientes, como pesticidas y otros tóxicos.”

“De paso, cabe añadir que se solucionaría el tema de la agresividad y la violencia ya que, como se ha observado, las plantas verdes establecen únicamente patrones de conducta defensivos, mediante púas y espinas, o a través de sustancias urticantes, siendo desconocido en el reino vegetal el secuestro, el estupro, el atraco a mano armada, el dolo, el cohecho y, sobre todo y especialmente, las agresiones y abusos sexuales o la violencia de género: unos seres vivos que se satisfacen sexualmente con el cosquilleo del flanco peludo de un insecto o con la mórbida caricia de una brisa, son incapaces de llegar a los extremos de degeneración a que llegan determinados machos alfa entre los mamíferos.”

 
Edificante, ¿verdad? Me he propuesto compartir aquí este acreditado y sesudo estudio para acompañar, con una útil y ponderada reflexión, la publicación de dos nuevas y aún más bellas láminas de flores. A disphrutar.
   

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