Para deleite de paseantes, la extensa chopera de Monzón empieza a vestir sus delicados tonos otoñales. La luz de la tarde, el domingo pasado, caía ya bastante oblicua y le daba un volumen majestuoso. Tengo el placer de presentar esta imagen de un paraje, a la vez doméstico y silvestre, íntimo y espacioso, que une cercanía y misterio, a la orilla izquierda del río Cinca.
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