domingo, 18 de octubre de 2015

Los Aguafiestas

En este saleroso país, paisaje o paisanaje, donde los asuntos de la república tienen casi tanta presencia en las conversaciones como Cristiano Ronaldo o el coche de Fernando Alonso, andaba el personal algo alborotado con las declaraciones de algunos famosos, molestos ellos con la fiesta nacional (¿o estatal?) del 12 de octubre, Día de la Hispanidad en la Enciclopedia Álvarez que formó a mi generación en los valores de “la unidad de destino en lo universal”, que ahora no te voy a explicar, porque no toca.

Aquí se gestó el genocidio de los sioux

Tengo amigos, pocos, pero muy esparcidos por las derechas y las izquierdas que habitan este país, paisaje o paisanaje, que me reprueban unánimemente que me ocupe en entradas dedicadas a la cosa pública, en este espacio donde además no las leen (y hacen bien), los unos porque me tildan de “anfritanquista” o ex rojo y no quieren atender a nada que ponga en duda sus sacrosantos valores (¿del Ibex 35? No. No me codeo con gente tan pudiente), los otros porque me tildan de “facha” y cualquier línea escrita que no refrende el escocido sentir de las masas encomendadas a su tutela, debiera condenarse sin paliativos, confiscando el lápiz del reaccionario de turno.

Unos indignados y otros jaleantes, se han desayunado estos días atrás con las producciones, en aquellas redes sociales donde hoy en día se pescan los mejores besugos, de unos cuantos ciudadanos muy destacados que, para los propósitos de este texto, yo englobaré bajo el calificativo común de Aguafiestas.

Los portaaviones de la expedición de castigo
Comenzaré con la de una relevante mujer pública:


Vergüenza de estado aquel q celebra un genocidio, y encima con un desfile militar q cuesta 800mil €! #ResACelebrar #ResistenciaIndigena

Y continuaré con la de un relevante hombre público:


Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas en nombre de Dios. Nada que celebrar.

Cristo Valcolón, el supremo culpable según don Kichi

Obviaré muchas otras, entre ellas la más célebre, la de un conocido actor que declara tener serios problemas con su colon y acaba defecando en la Virgen del Pilar, cosa que, en el fondo no termino de desaprobar, puesto que la blasfemia me parece uno de los derechos civiles más reveladores de la pluralidad en una democracia, derecho que le invito, sabiendo como sé que es un destacado activista, a que vaya a promover a Teherán, o a Argel, si le pilla más cerca.

El desembarco de Subnormandía

Si me he detenido en los otros dos Aguafiestas, ha sido por su carácter de representantes, de primeras autoridades, de sheriffs de sus respectivas ciudades. En una democracia, como la que ellos afirman no pisotear, cuando uno es representante del conjunto de la población, la que ha depositado en él o ella su vara de mando, debe recoger todas las sensibilidades, tanto las que vibran con la rutilancia de la festividad, como las que sienten indiferencia, desapego o hastío. El tomar partido por unos, puede menospreciar a otros y tú, excelentísim@ señor@, estás ahí tomando la palabra en nombre de todos.

Pero si yo fuera ciudadano de Cádiz o Barcelona, no sería lo anterior lo que me ofendería o haría sentir excluido, no, lo peor para mí sería que el primer edil de mi ciudad diera muestras tan evidentes de ser un palurdo, un indocumentado, un analfabeto y un discapacitado, porque todas estas afrentas revertirían sobre mí como paisano. “Fíjate”, podría decir cualquiera, “si el primero de ellos, es tan inculto, que no sabe evitar en su discurso el anacronismo, el juicio al conjunto por alguna de sus partes, si no es capaz de apreciar el contexto histórico, los valores vigentes en una época del pasado, el balance entre beneficios y daños… Si, como digo, el primero es así de lerdo, imagínate al ochenta y dos mil, a ese se le deben caer los mocos por los adoquines”. Un caso flagrante de vergüenza ajena.

El desphile oneroso dejó sin recursos al Ada Madrina

Llegada la política a estos niveles, vale más la pena hablar de los pases de Messi, cosa que me planteo hacer cuando se recupere de su lesión, porque entre los hunos y los otros, la vida pública del país, del paisaje y del paisanaje da un asquito rayano en las arcaditas.

El incelebrable privilegio de la lengua común

Sin más, no me voy a poner aquí a dilucidar quién tiene más argumentos, si los de la Madre Patria o los indigenistas, si los de llevar la civilización a otro continente o los de los atropellos y exterminios: hay ríos de tinta muy sustanciosos en ambos bandos, puedes leer con mucho placer el “Naufragios” de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en lugar de perder tu tiempo con los tuits de unos tristes porculeros. Me despediré reiterando mi desgarradora envidia por Francia y sus ciudadanos: allí sí tienen una fiesta nacional como dios manda. Y, al parecer, sin tan reseñables Aguafiestas.  

Así nos lo vendían en tiempos de Phrancisco Phranco, el Kaudillo

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