jueves, 27 de diciembre de 2012

Expiación - Ian McEwan

He tenido el tortuoso placer de leer “Expiación” de Ian McEwan, un autor inglés nacido en 1948, o sea, contemporáneo, al que no tenía hasta el momento el gusto de conocer.
Publicada en 2001, se trata de una novela terrible, escalofriante, que el autor arma en cuatro partes, que reflejan cuatro momentos del drama de sus personajes y de la Inglaterra del siglo XX. Y lo hace con una prosa pertrechada de una férrea voluntad de estilo, que, huyendo de excesos, amalgama una cruda belleza y una límpida claridad expositiva.
 
En la primera y, sin desmerecer en absoluto las demás, a mi juicio, la mejor parte, pone en marcha un mecanismo de relojería que te deja sin aliento, absolutamente estupefacto. Estamos en 1935 y asistimos al hundimiento del mundo descrito un siglo antes por Jane Austen. La Inglaterra rural de los terratenientes, rentistas y funcionarios, acomodada y superficial, despreocupada y orgullosa, atenta tan sólo al refinamiento y a las formas, se va a agrietar primero y a desplomar después, delante de nuestros ojos, a través de una alegoría preciosista. El autor elabora una técnica narrativa, con una destreza que yo no recuerdo cosa parecida en ninguna de mis lecturas previas, con la que nos va llevando de la subjetividad de un personaje a la de otro, viviendo unos hechos que, a veces se sincronizan y, a veces se superponen, repitiéndose desde diversos puntos de vista y diversas interpretaciones. Finalmente, todo el rompecabezas encaja y una evidencia de brutal dramatismo nos saca de nuestra inocencia y nos sacude hasta lo más recóndito de nuestras convicciones.
 
En la segunda parte, Robbie, uno de los tres polos de la narración y, entre los personajes principales, el que es víctima del destino más trágico, nos hace acompañarle por el norte de Francia durante la atroz retirada de Dunkerque (mayo de 1940). Esta parte es más lineal y menos novedosa que la primera, pero tiene mucha fuerza como descripción crudísima de un horror, de una pesadilla.
 
En la tercera parte acompañamos la peripecia vital de Briony, que en 1935 era una chiquilla fantasiosa que quería ser escritora y ahora, en el verano de 1940, es una jovencísima estudiante de enfermería, que se ve abocada a atender numerosos y graves heridos y mutilados de la guerra, que llegan evacuados al hospital donde se halla, en Londres. Estamos propiamente ante la parte de la expiación. Ésta es llevada a cabo por Briony, para “pagar” por la trágica estupidez infantil que desencadenó los hechos más dramáticos del relato (y que, por supuesto, no voy a desvelar).

Ian McEwan, el autor
 Hay una cuarta parte, muy breve, en la que el escritor tiene la bondad de recordar que los durísimos hechos narrados eran literatura y nos reconforta un poco respecto al destino del trío protagonista, sembrando una bondadosa niebla de confusión.
 
Uno de los aspectos más destacables de la novela, es que es capaz de cerrar y redondear una historia muy compleja, narrando sólo cuatro momentos emblemáticos muy breves de la misma. Lo expuesto en la primera parte abarca sólo un día: es increíble cómo se puede contar el final de una época en tan breve plazo. Las otras partes abarcan una duración de unas pocas jornadas, que también condensan un mundo de acontecimientos.
 
La edición española de la novela
La novela es, por una parte, coral y, por otra, centrada en tres personajes: Briony, su hermana mayor, Cecilia y el amante de ésta, Robbie. Satisfará enormemente a los amantes de la literatura anglosajona más atenta al estilo, pero también a los que gustan de la novela histórica y a los enamorados de las peripecias sentimentales: una gozada en tres dimensiones, bastante amarga pero irresistible.
Basada en la novela, hay una película, también titulada "Expiación", protagonizada por la divina Keira Knightley (Orgullo y Prejuicio) que no he tenido ocasión de ver aún. Estaré al loro.
 


1 comentario:

  1. Sobre la novela, y la película, tengo un artículo que ha resultado ser un favorito de Google, que me recuerda una y otra vez que lo escribí... Por cierto que tú no desvelas, pero yo desvelo todo, en las reseñas, soy peor que el Krahe de "San Cucufato".

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