Hace
cosa de treinta años, un amigo mío, licenciado en Historia, muy escéptico en
relación con la actualidad política de entonces, me contaba que él, pese a
carecer de cualquier convicción en ningún sentido, votaba a la derecha.
Razonaba que un miembro militante de los partidos de derecha, estaba en la
política por notoriedad y no por dinero, algo así como los presidentes de los
equipos de fútbol, que gastan una fortuna por acceder al cargo. Alguien así,
dispuesto a defender los intereses de las grandes familias, ya tenía un
bisabuelo que había especulado, había vendido armas o traficado con esclavos y,
en esa tesitura, uno que ya tuviera un Matisse o un Modigliani en su salón era
más de fiar, en su manejo del erario público, que los representantes de
izquierdas que, tras los cuatro u ocho años de mandato político, si no habían
espabilado y habían apartado unos duros, tenían que volver al tajo: al taller,
a la fábrica o a la oficina.
No
sé qué votará mi pobre amigo ahora, puesto que la derecha ha demostrado que es
insaciable en su interminable asalto a las arcas públicas (y privadas). Un caso
tan cutre (y falto de clase) como el del tesorero Bárcenas y los sobres en
dinero negro que supuestamente repartía entre su caterva de adeptos, hace
sonrojar a cualquiera que piense que es posible un mínimo de decencia en
política.
Un
comentarista singularmente lúcido, Eduardo Haro Tecglen, escribía en sus
últimos años (falleció en 2005) que en las democracias occidentales modernas,
la disyuntiva política era elegir entre mafiosos o fascistas. Si se quería
referir a España, aún pecó de ingenuo.
En
la emisora más escuchada del país, la meliflua y gazmoña sor Angels Barceló
vierte cada anochecer una furibunda descalificación ética, sobre las evidencias
de las más variadas malversaciones, entre las corruptas huestes del partido
gobernante, jaleada por diversos tertulianos nacional/socialistas. Y uno,
perplejo, se pregunta si la periodista es tonta de baba (cosa poco probable) o
piensa que los tontos de baba son los oyentes. Me explico: ¿Qué legitimidad
tienen los socialistas, después de Roldán, Juan Guerra, el GAL, Filesa, los EREs
andaluces y un largo etcétera, para dar lecciones de moral? De los
nacionalistas, en este tema, mejor no hablar. La SER debería quizá saber que el
partido a quien sirve ha gobernado 7 de los últimos 8 años. ¿Pusieron en marcha
alguna medida de transparencia para dificultar a los estafadores su grata labor
de sustracción y apandamiento? ¿Hicieron listas públicas de contribuyentes? ¿Obligaron
a los políticos a declarar su patrimonio antes y después de su mandato? Nada de
esto. Se deben creer que, en Suecia y Holanda, los ciudadanos son ejemplares en
lo cívico y en lo moral (debido a la Educación para la Ciudadanía, o algo por
el estilo) y nadie parece captar que la lucha efectiva contra el mamoneo
residiría en unos sólidos mecanismos de control y transparencia ¿Qué nos queda?
Pues lo de siempre, el pataleo y ajo y agua.
http://www.worldaudit.org/corruption.htm
Mi
colega el Resentido dice que lo bueno que tiene la corrupción, en democracia,
es que quizá algún día podamos beneficiarnos de ella. Y como le falta un
tornillo, usa bases rítmicas que se baja de internet, para cantar este rap que
ha compuesto, con más ripios que mala sombra:
Corrupción
en el Gobierno,
también en
la Oposición,corrupción en la nación.
corrupción sin restricción.
Mil políticos funestos
que se guardan tus impuestos,
escasean los honestos,
los demás llenan los cestos.
Te recortan prestaciones
y se tocan los cojones,
tras ganar las elecciones:
busca tú las soluciones,
que ellos roban sin talento,
comisiones, ay que invento,
su cara es como el cemento.
Pues si no estás muy contento,
entra tú en algún partido,
de los que meten más ruido
y a todas horas reunido,
acabarás consumido,
pero no debes quejarte,
traga sin desanimarte
echándole rollo y arte
hasta conseguir tu parte.
Es lo bueno que esto tiene,
trinca la nena y el nene,
financiación ilegal,
tienes que hacerlo muy mal,
para acabar en el trullo,
si no eres un capullo
desviarás un buen pedazo
llenarás a tope el cazo
dándonos bien la paliza
¡y te lo llevas a Suiza!
¡Hay paraísos fiscales
que son inventos geniales!
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