Ayer
nos dimos a pasear por la sierra de Estadilla. Subimos a su punto más elevado,
el “pico” del Buñero, una redondeada loma que rebasa los 1100 metros de
altitud, vértice geodésico de 1ª categoría, lo cual quiere decir que, en un día
claro, las panorámicas lejanas deben de ser impresionantes. Tal no era el caso
de ayer. Entre nublados y brumas no alcanzaba a verse el inmediato Pirineo. De
todas formas, es una ascensión agradable y poco exigente, totalmente
recomendable para este tiempo.
Tiempo
que preludia la estación primaveral. Tuve ocasión de ver, cercanos a la ermita
de la Carrodilla, los primeros almendros en flor de la temporada. Fenómeno no
por repetido menos emocionante: todos los años trato de estar atento a este
anuncio de renovación de la naturaleza. Entre tantas cosas que cambian a mi
alrededor, no siempre para bien, este ciclo me da una señal de permanencia y de
confianza.
Estos
árboles de piel dura florecen en estas tierras ásperas y polvorientas, tras la
temporada de las nieblas, con vientos fuertes y fríos, pocas lluvias, y
aguardando calores veraniegos aplastantes. Quiero decir que tienen su mérito.
Además las flores son muy fotogénicas, dan buena imagen casi de cualquier
manera.
Año
tras año no me puedo resistir a fotografiarlas.
Vaya envidia de fotografías, tanto por su calidad y belleza, como por la disposición de tiempo y cercania para poderses acercar a ver el milagro anual del florecimiento de los almendros.
ResponderEliminarNo te pierdas el tema Pegasus del último disco del octogenario Wayne Shorter intitulado Without a net. Se puede oir en Spoty.
Luis desde las proximidades a la Sagrada Familia.