Según hace público un estudio del gabinete psicológico de la
Universidad “Fray Bartolomé de las Casas” de Tampa (Florida), un hombre varón
se enamora un promedio de 26’7 veces durante la etapa de su vida comprendida
entre los quince y los treinta años, la mayoría de estas efusiones
sentimentales y emocionales son infructuosas y estériles y no hacen sino socavar
su autoestima hasta convertirlo en un adulto emocionalmente maduro e inofensivo
para la sociedad...
Cuando era joven y escribía sonetos, fui rechazado innumerables
veces por innumerables muchachas. A todas ellas quiero dedicar hoy este sentido
poema, escrito en alguna velada de juvenil frustración, allá por los setenta
del pasado siglo, cuando fui rijoso como el burro de Sancho Panza. No sé por
qué pienso que algún posible lector masculino podrá sentirse más que
identificado, retratado, en la desazón del amor y el deseo físico no
correspondidos.
MUJER
TURBADORA, HOMBRE MÁS-TURBADO
que indiferente cruzas mi camino,
ajena al designio que determino
de hacer girar por tí la manivela;
mas puedo, en caprichoso duermevela
convocarte,
cual ladino Aladino,sin que veas lo enhiesta que la empino
soñando que tu labio me la fela.
Y aunque dudo que mi pasión trascienda,
degusta mi abyección y no te ofendas
de esta sed de tus formas seductoras,
medias noches, madrugadas y auroras.
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