Un
artista prácticamente desconocido en Occidente es el kazajo Gennady Artayev nacido
en 1937 en Kurchatov en la República Socialista Soviética de Kazajstán, su
padre fue Nikolai, amigo de juventud de Stalin y deportado por éste a la remota
república esteparia al descubrir que intentaba hacerle trampas al ajedrez. El
joven Gennady dio, a muy temprana edad, pruebas de unas impresionantes
aptitudes plásticas. En una ocasión, habiendo ido de excursión con los pioneros
rojos a Moscú, fue capaz, a su vuelta, de dibujar las cúpulas del Kremlin, con
tantísima precisión, que se hizo necesario corregir los errores de unas
fotografías que adornaban los centros oficiales de su ciudad natal. A los
quince años pretendió ingresar en la escuela de Artes de Karaganda, pero el
hecho de que su padre fuera un desafecto al régimen, que además había tenido el
atrevimiento de ganar el XVII Campeonato de Ajedrez de Kazajstán, se lo impidió
(además el padre fue desposeído del título, acusado de hacer trampas con los
caballos).
Entre
1950 y 1955 trabaja de chico de los recados en el Centro de Pruebas Nucleares
de Semipalatinsk, cercano a su ciudad natal, pero el 12 de agosto de 1953,
cuando se produjo un gran cráter con una fuerte contaminación radiactiva, que
imposibilitó seguir usando gran parte de la zona, nuestro joven artista,
deseando congraciarse con el régimen y creyendo abrazar la causa del Realismo
Socialista, pintó su obra “Oda a la Devastación Nuclear II”, que le ocasionó un
sinfín de problemas y la prohibición expresa de seguir pintando emanada de la
Secretaría General del Partido Comunista de Kazajstán. Además Artayev se estaba
quedando sordo debido al estruendo de las bombas atómicas que probaban en
Semipalatinsk y solicitó le fuera concedido un audífono, petición que no
prosperó en las instancias oficiales. Algunos dicen que estas desgraciadas
experiencias fueron el motivo de su adicción al vodka.
Oda A La Devastación Nuclear II |
A
partir de aquí, nuestro hombre comienza una obra ingente de pintor clandestino,
dificultada por la imposibilidad práctica de encontrar y adquirir lienzos y
pinturas. Desconectado por completo de las corrientes artísticas de la época, hallamos
su pintura seriamente influida por el expresionismo abstracto de artistas como
Jackson Pollock (como éste, se dedica al “action painting” y al alcoholismo) y
Mark Tobey (como éste, inventa una sutil y complicada caligrafía espiritual).
Es sorprendente cómo pudieron influir tanto en su pintura estos y otros
maestros a los que ni siquiera conoció jamás.
La Escritura Del Alma |
De
su época de “action painting” es “Huellas”, una obra magna realizada
impregnando los neumáticos de una vieja motocicleta de la Segunda Guerra Mundial
con pintura, y haciéndola derrapar sobre un lienzo de ocho metros cuadrados,
oculto en un cobertizo. Esta obra ha llegado hasta nosotros después de servir
de toldo protector a once cosechas de cereales
Huellas |
En
el techo de la habitación de matrimonio de la dacha de su amigo y protector
Ilya Kolbin, Artayev pintó entre 1962 y 1963 su fresco de cuatro por tres
metros titulado “Oleoducto”, probablemente su obra más conocida. Un visitante
californiano que accedió en 1975 a la casa donde se hallaba la pintura, la
fotografió, y tuvo ocasión de mostrarla a Mark Tobey quien, poco antes de su
muerte, declaró que se trataba de “La Capilla Sixtina Del Expresionismo
Abstracto”. A partir de aquí surge un cierto interés entre los expertos por las
obras de Artayev, pero éste ya no pinta. Ni siquiera se ha conservado “Oleoducto”
en su lugar original. La dacha a orillas del mar Caspio había sido derribada y
sustituida por apartamentos sociales para turistas moscovitas.
Oleoducto |
Artayev,
soltero, sin hijos y ya convertido en una ruina humana, sale de su país en
1988, decidido a instalarse en Estados Unidos, dejar el vodka, comprarse un
audífono y volver a pintar con la ayuda de algunos admiradores. No consigue
ninguno de sus objetivos. Vaga por Nueva York con los sin techo, conoce a su
compatriota Borat, y muere allí en 2008, en un portal de la calle Franklin,
apaleado por unos jovenzuelos que ni siquiera nos han legado su imagen grabando
la paliza con el teléfono móvil. No guardamos ninguna fotografía del genial
artista, aunque conservamos el testimonio de un admirador sevillano de Artayev,
de que tenía un aire a Felipe González.
En
2010, la universidad de Ohio hizo una exposición retrospectiva, consiguiendo
reunir nueve de las doce obras que se conservan, una de ellas un boceto de “Oleoducto”.
Tuvo un moderado éxito, pero, hoy por hoy, el interés por este singular artista
sigue creciendo entre los amantes de la pintura abstracta.
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